Samper, pres¨ªdente
LA SEGUNDA vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia no ha confirmado las previsiones. Lejos de ser un paso m¨¢s en el absentismo -tradicional en el pa¨ªs y estimulado esta vez por el Mundial de f¨²tbol-, el n¨²mero de votantes en la segunda vuelta ha alcanzado casi los 7,5 millones, o sea, la cifra m¨¢s alta en la historia. El domingo acudieron a las urnas 1,7 millones de colombianos m¨¢s que en la primera vuelta. Por otra parte, se ha producido un desempate claro entre los dos candidatos principales: el liberal Ernesto Samper resulta elegido presidente con una diferencia, no muy grande, pero indiscutible. El conservador Pastrana ha reconocido la victoria de su contrincante y ha llamado a la poblaci¨®n a poner por encima de todo los intereses del pa¨ªs. Lo m¨¢s notable de estas elecciones es sin duda el clima de paz relativa que ha reinado en ellas, sobre todo si se recuerda que las anteriores, en 1989, tuvieron lugar en medio de un ba?o de sangre, con una sucesi¨®n de atentados perpetrados por las bandas armadas de los narcotraficantes. El nuevo presidente conserva en su cuerpo varias balas, se?al de un atentado del que fue v¨ªctima en aquella etapa. Pero ser¨ªa demasiado optimista creer que el problema del narcotr¨¢fico est¨¢ resuelto. La explicaci¨®n estriba en que el clan de Cali ejerce hoy la hegemon¨ªa, y en que su t¨¢ctica incluye la negociaci¨®n con el Gobierno, a la cual ¨¦ste no se niega.
Por primera vez en las elecciones presidenciales colombianas se ha aplicado un sistema de dos vueltas, ideado para facilitar que puedan aparecer nuevas fuerzas pol¨ªticas, fuera de la tradicional confrontaci¨®n entre liberales y conservadores que ha sido la norma inmutable durante d¨¦cadas. De esta manera, es cierto que en la primera vuelta se presentaron 18 partidos, pero sin que ello afectase gran cosa a los resultados. El tercer partido m¨¢s votado en la primera vuelta s¨®lo obtuvo un 3,8% de sufragios, mientras los candidatos de las dos fuerzas tradicionales oscilaban entre el 45% y el 48%. Por ello, la segunda vuelta se circunscribi¨® a los adversarios de siempre. Todo indica que la aparici¨®n de nuevas fuerzas pol¨ªticas tras la reinserci¨®n de algunos grupos guerrilleros no ha podido romper la divisi¨®n cl¨¢sica entre liberales y conservadores, fuertemente incrustados en las familias y con una gran fuerza de reproducci¨®n. Al mismo tiempo, la mitad de la poblaci¨®n queda al margen de ese juego y se abstiene sistem¨¢ticamente. Por eso es l¨®gico que tanto el nuevo presidente como su antecesor, Gaviria, hayan destacado el retroceso de la abstenci¨®n en la segunda vuelta. Sin embargo, ese retroceso ha sido escaso, y reforzar la democracia en el futuro exigir¨¢ incorporar a nuevos sectores de la poblaci¨®n a la pol¨ªtica y a la actividad electoral.
Dentro de una similitud bastante marcada entre los programas de los dos candidatos, un punto positivo para el elegido, Samper, es su mayor preocupaci¨®n por los problemas de miseria que afectan a amplios sectores de la poblaci¨®n. Si bien va a heredar un pa¨ªs con ¨ªndices macroecon¨®micos positivos, gracias al plan de ajuste y liberalizaci¨®n del presidente Gaviria, el aumento del desempleo y el malestar creciente en las capas m¨¢s pobres son cuestiones angustiosas que reclaman soluciones de fondo. Ernesto Samper parece m¨¢s preparado para abordar estos problemas. Por otra parte, Gaviria se retira de sus cuatro a?os de presidencia con un balance b¨¢sicamente positivo y con un prestigio que le va a colocar en fecha breve al frente de la Organizaci¨®n de Estados Americanos. Por todo ello, la continuidad que significa la victoria de Samper tiene, en el caso presente, un signo netamente positivo.
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