Cuanto peor, mejor
La pol¨ªtica lleva a?os aprovech¨¢ndose del fen¨®meno de nuestro tiempo: la conversi¨®n de la v¨ªctima en h¨¦roe
El lunes se celebr¨® el homenaje anual a Pablo Iglesias Posse en el Cementerio Civil de Madrid. En ¨¦l particip¨® la Secretaria de Pol¨ªtica Econ¨®mica y Transformaci¨®n Digital del PSOE, Enma L¨®pez, que tuvo a bien cerrar su intervenci¨®n estableciendo un paralelismo entre lo que padecieron los primeros socialistas ¡ªla clandestinidad, el exilio, el asesinato¡ª con los ¡°tiempos bastante oscuros donde la democracia est¨¢ en riesgo¡± de los socialistas de ahora, ¡°asediados por querellas infundadas y bulos¡±.
No s¨¦ si conocen ustedes el meme del perro: se trata de una ilustraci¨®n con un perro fornido y orgulloso a un lado, y al otro un chucho apocado y lastimero. En la primera vi?eta suele colocarse un lugar com¨²n del pasado, relativo, por ejemplo, a la dureza de la vida cotidiana en el medievo: ¡°La cosecha ha sido buena y solo he perdido a uno de mis diez hijos por tuberculosis; ser¨¢ un buen invierno¡±. En la ilustraci¨®n del perro penoso, por el contrario, se coloca un padecimiento moderno, como ¡°las redes sociales me provocan ansiedad¡±. Tampoco s¨¦ si Enma L¨®pez est¨¢ al tanto de este meme, pero el caso es que lo hizo verbo, lo encarn¨® sin ¨¢pice de iron¨ªa en su discurso.
Al hilo de su intervenci¨®n, dec¨ªa en la Cope el fil¨®sofo y compa?ero de EL PA?S, Diego Garrocho, que se le ocurr¨ªan pocas maneras de respetar menos la memoria de los represaliados que comparar las fake news con el exilio. No s¨¦ si alg¨²n familiar de la se?orita L¨®pez muri¨® en ¨¦l, pero mi bisabuelo, que era comunista, s¨ª lo hizo. Comparar de alg¨²n modo sus padecimientos con los de cualquier militante o pol¨ªtico actual, m¨¢xime de los partidos del R¨¦gimen del 78, es insultante.
En su Cr¨ªtica de la v¨ªctima, Daniele Giglioli expone un fen¨®meno contempor¨¢neo llamativo: que el mundo se haya convertido en una competici¨®n de pla?ideras. En pocas p¨¢ginas explora la conversi¨®n de la v¨ªctima en el h¨¦roe de nuestro tiempo, algo de lo que la pol¨ªtica lleva a?os aprovech¨¢ndose, tanto de manera colectiva como individual.
Quiz¨¢ las dos figuras nacionales que m¨¢s descaradamente echen mano del fen¨®meno sean Pedro S¨¢nchez e Isabel D¨ªaz Ayuso. Son la n¨¦mesis el uno del otro, entre otras cosas, porque se necesitan como v¨ªctima y victimario. ?l se nos presenta desde hace a?os como un resistente que recorre Espa?a en coche contra todo y todos, como un ave f¨¦nix, un pobre marido enamorado, v¨ªctima de las circunstancias, de las traiciones de sus hombres de confianza, de la extrema derecha y los pseudomedios. V¨ªctima, en fin, de todo menos de sus malas decisiones.
Ella se piensa una dama de hierro en versi¨®n ca?¨ª, una mujer empoderada que le planta cara a Casado y a quien haga falta, que se fotograf¨ªa cual virgen prerrafaelita mientras en la Comunidad que gestiona se dejan morir a unos cuantos miles de ancianos, que no se achanta ante los intentos de destrucci¨®n y de persecuci¨®n medi¨¢tica, porque no es que tenga por novio a un defraudador confeso ¡ªmal que le pese el calificativo¡ª: es que los medios se empe?an en contarlo.
Ambos saben hacer del agravio virtud, y utilizan los excesos contra ellos ¡ªque los hay¡ª para alimentar su relato, no ya de v¨ªctimas, sino de m¨¢rtires que est¨¢n dispuestos a sacrificarse por nosotros contra un enemigo de paja, ya sea el fascismo o el comunismo, las noticias falsas o el lawfare. ¡°La v¨ªctima es irresponsable, no responde a nada, no tiene necesidad de justificarse: es el sue?o de cualquier tipo de poder¡±, explica Giglioli. O, como dec¨ªa Rajoy, para algunos, ¡°cuanto peor, mejor¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.