Al filo del tost¨®n
La corrida result¨® m¨¢s o menos lo que cab¨ªa esperar de ella, con esa ganader¨ªa comercial, y las opiniones acabaron dividi¨¦ndose: para unos la fiesta fue un tost¨®n, para otros un pesti?o. No en t¨¦rminos absolutos, desde luego, porque algo hubo -una cornada imprevista, detallitos, posturitas, perendengues, requilorios- de donde se deduce que para el tost¨®n absoluto y el pesti?o total le falt¨® un filo, podr¨ªa decirse tambi¨¦n un pelo, a la famosa Corrida de la Prensa.La afici¨®n estuvo muy respetuosa, no obstante. Llega a salir en la isidrada el torito peque?¨ªn y dulz¨®n que abri¨® plaza, y arde Troya. Cabe interpretarlo como un detalle de cortes¨ªa para los organizadores, un margen de con fianza, una comprensi¨®n, una ternura. A fin de cuentas, a los periodistas no nos va nada en el negocio taurino. La asociaci¨®n organiza la funci¨®n tradicional con su mayor ilusi¨®n y poniendo en la tarea sus m¨¢s preciadas prendas, y luego viene lo que viene: unas veces fastos, otras la cruda realidad con intermediaci¨®n de taurinos, que ya es sabido c¨®mo se las gastan. Gente funesta los taurinos (varios de ellos) que donde ponen el ojo cae la mosca.
Mixta / C
V¨¢zquez, J. V¨¢zquez, S¨¢nchezDos toros de La Cardenilla (dos devueltos por inv¨¢lidos), de poco trap¨ªo, flojos, manejables. Sobreros de Concha Navarro: 2?, sin trap¨ªo y 5? terciado, inv¨¢lidos. Curro V¨¢zquez: pinchazo bajo, otro hondo ca¨ªdo y dos descabellos (silencio); pinchazo y estocada corta ca¨ªda (silencio). Javier V¨¢zquez: media ladeada y rueda de peones (silencio); estocada perdiendo la muleta (ovaci¨®n y tambi¨¦n algunos pitos cuando sale al tercio). Dos novillos de La Cardenilla: uno chico manejable; otro con trap¨ªo, manso. Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez: estocada trasera y rueda de peones (silencio); estocada trasera perpendicular y tres descabellos (palmas). El. banderillero S¨¢nchez Valverde, sufri¨® cornada de pron¨®stico reservado. Asisti¨® el Rey, a quien los espadas brindaron sus primeros toros. Plaza de Las Ventas, 22 de junio. Corrida de la Prensa. Dos tercios de entrada.
Mosca le llamaron desde el tendido a alguno de los toros y no hab¨ªa tal. Siempre se exagera Las moscas, al menos, vuelan, y en cambio esos toros reptaban, ora con el hocico, ora con la panza. A lo mejor es que los abat¨ªan pulveriz¨¢ndolos insecticida. No quiere significar, sin embargo que fuera intoreables. Otros toros de la isidrada se cayeron a¨²n m¨¢s y las figuras de post¨ªn les aseaban el cuerpo aplic¨¢ndoles faenitas de alhel¨ª. De manera que los tres espadas apenas tienen justificaci¨®n por no torearlos como Dios manda y la Tauromaquia ense?a.
Detallitos, posturitas y perendengues no compon¨ªan toreo, aunque los dos matadores y el novillero del cartel recurrieron a fingirlo mediante la afectaci¨®n y la superficialidad. A?ejo sabor torero emanaban los lances a la ver¨®nica de Curro V¨¢zquez, pero los instrumentaba con alivio, y luego en el muleteo no lograba ligar los pases ni hacerse con el toro. Continuamente intercalaba la trincherilla, que es muletazo de seguro efecto entre la afici¨®n vente?a, y tampoco consegu¨ªa cuajarlo. Su maestr¨ªa qued¨® un poco en cuarentena tras la mediocre actuaci¨®n.
La primera faena de Javier V¨¢zquez no se tuvo en cuenta, por la inconsistencia borreguil del torucho sobrero que le sali¨®. La segunda despert¨®, por el contrario, fundadas expectativas de emoci¨®n est¨¦tica, pues este es diestro de escuela con arrestos suficientes para interpretar el toreo desde el gusto y la ortodoxia, el toro sac¨® cierta encastada nobleza y, adem¨¢s -qu¨¦ demonio!- estaba el p¨²blico deseando aplaudir lo bueno y lo verdadero. Mas apenas hab¨ªa el torero explayado sendas tandas de derechazos y naturales, cundi¨® la decepci¨®n: bull¨ªa mucho, se fajaba poco; toreaba fuera de cacho con escasa templanza, y as¨ª no se crea ninguna emoci¨®n est¨¦tica.
Las ilusiones de la afici¨®n acabaron de frustrase con Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, que no pudo con sus novillos. Empleando un amaneramiento que no hab¨ªa mostrado en anteriores comparecencias, fue incapaz de construir las faenas con mediano fundamento. Al sexto lo oblig¨® a humillar en una meritoria serie de naturales y, rematada de mala manera, cort¨® all¨ª mismo la faena. Quiz¨¢ le estremeci¨® aquella seria embestida que minutos antes hab¨ªa empitonado al pe¨®n S¨¢nchez Valverde al reunir un par de banderillas.
Fue el desgarr¨®n tr¨¢gico consustancial a la fiesta, el gran susto de la tarde, que provoc¨® en el tendido un griter¨ªo de angustia. Algunos se despertaron entonces sobresaltados, creyendo que se hab¨ªa declarado la guerra mundial. Angelicos m¨ªos, con lo felices que hab¨ªan dormido la Corrida de la Prensa.
Babelia
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