Juan Hormaechea se defiende a s¨ª mismo y se encara a su jefa de contrataci¨®n
Las declaraciones ante el tribunal de Bego?a Vivar, jefa de contrataci¨®n y compras de la Diputaci¨®n de Cantabria, exasperaron a Juan Hormaechea. Las revelaciones de la testigo sobre c¨®mo ejerce Su cargo el presidente procesado motivaron que, con la venia del juez Claudio Movilla, Hormaechea prescindiese el martes unos minutos de su abogado y, defendi¨¦ndose a s¨ª mismo, provocase un tenso debate con la declarante. Hormaechea y nueve consejeros de su primer Gobierno se sientan en el banquillo por prevaricaci¨®n y malversaci¨®n.
Vivar, funcionaria desde hace 14 a?os, hab¨ªa reconocido a preguntas de la fiscal, Pilar N¨¢jera, que era normal que al Consejo de Gobierno llegaran expedientes tramitados incompleta o irregularmente. Manifest¨® que en la primera legislatura tuvo que soportar incidencias "razonables". "A partir de diciembre de 1989 fue mucho peor. Entonces el consejero David Puebla [tambi¨¦n procesado] me remiti¨® una resoluci¨®n en la que propon¨ªa la contrataci¨®n directa de un estudio sobre la renta en Cantabria que iba a realizar un catedr¨¢tico de Madrid y por el que se fijaba un pago de seis millones. Le requer¨ª entonces la informaci¨®n que deb¨ªa adjuntar, pero Puebla no contest¨®. A los dos meses se me pidi¨® un informe. Advert¨ª que el expediente lo ten¨ªa paralizado esperando recibir del consejero la informaci¨®n requerida. Hormaechea me llam¨® al Consejo de Gobierno y, delante de los consejeros, rompi¨® y tir¨® al suelo el informe advirti¨¦ndome que no se me ocurriera paralizar la acci¨®n del Gobierno, a la vez que amenazaba con destituirme".
"El decid¨ªa todo"
Entre 1988 y 1989 Vivar fue obligada por Hormaechea a asistir a los Consejos de Gobierno. Record¨® al tribunal que nunca presenci¨® una votaci¨®n. "El presidente decid¨ªa todo. Aprobaba o rechazaba los expedientes sin que los consejeros pronunciaran palabra. Acostumbraba a llamar a sus despachos a los funcionarios, jefes de servicio y t¨¦cnicos, sin tener en cuenta ninguna v¨ªa jer¨¢rquica. Y es que con ¨¦l llegaron nuevos modos de entender la presidencia y la Diputaci¨®n. Llevaba personalmente todos los asuntos, los m¨¢s importantes y los que a ¨¦l le interesaban".Un d¨ªa, despu¨¦s de su procesamiento, la testigo fue llamada al despacho del presidente. "Me intent¨® presionar para que matizase un informe que hab¨ªa redactado y, al negarme, levant¨® acta. Por entonces iniciaba la estrategia de acusar a los funcionarios, insinuando que por nuestra mala fe ¨¦l ir¨ªa al banquillo".
El 6 de agosto de 1992, seg¨²n a?ade la testigo, el presidente dirigi¨® una carta a la jefa de contrataci¨®n, proponi¨¦ndole que "cesara en su relaci¨®n funcionarial, con independencia de sus derechos econ¨®micos, que en virtud de los acuerdos pertinentes le ser¨ªan garantizados hasta su jubilaci¨®n". Pero Vivar rechaz¨® las sugerencias del presidente.
Visiblemente excitado por las manifestaciones de la funcionaria, Hormaechea despleg¨® una bater¨ªa de preguntas, defendi¨¦ndose a s¨ª mismo. Como si recordara que las irregularidades y las chapuzas en la Diputaci¨®n se iniciaron con anteriores presidentes, un Hormaechea crispado pregunt¨® a la jefa de contrataci¨®n cu¨¢l hab¨ªa sido su actitud en 1986, cuando al presidente aliancista D¨ªaz de Entresotos invirti¨® 400 millones en comprar material, nunca utilizado, para poner en marcha un canal auton¨®mico de televisi¨®n sin proyecto de ley previo y a espaldas de la Administraci¨®n central.
El debate continu¨® muy ¨¢spero entre ambos, a tal punto que el juez Movilla record¨® al procesado que no se estaba acusando a la testigo. Hormaechea le hab¨ªa formulado esta pregunta, que el presidente del tribunal rechaz¨® rigurosamente: "?Es o no cierto que la inmensa mayor¨ªa de los funcionarios de la Diputaci¨®n [unos 3.000] han entrado por enchufe?".
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