"La intervenci¨®n francesa da?a la labor humanitaria", seg¨²n M¨¦dicos del Mundo

"La intervenci¨®n francesa da?a el trabajo de las organizaciones no gubernamentales [ONG] en Ruanda, y muy especialmente en Kigali", seg¨²n Camilo Tom¨¦, vicepresidente de M¨¦dicos del Mundo-Espa?a, que ayer regres¨® a Madrid desde la capital ruandesa. Tom¨¦ asegura que la llegada de las tropas francesas ha convertido la situaci¨®n en "mucho m¨¢s inestable", debido al malestar que causa en el Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR).

"El FPR, que controla m¨¢s de la mitad del pa¨ªs, teme que ahora con la entrada de los franceses no ganen una guerra que cre¨ªan ganada", afirma este m¨¦dico de 49 a?os a su llegada a Madrid. Tom¨¦ regres¨® ayer de Kigali, junto a ?ngeles Mart¨ªnez, encargada de la log¨ªstica de esta organizaci¨®n humanitaria. Ambos viajaron al pa¨ªs africano para evaluar la situaci¨®n y ofrecer la colaboraci¨®n de la secci¨®n espa?ola de M¨¦dicos del Mundo en la calificada como "dram¨¢tica situaci¨®n sanitaria" de Ruanda.Relatan que ha sido necesario evacuar a todos los cooperantes de habla francesa, aunque por petici¨®n expresa de la Unamir (Misi¨®n de Naciones Unidas para Ruanda) se han quedado en Kigali dos de M¨¦dicos Sin Fronteras-Francia. "Los hombres del FPR est¨¢n muy irascibles. Cambian de opini¨®n cada dos por tres y el nerviosismo es palpable", se?ala Angeles Mart¨ªnez.

Los cooperantes espa?oles entraron el s¨¢bado pasado en Ruanda a trav¨¦s de la ciudad fronteriza tanzana de Ngara. Todo el trayecto en coche hasta Kigali lo hicieron acompa?ados por cascos azules de la Unamir y un guerrillero del FPR.

"El viaje fue desolador. Todos los pueblos que encontramos estaban desiertos, hab¨ªan sido saquedados y devastados, s¨®lo quedaban las muestras de la estampida masiva de sus habitantes. La ¨²nica vida que se ve¨ªa eran grupos de desplazados, abandonados en mitad de ninguna parte, a la espera de que la Cruz Roja o las Naciones Unidas les llevaran algo de comer", indica Mart¨ªnez.

Tom¨¦ afirma que ten¨ªan pensado permanecer en Kigali un d¨ªa, pero fueron retenidos por el FPR. "En ning¨²n momento nos amenazaron, pero tampoco nos dieron ninguna explicaci¨®n de por qu¨¦ no pod¨ªamos salir", dice. "Incluso un d¨ªa, cuando est¨¢bamos a punto de cruzar la frontera con Uganda, nos hicieron volver. Al d¨ªa siguiente tuvimos que conformarnos con salir por donde hab¨ªamos entrado".

"La situaci¨®n es tan insegura y vol¨¢til", contin¨²a Mart¨ªnez, "que en uno de los controles del FPR, uno de los dos muchachos del FPR, de unos 15 a?os, que, metralleta en mano, nos acompa?aban en el viaje de vuelta, se enfrent¨® con otro guerrillero. Le arrancaron el Kal¨¢shnikov y nuestras horas parec¨ªan contadas, pero tras la discusi¨®n entre ellos se calm¨® el temporal".

Seg¨²n Tom¨¦, en Ruanda hay trabajo para cientos de m¨¦dicos: "La situaci¨®n sanitaria es catastr¨®fica. Hay miles de mutilados. Adultos y ni?os que han perdido una o dos extremidades a machetazos. Hu¨¦rfanos que apenas saben andar y deambulan sin tener a d¨®nde ir ni a qui¨¦n buscar. Los ni?os son el principal blanco de esta guerra, ya que son vistos como gente capaz de empu?ar un fusil dentro de cinco o seis a?os".