El t¨²nel de Chamber¨ª
Un pocero descubre un refugio de la guerra civil oculto bajo la plaza
Un t¨²nel de gran longitud, a unos 15 metros de profundidad y de 1,5 metros de anchura con 2,5 de altura, ha sido descubierto hace unos d¨ªas por un pocero madrile?o bajo la plaza de Chamber¨ª. Se trata de un refugio antia¨¦reo de la guerra civil, en perfecto estado, con b¨®vedas y salones enladrillados de cuidada construcci¨®n. Centenares de metros de galer¨ªas fueron horadados bajo la plaza, presumiblemente hace unos 57 a?os, para cobijar a multitud de personas y guarecerlas de los bombardeos contra el Madrid entonces sitiado.El hallazgo del refugio fue casual. Antonio Escribano, pocero madrile?o de 43 a?os, trabajaba en el desv¨ªo de un colector junto a las obras de un estacionamiento para residentes que se construye en la plaza de Chamber¨ª. Caminaba dispuesto a recoger unos hierros almacenados sobre el centro del solar levantado de la glorieta. All¨ª, oculto bajo una tapadera met¨¢lica, encontr¨® algo que no buscaba: cinco pelda?os se?alaban un camino trazado hacia el interior de la tierra.
Baj¨® por los pelda?os y lleg¨®. a un repecho a unos dos metros de profundidad. Arena mullida cubr¨ªa el suelo. Not¨® sobre el rostro la caricia de finas ra¨ªces de ¨¢rboles que pend¨ªan del techo. Subi¨® la mirada y con la ayuda de la luz que entraba por la trampilla vi¨® dibujada la b¨®veda de una galer¨ªa descendente de perfecta factura, con muros s¨®lidos de ladrillo. Palomillas herrumbrosas pend¨ªan de los muros y marcaban el trazado, siempre hacia abajo, de un circuito el¨¦ctrico con girones de cables oxidados que en su d¨ªa procuraron iluminaci¨®n al subterr¨¢neo.
Provisto de una linterna, Escribano vio a sus pies una escalera. Descendi¨® 17 pelda?os y fue a dar a un cruce de galer¨ªas. Tom¨® una de ellas, flanqueada por hornacinas peque?as, que conduc¨ªa hasta un sal¨®n abovedado.
PASA A LA P?GINA 6
Las galer¨ªas de Chamber¨ª eran uno de los refugios antia¨¦reos mejor construidos
VIENE DE LA P?GINA 1El t¨²nel prosegu¨ªa por alargados callejones y se ramificaba centenares de metros adelante bajo el suelo de Madrid. Nuevas escaleras descend¨ªan hasta una profundidad de 14,4 metros desde la rasante de la plaza. Lo m¨¢s curioso resultaba ser la magn¨ªfica construcci¨®n de las b¨®vedas, pulcramente selladas con argamasa en cada rinc¨®n de sus cuidados chaflanes, adem¨¢s de la lozan¨ªa que conservaban los ladrillos macizos empleados en su obra, de color anaranjado vivo, 25 cent¨ªmetros de longitud y dos agujeros, de los utilizados hace m¨¢s de medio siglo.
Sin buscarlo, Antonio Escribano hab¨ªa hallado uno de los refugios antia¨¦reos mejor construidos por los resistentes del Madrid cercado de 1937.
La obra fue proyectada, probablemente, por un arquitecto militar de apellido Aradilla, a la saz¨®n teniente coronel del Ej¨¦rcito republicano. Algunos vecinos aseguran que el t¨²nel ahora descubierto. formaba parte de otro contiguo, situado bajo el cercano convento de las Siervas de Mar¨ªa, que fue fundado en el siglo pasado por santa Mar¨ªa Soledad de Torres Acosta, fallecida en 1877. Hoy alberga una comunidad de religiosas enfermeras. El convento fue desalojado durante la guerra civil y destinado a servir de sede a un importante cuartel. Junto a ¨¦l, sobre el muro de la cercana Junta Municipal de Chamber¨ª, una placa recuerda que all¨ª naci¨® en 1867 el l¨ªder socialista Francisco Largo Caballero, "testimonio vivo de honestidad y entrega al servicio de todos los trabajadores".
Alba?iles selectos
Fueron precisamente alba?iles selectos los que construyeron en aquellos duros a?os el refugio reci¨¦n hallado bajo la plaza. Una vecina recuerda haber descendido al t¨²nel con su padre y haberse sentado de moritos en el suelo durante los interminables bombardeos sobre el Madrid cercado.
Otro vecino, que vivi¨® siempre en la calle de Gonzalo Fern¨¢ndez de C¨®rdoba, junto al mercado de Olavide, no olvida las recomendaciones de su padre: "Si el bombardeo es pesado, ve a las porter¨ªas de los edificios m¨¢s s¨®lidos o baja al refugio; si son obuses, de los que lanzan desde la Ciudad Universitaria, guar¨¦cete en las aceras que dan la espalda a la trayectoria de los proyectiles; los edificios te proteger¨¢n".
All¨ª abajo, a casi 15 metros de profundidad, un puchero de aluminio agujereado entonces reposa hoy su sue?o de lustros. Es el ¨²nico objeto que queda. Lo dem¨¢s es silencio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.