Espa?a y el racismo

Llevo una semana asistiendo al juicio del asesinato de Lucrecia P¨¦rez. Su muerte violenta me afect¨® mucho y quer¨ªa ver c¨®mo se hac¨ªa justicia.Al llegar a Espa?a, ya hace casi cuatro a?os, qued¨¦ impresionada con el racismo que encontr¨¦, y a¨²n m¨¢s con la negaci¨®n casi total de su existencia. Es decir, a mi parecer, los espa?oles s¨ª se preocupaban por el racismo, siempre que fuera el racismo en otros pa¨ªses. "Los espa?oles no somos racistas", dec¨ªan. Me recuerdo pensando que esta situaci¨®n no pod¨ªa quedar as¨ª, y que iba a estallar. Y luego, lo hizo, y fue Lucrecia la que lo pag¨® con su vida. M¨¢s tarde tuve la ocasi¨®n de compartir un piso con varias personas de la Rep¨²blica Dominicana. Pude ver de primera mano cu¨¢nto m¨¢s dif¨ªciles eran sus vidas en Madrid comparadas con la m¨ªa, Me llam¨® la atenci¨®n la gran injusticia de todo. ?ramos todos extranjeros, pero yo lo ten¨ªa m¨¢s f¨¢cil. ?Por qu¨¦? Porque yo no llevo mi etnicidad sobre mi piel (soy jud¨ªa, pero s¨ª soy blanca) y no provengo de un pa¨ªs pobre (soy norteamericana). Nadie tiene por qu¨¦ saber nada de m¨ª a primera vista. No pueden saber que soy jud¨ªa hasta que se lo diga, por lo cual los prejuicios tardan en llegar. Otros no tienen esta suerte, ya que al mirarles ya se sabe, y son juzgados siempre dentro del margen de su estereotipo.

Mi intenci¨®n no es criticar a Espa?a ni a los espa?oles. Hay mucho de Espa?a que me encanta. Pero por vez primera en mi vida he tenido miedo verdadero para desvelar que soy jud¨ªa, y despu¨¦s de cuatro a?os hay varias personas en mi entorno que siguen sin saberlo. Aqu¨ª he aprendido a guardar cosas as¨ª s¨®lo a aquellos con quienes tengo confianza. Qu¨¦ pena que Lucrecia no tuviera la suerte de poder hacer lo mismo. Qu¨¦ pena. que la hubiera necesitado.