Casados, unidos, registrados o revueltos
La anunciada regulaci¨®n de las parejas de hecho afecta a un 2% de los espa?oles, que conviven sin haber pasado ni por la Iglesia ni por el juzgado
La regulaci¨®n de las parejas de hecho, anunciada la pasada semana por la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, es esencial para reconocer la existencia real de otro tipo de convivencias que no pasan por el matrimonio. As¨ª opinan juristas y portavoces del movimiento gay. Alrededor del 2% de la poblaci¨®n espa?ola convive en pareja en Espa?a sin el asentimiento del juzgado o la vicar¨ªa, seg¨²n datos del censo de 1990. Pero el asunto no es sencillo y se presta a interpretaciones, dudas, defensas y cr¨ªticas varias.Algunos juristas advierten que una total equiparaci¨®n entre convivencia y matrimonio puede vaciar de sentido a este ¨²ltimo. De hecho, muchos han empezado a preguntarse qu¨¦ diferenciar¨¢ a los casados por lo civil de los registrados; y otras parejas temen que la discriminaci¨®n sea total si optan por no casarse ni registrarse. Los homosexuales temen que esa regulaci¨®n les convierta en parejas de segunda categor¨ªa y siguen reclamando su derecho al matrimonio.
Ana y Carlos no est¨¢n casados, pero se consideran a todos los efectos una familia: tienen un hijo de dos a?os y medio y un "proyecto de vida en com¨²n". "Que haya un papel o no, no cambia las cosa?, dice Ana. Sin embargo, ni a la hora de heredar los bienes de su pareja, ni de subrogar el alquiler de su vivienda o de acceder a una pensi¨®n de viudedad, por ejemplo, tienen ellos los mismos derechos que si existiera ese papel. Ambos, de 27 a?os, conviven desde hace tres y nunca pensaron en casarse. Ellos, como muchas otras parejas que no se han unido ante el altar o el juez, consideran esencial que la ley acabe con esta discriminaci¨®n.
El seguro m¨¦dico
"Cuando hemos buscado un piso para alquilar, a menudo nos han preguntado si est¨¢bamos casados. S¨®lo cuando decimos que tenemos un hijo, desaparecen todos los obst¨¢culos, como si ¨¦l fuera la garant¨ªa de nuestra estabilidad", explica, Ana. Para Carlos, "la ley, aparte de cu¨¢l sea mi compromiso, debe reconocer la validez de mi uni¨®n, porque mi familia y mi convivencia lo son tanto como la de un matrimonio".Ana no tiene derecho al seguro m¨¦dico del colegio de abogados del que disfruta Carlos y tampoco lo tendr¨ªa a una pensi¨®n si ¨¦ste falleciera o se separaran y no dispusiera de otros ingresos. Su convivencia no se reconoce tampoco a la hora de solicitar un permiso laboral por enfermedad de la pareja.
Este reconocimiento es vital en el caso de las parejas homosexuales, que suponen alrededor de un 50% de la poblaci¨®n homosexual, seg¨²n datos de un reciente estudio franc¨¦s. A Carlos Pati?o, de 45 a?os, le preocupa que no le dejen velar en la cabecera de la cama de un hospital a su compa?ero, Ram¨®n Linaza, de 37 a?os, seropositivo, si un d¨ªa llega a enfermar de sida. S¨®lo los familiares tienen derecho a ello. Ambos conviven desde hace 14 a?os. "?l es mi vida, pero legalmente es como si no existiera", comenta Carlos. "Hasta ahora, no hemos tenido problemas, aunque no se puede estar dependiendo de la buena voluntad de los profesionales".
La aparici¨®n del sida es precisamente uno de los factores que m¨¢s ha agudizado la incertidumbre de muchas parejas homosexuales estables, seg¨²n explica Jordi Petit. "La ley anunciada por el Gobierno es fundamental para solucionar problemas como la subrogaci¨®n de alquileres, la sucesi¨®n de bienes, el derecho a prestaciones de la Seguridad Social y la nacionalizaci¨®n de la pareja", explica. ?stos son los casos m¨¢s frecuentes en la asesor¨ªa jur¨ªdica de la coordinadora.
Sin embargo, para los homosexuales esta regulaci¨®n no basta. "Es un primer paso, pero nosotros queremos el derecho al matrimonio, como cualquier otra pareja", dice Ram¨®n Linaza. "Tememos que la ley se quede en una regulaci¨®n de parejas de segunda categor¨ªa", afirma Empar Pineda, que considera grave que no se contemple un reconocimiento espec¨ªfico del derecho a la patria potestad y a la adopci¨®n. "Es cierto que la ley permite que los solteros adopten ni?os, pero si el compa?ero que tiene un hijo fallece lo m¨¢s probable es que su tutela pase a los abuelos o al familiar m¨¢s cercano", explica.
"Me parece bien acabar con la discriminaci¨®n, pero creo razonable que exista cierta restricci¨®n en un tema como la adopci¨®n", opina Elisa Veiga, juez de familia. "Por m¨¢s registros que haya, siempre habr¨¢ gente que prefiera permanecer al margen. Lo fundamental es que los hijos sean todos iguales ante la ley y en este sentido no existen diferencias".
Para la abogada Consuelo Abril, la ley debe tambi¨¦n proteger el derecho a una pensi¨®n compensatoria, tampoco reconocido en la actualidad. "En muchos casos que yo he tenido", explica, "una convivencia de a?os que se rompe deja completamente desasistida a la mujer que ha dejado de trabajar como consecuencia de esa relaci¨®n y del cuidado de los hijos".
El matrimonio regula unos derechos, pero tambi¨¦n establece unas obligaciones (fidelidad, mutuo respeto y ayuda, vivir juntos, actuar en inter¨¦s de la familia) y algunos juristas se preguntan en qu¨¦ lugar quedan con una regulaci¨®n de este tipo. "Si la equiparaci¨®n entre matrimonio y convivencia es absoluta, uno tiene la impresi¨®n de que algo sobra", afirma el juez de familia Jes¨²s Gavil¨¢n. "La ley debe reconocer los derechos de la convivencia, pero siempre que no sean incompatibles con el matrimonio".
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