RAM?N DE ESPA?A El guionista cantante
El escritor ingl¨¦s Dennis Potter falleci¨® hace pocas semanas sin que la prensa espa?ola demostrara demasiado inter¨¦s al respecto. La cosa, por otra parte, tampoco es como para rasgarse las vestiduras. A fin de cuentas, ?quien conoc¨ªa a Potter er nuestro pa¨ªs? Siempre fue una minor¨ªa la que sigui¨® sus series de televisi¨®n (las cadenas auton¨®micas emitieron The singing detective y Lipstick on your collar), fue al cine a ver sus pel¨ªculas (Track 29, dirigida por Nicolas Roeg, o la demoledora Pennies from heaven, de Herbert Ross) o ley¨® sus novelas Oam¨¢s se le tradujo). Dennis Potter era una instituci¨®n en su pa¨ªs natal, pero fuera de ¨¦l no era m¨¢s que otro de esos guionistas cuyo nombre aparece en los t¨ªtulos de cr¨¦dito pero nadie memoriza. Como instituci¨®n brit¨¢nica, Potter pertenec¨ªa al modelo de intelectual respetado, pero temidosus legendarias malas pulgas y su inveterada costumbre de tratar a patadas a los escasos periodistas que se atrev¨ªan a entrevistarle eran bien conocidas por sus compatriotas. Potter no era precisamente el ¨²nico escritor con mala uva que ha producido Ingl¨¢terra. Tambi¨¦n Evelyn Waugh era un carcamal muy desagradable y eso no le impidi¨® escribir Retorno a Brideshead. Pero Waugh s¨®lo era un cascarrabias sin motivos aparentes para su mal humor, mientras que para nuestro hombre las causas del asco vital eran evidentes. Dennis Potter era un hombre enfermo que, para colmo, pas¨® sus ¨²ltimos a?os cuidando a su tambi¨¦n enferma esposa, que acab¨® falleciendo poco antes que ¨¦l.
Ten¨ªa el escritor un c¨¢ncer que cultivaba amorosamente consumiendo tres paquetes de cigarrillos al d¨ªa. Fumaba con las manos envueltas en guantes blancos, pero lo suyo no era un capricho est¨¦tico a lo Peter Cushing, sino la forma de ahorrar a los dem¨¢s unas extremidades corro¨ªdas por la soriasis. O sea, que Potter era un escritor canceroso que, encima, se iba despellejando poco a poco. Pero eso no le imped¨ªa escribir. Incluso le serv¨ªa para planear sus ficciones. ?No es Michael Gambon en The singing detective un caso extremo de so,riasis? Puede que la infancia y adolescencia del joven Dennis no fueran ninguna maavilla, pero se las apa?¨® para meter todos sus malos recuerdos en Lipstick on your collar. Si algo no cultiv¨® nunca Potter fue el optimismo. Su visi¨®n el mundo era horrible y desesranzada. Potter nunca acept¨® que a vida. fuera como es, y las diferenc¨ªas entre la s¨®rdida realidad y la dulce ficci¨®n constituyeron la base de toda su obra. Una obra dura y a menudo desagradable cuya banda sonora fue la m¨²sica popular norteamericana de los a?os veinte, treinta y cuarenta. Las canciones de Bing Crosby, Rudy Vallee y todo tipo de crooners suenan en casi todo lo que escribi¨® para el cine y la televisi¨®n. Pero es en Pennies from heaven donde encontraron su m¨¢s adecuada colocaci¨®n. Penniesfrom heaven fue primero una miniserie de la BBC que se convirti¨®, en 1981, en una pel¨ªcula. Esta pel¨ªcula es Potter en estado puro. Ambientada en el Chicago de lo.s a?os de la Depresi¨®n,, cuenta la historia de Artur Parker (esl¨¦ndido Steve Martin), un pobre infeliz que vende partituras y iene una esposa azmo?a al¨¦rgica al sexo (Jessica Harper) que le hace sonar con una gran aventura sentimental en un mundo que sea como el que aparece en las canciones que le gustan. Aventura que encuentra con una maestra de un poblacho de Illinois (Bernadete Peters), a la que embaraza e, ndirectamente, conduce a la prostituci¨®n (la pobre cae en manos de un Christopher Walken tan siniestro como de costumbre). Tras montar una tienda de discos ruinosa con el dinero de su mujer y fugarse con la maestra, le acaban acusando de un crimen que no ha cometido (quien lo ha perpetrado es un acordeonista medio lelo al que Arthur ha dado dinero y comida al principio del filme) y lo ahorcan. La estructura de Pennies from heaven es melodram¨¢tica; los actores, gracias al delirio mental del pobre Arthur, se ponen a cantar cada dos por tres, todo es de una sordidez que hace da?o... ?pero funciona y no puede dejar indiferente a cualquiera con dos gramos de sensibilidad!. Hay quien se ha cargado a Potter por su reiteraci¨®n de la negatividad, pero creo que esa acusaci¨®n es falsa. En Potter, rascando un poco, siempre hay una aspiraci¨®n de felicidad, lo que ya es mucho para alguien destrozado por las enfermedades. A pesar de eso, escribi¨® hasta sus ¨²ltimos d¨ªas, llegando a decir que s¨®lo confiaba en no palmar antes de terminar una serie que ten¨ªa entre manos: nunca la figura del escritor que trabaja contra el reloj ha sido tan literal.
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