Ofensiva de Clinton contra la derecha cristiana republicana
El presidente de EE UU trata de limpiar su imagen frente a los agresivos ataques de los telepredicadores
En un anticipo de lo que ser¨¢ la dura campa?a para las elecciones legislativas del pr¨®ximo mes de noviembre, el presidente norteamericano, Bill Clinton, ha decidido pasar a la ofensiva contra la derecha cristiana republicana y sus propagandistas de famosos programas de radio y televisi¨®n. La iniciativa tiene el doble objetivo de limpiar la imagen del presidente, seriamente influida por sus agresivos detractores, y desviar la atenci¨®n de los verdaderos errores de la gesti¨®n de Bill Clinton."No creo que haya habido una figura p¨²blica sometida a m¨¢s violentos ataques personales que yo en toda nuestra historia nioderna", dijo Clinton el pasado fin de semana en San Luis, en lo que la Casa Blanca ha calificado como el comienzo de una reacci¨®n para contrarrestar el efecto de las cr¨ªticas contra ¨¦l.
Tal vez Clinton exagere. Ronald Reagan tambi¨¦n fue blanco de una fuerte ola propagand¨ªstica desde la izquierda. Richard Nixon utiliz¨® durante mucho tiempo la estrategia de denunciar una conspiraci¨®n en su contra para intentar esconder el esc¨¢ndalo Watergate. Pero es cierto que la campa?a de desprestigio contra Bill Clinton, a quien uno de los m¨¢s conocidos comentaristas de la derecha religiosa, el reverendo Jerry Falwell, considera "el m¨¢s peligroso" de todos los presidentes norteamericanos de este siglo, ha llegado a extremos realmente llamativos.
El propio reverendo Jerry Falwell, que dirige un programa de televisi¨®n por cable, ha puesto a la venta por correo por 43 d¨®lares (unas 5.900 pesetas) un v¨ªdeocasette en el que se da cuenta pormenorizada de todas las controversias en torno a Clinton, desde su primer cigarrillo de marihuana hasta Paula Jones. La cinta, cuyos promotores dicen haber vendido por millares, incluye tambi¨¦n la acusaci¨®n de que Clinton mand¨® asesinar a un rival pol¨ªtico en Arkansas.
El tono de las cr¨ªticas contra el presidente es similar en otros programas radiof¨®nicos de amplio seguimiento, que caricaturizan a Clinton como un aliado de los homosexuales, un abortista y un cobarde que se neg¨® a ir a la guerra.
El m¨¢s famoso de todos esos programas, el que cada d¨ªa dirige durante tres horas Rush Limbaugh en cientos de emisoras en todo el pa¨ªs, se refiere a Hillary Clinton como "la nazi-feminista" y no tiene escr¨²pulos en asegurar que la primera dama es lesbiana. De los 850 programas radiof¨®nicos en este momento en el aire en Estados Unidos, se calcula que el 80% est¨¢n controlados por la derecha ultraconservadora de tendencia cristiana.
El poder de ese sector dentro del Partido Republicano norteamericano no ha dejado de crecer en los ¨²ltimos a?os. Junto al reverendo Pat Robertson, que sigue estando al frente de la m¨¢s poderosa organizaci¨®n de la derecha religiosa, otros grupos de ese sector han ganado posiciones en los ¨²ltimos meses, sin que la direcci¨®n del partido sepa muy bien c¨®mo conjugar la integraci¨®n de esos grupos con la necesidad de mantener un perfil electoral moderado.
La elecci¨®n de un ultraconservador cristiano como jefe del Partido Republicano en el importante Estado de Texas fue, el mes pasado, la se?al de alarma del crecimiento de ese sector. La designaci¨®n, hace tres semanas, de Oliver North, la controvertida figura del Ir¨¢n-Contra, como candidato republicano por Virginia con el apoyo de ese mismo grupo, ha confirmado su poder. En varios Estados m¨¢s podr¨ªa imponerse la tendencia m¨¢s radical de la derecha en los pr¨®ximos mes.
El l¨ªder de la minor¨ªa republicana en el Senado, Robert Dole, no era partidario de la elecci¨®n de North, pero tuvo finalmente que darle su apoyo para no ofrecer una imagen de divisi¨®n interna en el partido a seis meses de una importante cita electoral.
La Casa Blanca ha encontrado que el crecimiento de la derecha radical abre un flanco de vulnerabilidad en las filas republicanas, y se dispone a atacar ese flanco para compensar el aumento de votos que se vaticina para ese partido de cara a noviembre.
"Los republicas aceptan la derecha religiosa y sus t¨¢cticas; ese sector exige su lugar en la mesa, y eso es lo que el pueblo norteamericano m¨¢s teme", dijo la pasada semana en un discurso el presidente del comit¨¦ de la campa?a dem¨®crata para el Congreso, el representante por California Vic Fazio.
De esta manera tambi¨¦n, los dem¨®cratas, que incluso corren el riesgo de perder el control en las dos C¨¢maras, buscan alejar el debate electoral de la persona del presidente Bill Clinton, mientras que la Casa Blanca intenta concentrar la atenci¨®n p¨²blica en los logros de la gesti¨®n del presidente, no en su car¨¢cter. "La derecha quiere hablar de la vida del presidente. Nosotros queremos hablar de la vida de la gente", afirma Paul Begala, uno de los principales asesores presidenciales.
James Carville, el hombre que condujo la campa?a que llev¨® a Clinton a la Casa Blanca, destaca que el mismo d¨ªa en que todo el pa¨ªs hablaba de Paula Jones, la ex empleada del Gobierno de Arkansas que ha acusado al presidente de acoso sexual, el Congreso pasaba una hist¨®rica ley sobre control de armas.
Paula Jones, Jenniter Flower, el corte de pelo de Los ?ngeles, el caso Whitewater, los gays en el Ej¨¦rcito o la marihuana que no inhal¨® son, desde luego y gracias sobre todo a los muy seguidos comentaristas de la derecha religiosa, asuntos mucho m¨¢s conocidos que los tres millones de puestos de trabajos creados por la Administraci¨®n del presidente Bill Clinton en a?o y medio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.