Las puertas abiertas
La terquedad y el entendimiento por los pol¨ªticos franceses, de cualquier ideolog¨ªa, de la importancia del sector audiovisual ha permitido que la UE, aunque tarde y de manera no un¨¢nime, se d¨¦ por enterada de que el europeo -al contrario que el norteamericano: fuerte y unitario- es un mercado d¨¦bil y fragmentado por la diversidad de pa¨ªses, idiomas, sensibilidades y culturas que engloba. Y que, por consiguiente, hay que fortalecerlo y unificarlo ante una negociaci¨®n de las reglas del juego entre Estados Unidos y Europa.Conseguir desplazar del marco del GATT, mediante la imposici¨®n -sobre todo al cine, que abastece m¨¢s del 60% de las ficciones que devora la televisi¨®n, y este porcentaje crece- de la llamada excepci¨®n cultural, no es el happy end de la pugna europeo-americana, sino el comienzo de la verdadera batalla, que ya deja o¨ªr las primeras salvas en el lado de all¨¢ de la barricada. Ahora, en Bruselas, se ha intentado allanar el terreno para hacer convergentes los mecanismos de defensa del audiovisual europeo.
De esta conferencia han salido dibujadas l¨ªneas de resistencia frente al empuje norteamericano, que ya no se escuda en coartadas y proclama su din¨¢mica colonizadora: no s¨®lo dominar, como ya ocurre, la parte del le¨®n del mercado europeo, sino hacerlo enteramente suyo. De ah¨ª que las quejas de Hollywood contra el proteccionismo europeo, son maniobras de fogueo, pues nadie duda de que el ¨²nico proteccionismo real es el de Estados Unidos, frente al que las medidas resistenciales europeas son gestos casi t¨ªmidos.
No parece f¨¢cil llegar a un pleno entendimiento. Por una parte, Europa -s¨®lo Francia est¨¢ relativamente guarnecida- ha llegado tarde y dividida a una definici¨®n global de su mercado audiovisual, por lo que necesita ganar tiempo e intentar mantener la situaci¨®n actual para qu¨¦ el, paso de unos a?os permita reforzar y unificar su producci¨®n y sus redes de distribuci¨®n, crear v¨ªas de convergencia de sus mercados nacionales y, conseguido esto, negociar con EE UU desde posiciones m¨¢s s¨®lidas. Pero Hollywood tiene prisa en que se abra totalmente el mercado europeo, dejando cerrado el blindaje del suyo. Posturas inconciliables.
Fue Clint Eastwood quien hace unas semanas, en Cannes. habl¨® desde el equilibrio: "Me, resisto a creer que el cine europeo no tiene cabida en el mercado de mi pa¨ªs". Pero esto -"que no tiene cabida"- es lo que mantienen a machamartillo las majors californianas: "Los europeos demandan nuestro cine, mientras que los americanos no demandan cine europeo", dicen. Pero, y es Eastwood quien vuelve a la carga: "?Como van a demandar lo que no se les ofrece?". Los gremios, de Hollywood impiden de hecho -amparados en el silencio del derecho- que cualquier filme europeo entre en sus grandes circuitos de exhibici¨®n. Ni una pel¨ªcula europea logra escapar del gueto de las salas de arte., Ni una pel¨ªcula europea ha sido emitida en a?os por una cadena norteamericana continental.
De ah¨ª que el esfuerzo europeo deba orientarse hacia la apertura rec¨ªproca de ambos mercados. Si ¨¦l cine europeo tiene o no un lugar en Estados Unidos, que sean los estadounidenses, y no los dirigentes de su cine -hiperproteccionistas de su parcela, pero que presionan a quienes protegen una peque?a parte de la suya-, quienes lo decidan. Las puertas de Europa est¨¢n un 80% abiertas al cine de Estados Unidos, y es m¨¢s que razonable que los europeos quieran mantener cerrado el 20% restante, al menos mientras las puertas del mercado estadounidense sigan, como ahora, un 99% cerradas a cal y canto a todo lo extranjero.
Babelia
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