"Siento verq¨¹enza de este pa¨ªs"
Francisco Maturana llora la muerte de su jugador a la vez que teme por su vida
Antes que su voz al otro lado del tel¨¦fono se o¨ªa su gemido. Francisco Pacho Maturana perdi¨® su temple habitual, sus refinados modales, para dar rienda suelta a sus sentimientos. Lloraba amargamente la muerte de Andr¨¦s Escobar, uno de sus jugadores m¨¢s queridos. "Siento verg¨¹enza de este pa¨ªs. Se han llevado al mejor, al m¨¢s honesto, al m¨¢s ¨ªntegro de todos nosotros...".Era la madrugada en Medell¨ªn, la ciudad en la que vive Maturana y en la que muri¨® Andr¨¦s Escobar, cuando EL P?IS se puso en contacto con su domicilio. Acababa de recibir la llamada de Hern¨¢n Dar¨ªo G¨®mez, su ayudante en la selecci¨®n, que le comunic¨® la tr¨¢gica noticia. No daba cr¨¦dito a lo sucedido.
"Estaba con su novia, Pamela, cenando en un restaurante. Se iban a casar en breve. Eran felices... Ahora todo ha terminado para ellos", se lamentaba el t¨¦cnico. "Me han dado una pu?alada en el coraz¨®n".
Andr¨¦s Escobar, seg¨²n Maturana, se mostraba valiente a pesar de las amenazas que casi todos los integrantes de la selecci¨®n colombiana hab¨ªa recibido tras su eliminaci¨®n del Mundial de Estados Unidos. Muchos de ellos pensaron incluso que a lo mejor era conveniente no regresar y aceptar ofertas de otros pa¨ªses. Escobar ten¨ªa una propuesta de C¨¦sar Luis Menotti para jugar la pr¨®xima temporada en el Boca Juniors.
Quiz¨¢ por su aparente despreocupaci¨®n, Andr¨¦s se atrevi¨® a salir a cenar a un barrio de Medell¨ªn famoso por sus restaurantes. "Y es que aqu¨ª nos tratan como ba?didos", se queja Maturana. "Desde que volvimos hay una campa?a terrible contra nosotros. No se pueden hacer idea de lo que estamos pasando. Nadie se da cuenta de que est¨¢n jugando con la vida de un colectivo. El f¨²tbol est¨¢ hecho para dar felicidad, no muerte".
Maturana y su familia viven amenazados desde que cay¨® Colombia en el Mundial. Pero, en Estados Unidos, tanto ¨¦l como sus jugadores ya sufrieron incesantes presiones. "Amenazaron con matar a Gabriel G¨®mez [Barrab¨¢s G¨®mez], el hermano de Hern¨¢n Dar¨ªo, y acabar tambi¨¦n conmigo si lo alineaba. Lo m¨ªo era lo de menos, pero no pod¨ªa arriesgarme a poner en peligro la integridad de un jugador, as¨ª que tuve que cambiar mis planes. He vivido un interminable n¨²mero de coacciones durante el campeonato. ?Pero en qu¨¦ pa¨ªs vivo?", reflexiona el t¨¦cnico colombiano.
Nadie acierta a entender por qu¨¦ eligieron a Andr¨¦s Escobar. Maturana, tampoco: "Lo del autogol pudo influir, pero son cosas del f¨²tbol. Lo que s¨ª s¨¦ es que se han llevado al s¨ªmbolo de la selecci¨®n. Era el m¨¢s preparado, el mejor, nuestro l¨ªder".
Escobar se sent¨ªa en parte culpable de ese rechace que provoc¨® un gol en su propia porter¨ªa en el partido que perdieron contra Estados Unidos (2-1). Esta derrota y otra posterior contra Rumania acabaron con su trayectoria en el Mundial. Por eso, el defensa colombiano al finalizar el campeonato escribi¨® en el peri¨®dico de su pa¨ªs El Tiempo, en el que colaboraba: "Es una cuesti¨®n de honor reconocer que no tuvimos empuje necesario en los momentos dif¨ªciles que nos plante¨® el. juego".
Y, por si fuera poco, Escobar se fue en solitario a ver al presidente de la Federaci¨®n Colombiana de F¨²tbol, Juan Jos¨¦ Bellini, para pedirle perd¨®n por su involuntario error,
Pacho Maturana se refugiaba ayer en su hogar rodeado de su familia. Se mostraba desconcertado y temoroso sobre el futuro que le espera. Incluso se preguntaba si merec¨ªa la pena vivir en un mundo as¨ª.
?Cu¨¢ndo vendr¨¢ a Espa?a para hacerse cargo del Atl¨¦tico de Madrid?. "No s¨¦ si ir¨¦". ?Por qu¨¦ lo dice? "No s¨¦ si seguir¨¦ vivo".
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