El t¨ªtulo que so?¨® Lil¨ª ?lvarez
Conchita logr¨® lo que La Se?orita acarici¨® tres veces hace 66 a?os
Ganar en Wimbledon permanecer¨¢ siempre como un sueno para la legendaria Lil¨ª ?lvarez, conocida como La Se?orita. A sus 88 a?os, todav¨ªa recuerda muchos detalles de aquellas tres finales que disput¨® en Londres los a?os 1926, 1927 y 1928, aunque el camino del triunfo le qued¨® cerrado.Cuando Lil¨ª ?lvarez lleg¨® a Wimbledon en 1926 la orquesta de la Royal Military School of Music del Kneller Hall tocaba en la pista central. Aquel a?o, el duque de York, coronado m¨¢s tarde como George VI, compet¨ªa en la prueba de dobles. El tenis segu¨ªa siendo elitista.
En su ¨¦poca eran muy pocas las personas que se enteraron de lo que consigui¨®. Ni siquiera la presencia del rey Alfonso XIII en las semifinales de 1926 bast¨® para que los peri¨®dicos espa?oles le dedicaran espacios importantes. Apenas tres l¨ªneas. En 1927, La Vanguardia dio m¨¢s relevancia a una gira del Club Pompeya que a la final de Wimbledon. Y en 1928, cuando tenis se escrib¨ªa a¨²n con dos enes, se explay¨® algo m¨¢s para explicar que la espa?ola hab¨ªa jugado la final con un catarro y que aquello le hab¨ªa valido la simpat¨ªa del p¨²blico.
En el libro Wimbledon Compendium, que edita la organizaci¨®n, se explica que la finalista de aquellos tres a?os recibi¨® un premio valorado en cinco libras esterlinas. La ganadora percibi¨® 10 libras y adem¨¢s un brazalete de cinco guineas de valor. La pista central pod¨ªa albergar ya alrededor de 10.000 personas. "Los clubes hac¨ªan una fortuna a costa nuestra", explica Lil¨ª. El gran valor de sus tres finales es que cualquier aficionado encontrar¨¢ su nombre de tres veces consecutivas en la lista de las finalistas. Todo el mundo se ha olvidado de que ella gan¨® una carrera automovilista en el circuito de Catalu?a en 1924, de que en 1941 fue campeona de esqu¨ª y de que fue una gran patinadora sobre hielo.
A Conchita Mart¨ªnez va a ocurrirle algo similar. Aunque ella no lo quiera, su vida va a tener un antes y un despu¨¦s de la victoria en Wimlbedon. En 66 a?os, las cosas han cambiado mucho Conchita se ha convertido ya en una estrella de calibre mundial. Los diarios de todo el mundo le dedican espacios en sus portadas y m¨¢s de 100 millones de personas habr¨¢n visto su triunfo. Por su ¨¦xito cobrar¨¢ 56 millones de pesetas. Y como consecuencia de este triunfo mejorar¨¢n sus contratos publicitarios y ser¨¢ requerida para disputar m¨²ltiples exhibiciones.
A partir de ahora todo el mundo se referir¨¢ a ella como campeona de Wimbledon. Ya nadie recordar¨¢ que acaba de ganar dos veces consecutivas el t¨ªtulo de Roma o que cuando empezaba su carrera gan¨® el torneo de Tampa superando a Gabriela Sabatini. Wimbledon lo eclipsar¨¢ todo. Y su vida cambiar¨¢. Comenzar¨¢ a recibir cartas de admiradores desconocidos. Y puede que alg¨²n d¨ªa llegue a sentirse agobiada por los compromisos que se ver¨¢ obligada a adquirir. Deportivamente, se le exigir¨¢ mucho m¨¢s. No tendr¨¢ derecho a fallar. A cambio, tendr¨¢ la gloria de haber sido la primera espa?ola que ha ganado en Wimbledon.
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