"Sufr¨ª un ataque cuando cort¨¦ la primera mano"
Es tan conocida en Nueva Zelanda como en Espa?a. Esta "chica de hoy d¨ªa" se ha convertido en la musa del gore, el cine de terror y casquer¨ªa, gracias a Braindead (Tu madre se ha comido a mi perro), una delirante fantas¨ªa c¨®mico-terror¨ªfica del director Peter Jackson. La mordedura de un extra?o mono convierte a una madre dominante en un monstruo que devora perros y contagia su mal a vecinos y amigos. Un filme que ha alcanzado status de pel¨ªcula de culto entre los aficionados al g¨¦nero.Pregunta. ?C¨®mo lleg¨® al cine de los ant¨ªpodas?
Respuesta. La culpa es de Fernando Trueba y su pel¨ªcula El a?o de las luces, en la que yo trabajaba. Cuando Peter Jackson la vio, pens¨® que yo podr¨ªa ser la protagonista de su pel¨ªcula. Trueba y Andr¨¦s Vicente G¨®mez estaban entusiasmados ante la posibilidad de producirle un proyecto al autor de Mal gusto. Les hab¨ªa encantado. La hab¨ªan visto en el Festival de Cannes y pensaban que pod¨ªa repetirse otro ¨¦xito. Pero el proyecto se retras¨®, la coproducci¨®n fall¨® y Peter Jackson insisti¨® en que yo fuera su Paquita.
P. En la pel¨ªcula se deja bien claro que es espa?ola.
R. Claro. Por una parte, es l¨®gico: yo no hablaba un ingl¨¦s lo suficientemente bueno como para pasar por neozelandesa. Hice unos cursos de ingl¨¦s en Londres, pero a la hora de trabajar se nota mucho la importancia del idioma: nunca te puedes relajar, no puedes improvisar cuando, a lo mejor, es lo que te pide el cuerpo... Pero la verdad es que Peter Jackson necesitaba un personaje latino, alguien con ra¨ªces esot¨¦ricas que ayudara a reforzar la idea del destino. Es algo muy importante en el desarrollo de los acontecimientos. As¨ª naci¨® Paquita. (Y si quieres un secreto, te dir¨¦ que Paquita S¨¢nchez era el nombre de m¨ª abuela, y Fernando, el nombre del perro, es un homenaje a Trueba).
P. ?No es muy sangrienta?
R. Mucho no, much¨ªsimo. A veces, durante el rodaje, se me cruzaban los cables al ver tanta sangre, tantos miembros amputados y tanto cad¨¢ver. Pero me ense?aron a ver que la sangre era mermelada y que todo era un truco. En el fondo, se rata de una pel¨ªcula de amor entre un chico y su novia y entre el chico y su madre.
P. ?Pero no cree que tanta violencia pueda ser excesiva?
R. Pero se trata de un juego. Y el espectador lo sabe. Es como una monta?a rusa: si te gusta, sabes que lo pasas bien pas¨¢ndolo mal. A m¨ª, por ejemplo, me dio un ataque de histeria el d¨ªa que tuve que cortar un mano. Era la primera vez, y no pod¨ªamos repetir la toma porque s¨®lo hab¨ªa una mano en el departamento de efectos especiales. Cuando empec¨¦ a cortar, la sangre brotaba a chorros y a m¨ª casi me da algo. Pero en pantalla es distinto. Sabes que est¨¢ hecho para re¨ªr, para divertirse, no es esa violencia brutal de los telediarios o los reality-shows.
P. ?C¨®mo fue el trabajo en Nueva Zelanda?
R. El ¨²nico problema all¨ª son los terremotos; los hay cada dos por tres. En cuanto al ritmo de trabajo, era m¨¢s un cuesti¨®n de estilo del director que otra cosa. El trabajo con Jackson es agotador. S¨®lo puedes trabajar con ¨¦l si tienes fe en lo que te pide, y exige mucho. Eso s¨ª, con ¨¦l la c¨¢mara no para de rodar. El tiempo es muy caro como para permitirse esos lujos, y me encantaba verlo ordenando al operador: le gusta ver la c¨¢mara viva, moverla, incluso te la tira encima para obtener el efecto deseado.
P. ?Por qu¨¦ no existe un cine independiente de estas caracter¨ªsticas en Espa?a?
R. Aqu¨ª todos se quejan del dinero y de las subvenciones. ?sa no es la cuesti¨®n. El arte no se hace con dinero, sino a base de ingenio y de talento. Ser¨ªa bonito que la gente joven se atreviera a producir y dirigir pel¨ªculas con cuatro duros: si tienen algo que contar, funcior¨¢
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