Los dioses est¨¢n con ltalia
Nigeria aguant¨® su ventaja hasta el minuto 89 y cay¨® en la pr¨®rroga
Italia siempre se guarda una bala. Los dioses est¨¢n de su parte. Ning¨²n equipo encuentra mejor las f¨®rmulas convenientes para evitar los desastres. Si es a ¨²ltima hora, mejor. Es una cuesti¨®n teatral, oper¨ªstica, muy propia de un pa¨ªs que vive el f¨²tbol entre el delirio y la tragedia. Eso ocurri¨® en el partido m¨¢s dram¨¢tico del mundial. En el ¨²ltimo minuto, cuando la eliminaci¨®n de Italia parec¨ªa segura, Baggio consigui¨® redimirse de sus pecados. Enganch¨® un remate cruzado desde el borde del ¨¢rea y devolvi¨® la vida a su equipo. La historia est¨¢ con Italia. Eso significa que Espa?a tendr¨¢ que luchar el s¨¢bado contra dos enemigos: el f¨²tbol y el destino, que siempre concede sus favores a los italianos.Fue un partido al rev¨¦s. Niger¨ªa visti¨® de verde, pero le hubiera quedado mejor la camiseta azul. Llev¨® el encuentro a la manera italiana, con un gol afortunado y una renuncia total al juego. Amonton¨® defensas y se dispuso a aguantar el chaparr¨®n hasta el final. Herederos sin sa berlo de aquellos Burgnich, Ro satto y Gentile, los grandes santones del catenaccio. Italia tuvo que sufrir la ansiedad y la desesperaci¨®n que ha provocado durante decenios a sus adversarios. Parec¨ªa que la historia ten¨ªa una vuelta atrasada con los inventores de la especulaci¨®n y el ventajismo. Pero finalmente el destino estuvo con los italianos, como siempre. El partido de Nigeria fue un tanto decepcionante. Lleg¨® con mucho bombo, con fama de equipo intuitivo y excitante. Su retrato ante Italia fue m¨¢s Dlano: una selecci¨®n muy f¨ªsica, medio desorganizada, brusca, llena de jugadores r¨¢pidos y con un par de futbolistas imaginativos. Pero esta vez Nigeria dej¨® la imaginaci¨®n colgada de la percha. Fue un equipo asustado, que se benefici¨® de su ¨²nica llegada en la primera parte.
El calvario de Italia fue impresionante, tuvo el valor, el control, la organizaci¨®n y las oportunidades. Todo menos el gol. As¨ª durante 89 minutos. Luego lleg¨® Baggio, en el ¨²ltimo minuto, el gol, la victoria en la pr¨®rroga. La ¨®pera. Pero durante la parte gruesa del encuentro, Italia jug¨® sin atrevimiento, sin lucidez para batir a los defensas con habilidad y decisi¨®n. En este apartado Roberto Baggio volv¨ªa a protagonizar otra decepci¨®n. Hasta su determinante aparici¨®n en el ¨²ltimo minuto, Baggio hizo todo lo contrario de lo que se espera de una estrella. Jug¨® para ganar el partido. Se limit¨® a acompanar a su equipo en el via crucis. Sin embargo, Baggio contest¨® a esta lectura cr¨ªtica con los dos goles que le elevar¨¢n al santoral del f¨²tbol italiano.
Italia s¨®lo encontr¨® sus oportunidades en los saques de falta, s¨ªntoma de un funcionamiento defectuoso. Cada tiro libre gener¨® un peligro contra la porter¨ªa nigeriana. Dino Baggio lanz¨® uno de sus remates al poste y Maldini estuvo a punto de dejar la pelota en la red en dos ocasiones. Vino tambi¨¦n la multitud de jugadas discutibles en el ¨¢rea de Nigeria, todas ignoradas por el ¨¢rbitro. Y enmedio, la angustia del equipo de Sacchi lo presid¨ªa todo, hasta alcanzar la cima con la expulsi¨®n de Zola. Era una Italia sufriente, desesperada, enfrentada a un equipo que le devolv¨ªa la vieja moneda del f¨²tbol receloso.
Italia necesitaba algo m¨¢s que el beneficio de las faltas para ganar el partido. No lo encontr¨® hasta el minuto final. Fue al ataque con toda su alma, pero se qued¨® siempre en el ¨²ltimo pelda?o. No alcanz¨® el ¨¢rea, la borde¨®. Enfrente, un batall¨®n de camisetas verdes. Fue una defensa por amontonamiento. Hab¨ªa mucho miedo en las filas africanas: les pesaba el tama?o de la proeza y el nombre de su rival. Si recib¨ªa un gol, Nigeria perder¨ªa el partido. Estaba escrito. Durante una hora s¨®lo se sinti¨® acompa?ada por el resultado. Pero finalmente el encuentro, que parec¨ªa ir contra la historia, vir¨® a favor de la tradici¨®n. Por segunda vez en el Mundial, Italia encontr¨® la v¨ªa para ganar un partido con 10 jugadores. Eso debe significar algo. Quiz¨¢ los dioses han decidido acompa?ar a los italianos hasta el final.
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