No hay equ¨ªpos, grandes
Despu¨¦s de ver a Brasil, Alemania, Holanda, Argentina e Italia, hay que convenir en la necesidad de cambiar el t¨®pico que afirma que no hay rivales peque?os. En realidad lo que no hay es grandeza en los equipos hist¨®ricos. Ganan o pierden, pero en su juego prescinden de la cualidad que siempre distingui¨® a los mejores: categor¨ªa.Inspiraci¨®n. De todos modos les queda la actitud y la inspiraci¨®n de alguno de sus buenos jugadores. Roberto Baggio, que se hab¨ªa inhibido durante todo el partido, apareci¨® en el ¨²ltimo minuto para salvar a Italia del naufragio.Todo en contra. Italia tuvo casi todas las circunstancias puntuales en su contra. En primer lugar, un penalti a su favor que el ¨¢rbitro no pit¨®. La expulsi¨®n injusta de una de sus ¨²ltimas esperanzas, Zola, y la inhibici¨®n exasperante de Roberto Baggio, su mejor jugador. Sin embargo, el hecho determinante fue su mal juego.El orden de los factores. El f¨²tbol es un juego que primero hay que sentir, y despu¨¦s pensar. Si invertimos los t¨¦rminos, el producto es de muy baja calidad.Nigeria. Le lleg¨® la edad de la raz¨®n. Perdi¨® frescura e inspiraci¨®n. Quiere competir en seriedad con rivales m¨¢s experimentados y apela a las permanentes infracciones para afirmarse defensivamente.Con el bal¨®n. Lo tuvo Italia pero lo manej¨® mec¨¢nicamente. Daba la impresi¨®n de hacerlo por obligaci¨®n y no por gusto. Adem¨¢s la ausencia de Baggio le priv¨® del talento imprescindible para fabricar ocasiones de gol. Nigeria se encontr¨® con la loter¨ªa del gol, y renunci¨® a disfrutar del juego porque pens¨® que de esa manera aseguraba el resultado.Sin el bal¨®n. Correcto Italia en la presi¨®n y el achique. Nigeria amonton¨® a casi todos de tres cuartos de campo hacia su porter¨ªa y apel¨® a las faltas.H¨¦roes. Faltando un minuto para terminar el partido los italianos eran villanos. Terminaron como h¨¦roes. La distancia entre el fracaso y el ¨¦xito a veces es tan breve que ni vale la pena considerarla.
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