Administrar las pausas

En un seminario al que asist¨ª hace unos 25 a?os sobre El discurso pol¨ªtico recuerdo que se proyect¨® una entrevista de Harold Mc Millan, en la que relataba la experiencia de su primer discurso en la C¨¢mara de los Comunes y recordaba el consejo que le dio el antiguo premier Lloyd George, generalmente considerado como uno de los oradores parlamentarios m¨¢s brillantes de todo el siglo, casualmente presente ese d¨ªa en la C¨¢mara: "No olvide nunca que la parte m¨¢s importante de un discurso, si usted puede permit¨ªrselo, son las pausas".Las pausas son fundamentales en el discurso. No s¨®lo en el discurso pol¨ªtico, sino en cualquier tipo de discurso, como todo profesor sabe o deber¨ªa saber. Pero en el discurso pol¨ªtico m¨¢s que en ninguno. Es la pausa lo que permite a quien da el discurso acentuar lo que quiere transmitir y conseguir que la audiencia asimile lo que ¨¦l le quiere transmitir y de la forma en que ¨¦l lo quiere transmitir. El pol¨ªtico que domina la pausa es el que ejerce realmente el liderazgo sobre la audiencia. Por eso Fraga, a pesar de su indudable capacidad intelectual, ha sido siempre un p¨¦simo orador pol¨ªtico. Jam¨¢s ha sabido controlar el tiempo del discurso, jam¨¢s ha sabido hacer pausas.

Pero las pausas no son s¨®lo fundamentales en el discurso sino en la acci¨®n pol¨ªtica en general. Administrar el silencio y la palabra, el ensayo a puerta cerrada y la representaci¨®n p¨²blica es un elemento esencial en el juego de la pol¨ªtica.

Sin duda, Santos Juli¨¢ ten¨ªa raz¨®n cuando afirmaba el martes pasado en este mismo espacio que desde la Revoluci¨®n la pol¨ªtica es representaci¨®n p¨²blica, esto es, presentaci¨®n continuamente renovada ante el p¨²blico de la acci¨®n de Gobierno y que sobre la pol¨ªtica que no se puede representar en p¨²blico recae inmediatamente la sospecha de ser in-presentable.

Pero las pausas son importantes. No hay Gobierno que pueda gobernar sin dar la cara p¨²blicamente. Pero no es indiferente que la representaci¨®n tenga lugar en un momento o en otro. El ¨¦xito o el fracaso de la representaci¨®n puede depender de ello. La elecci¨®n del momento en determinadas circunstancias puede ser tan importante como el contenido de la representaci¨®n.

Parece claro que ahora mismo nos encontramos en esa situaci¨®n. El inter¨¦s del PP e IU es que la representaci¨®n se haga ya. El inter¨¦s del Gobierno y de sus aliados es distanciar la escenificaci¨®n del 12-J.

Como el PP no ha estado dispuesto a "representar" la moci¨®n de censura, el Gobierno y sus aliados han dispuesto de un cierto margen para elegir el momento de la representaci¨®n.

Pero ni el Gobierno ni CiU y PNV pueden olvidar dos cosas:

1. Que las pausas, como dec¨ªa Lloyd George, "hay que poder permit¨ªrselas" y que el Gobierno y sus aliados est¨¢n llegando al l¨ªmite en este terreno. El tiempo que les concede la sociedad espa?ola para iniciar la representaci¨®n est¨¢ pr¨¢cticamente agotado. Las vacaciones parlamentarias, y no m¨¢s, es el tiempo del que disponen.

2. Que tiene que haber representaci¨®n p¨²blica. La no escenificaci¨®n de la acci¨®n de Gobierno en las condiciones generadas tras los resultados del 12-J equivaldr¨ªa pura y simplemente a la "dimisi¨®n" del Gobierno de su tarea fundamental: la direcci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs.

De la misma manera que las pausas del discurso no pueden prolongarse m¨¢s de lo estrictamente necesario, tampoco la representaci¨®n p¨²blica de la acci¨®n del Gobierno puede posponerse injustificadamente sin que empiecen los pateos y silbidos.