Los de Zahariche se sab¨ªan el camino
Los toros de don Eduardo se sab¨ªan el camino. La miurada pas¨® de llevar bueyes-gu¨ªas por las calles de Pamplona, que para eso son ganader¨ªa de memoria legendaria, y decidi¨® correr en solitario. Los toros de Zahariche (Sevilla) realizaron un encierro rel¨¢mpago pero noble, sin meterse con nadie. Los toros se adelantaron a los mansos nada m¨¢s salir del corral de Santo Domingo y se abrieron paso, raudos y veloces, camino de los chiqueros. Los miuras mandaron en la calle, sobre todo por Estafeta, y se exhibieron al llegar a la plaza. El encierro se cubri¨® con tiempo r¨¦cord. Menos de dos minutos y medio tardaron en cubrir los 825 metros del recorrido.
Pese al p¨¢nico que provoca s¨®lo mentar el nombre de este m¨ªtico hierro sevillano, el peligro del encierro de ayer se advirti¨® ¨²nicamente por la impresionante estampa de los astados llegados desdeLora del R¨ªo. Los instan tes peores se vivieron ya en la plaza. Los cinco miuras que llegaron adelantados dieron una curiosa vuelta al ruedo, como hacen los corredores de fondo en los JJ 00 tras llegar a la meta. Sin acercarse a las tablas, donde cientos de mozos se apretaban presos del p¨¢nico sin poder saltar al callej¨®n, los toros de Zahariche esperaron la llegada de los mansos y de su sexto hermano de camada para dar por concluida su vuelta triunfal. Reunida la manada -el encierro se rompi¨® una vez m¨¢s por la m¨²ltiple ca¨ªda en la curva ciega de Estafeta, los miuras se fueron derechitos a los chiqueros sin esperar la actuaci¨®n de los dobladores.
Ritmo vertiginoso
Laminoso y Vizca¨ªno comandaron todo el encierro con rumbo fijo y ritmo vertiginoso. Las cornamentas de ambos miuras cubr¨ªan m¨¢s de un tercio de la anchura de la calle de la Estafeta, y en ella arrollaron a cuanto corredor se le puso por delante, eso s¨ª, con incre¨ªble nobleza y sin cornear a nadie.Aunque en Pamplona no hubo quien midiera ciertamente, con metro, la arboladura de Lamisoso (un colorao de 661 kilos), los especialistas le hab¨ªan otorgado entre 95 y 115 cent¨ªmetros de envergadura de pit¨®n a pit¨®n. El saldo de heridos fue de 9 contusionados. El m¨¢s grave, producto de la suelta de vaquillas en la plaza tras el encierro, fue ?lvaro Gastaminza Ostiza, de 25 a?os, corneado en un ojo por una res embolada, y que permanece ingresado en el hospital de Navarra con pron¨®stico grave.
El encierro del s¨¢bado, el m¨¢s multitudinario de cuantos se han celebrado hasta ahora, tuvo una nota especial: el cord¨®n policial que entampona a los mozos en la plaza Consistorial se form¨® con mayor anticipaci¨®n y se rompi¨® antes del tradicional c¨¢ntico -"a San Ferm¨ªn venimos..."- que los mozos dedican cada d¨ªa de encierro a su patr¨®n ante la hornacina de Santo Domingo. La masa apostada en la plaza del Ayuntamiento ech¨® a correr presa de los nervios 10 minutos antes de que el cohete de las ocho anunciara la salida de los toros. Y es que lo que sal¨ªa con nombre de Miura no era para menos.
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