La natalidad sigue bajando en Madrid
La pir¨¢mide se vuelve del rev¨¦s: la poblaci¨®n madrile?a tiene cada vez menos ni?os y m¨¢s ancianos. La natalidad en la regi¨®n lleva 15 a?os bajando. En 1975, cada mujer ten¨ªa en tomo a los tres hijos (2,9); ahora, la media es apenas superior a uno (1,3), pese a que se han duplicado los hijos de las parejas no casadas. La incertidumbre econ¨®mica, los problemas de vivienda y los cambios sociales provocan el recorte de las maternidades. El Gobierno regional, a cuyo frente est¨¢ el dem¨®grafo Joaqu¨ªn Leguina, no es partidario de poner en marcha medidas que incentiven la natalidad.
Mar¨ªa Garc¨ªa no entiende mucho de estad¨ªsticas, pero ve muy claro lo que pasa. Esta madrile?a de 74 a?os se cas¨® con 17 primaveras, en plena guerra civil, y tuvo siete embarazos. Una gesta que no se repiti¨® en las familias de sus tres hijos vivos. Uno le ha dado cuatro nietos; otro, tres, y el ¨²ltimo, una pareja. De los nueve nietos, tres se han casado, y s¨®lo dos tienen descendencia. Mar¨ªa tiene tres bisnietos. en total. Y lo entiende. "Los hijos hay que poderlos criar, y hay que tener los que se puedan soportar", sostiene. Y eso que ella, viuda desde muy joven, tuvo que sacar adelante a sus chicos con much¨ªsimas fregaduras: "Me pasaba el d¨ªa General Mola arriba y abajo, asistiendo en las casas".
"Sin un sueldo fijo, es una burrada tener hijos", sentencia esta mujer que, como se dice analfabeta, nunca imagin¨® que una opini¨®n suya coincidiera con los diagn¨®sticos de los dem¨®grafos. Para el presidente regional, Joaqu¨ªn Leguina, las malas expectativas de empleo determinan la "espectacular" ca¨ªda de la natalidad. Y basa su afirmaci¨®n en que en las encuestas hay un fuerte sector que dice desear m¨¢s hijos de los que realmente tiene.
El director del Instituto de Demograf¨ªa (del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas), Juan Antonio Fern¨¢ndez Cord¨®n, lo explica as¨ª: "Hay un fuerte deseo de maternidad no realizado por obst¨¢culos fundamentalmente econ¨®micos, entre los que figura la falta de espacio o de adecuaci¨®n de la vivienda. A ello se une la dificultad para compatibilizar hijos y trabajo fuera de casa que a menudo tienen las mujeres".
La parejita, como mucho
Al final se impone la parejita, como mucho. Y quien desmiente la estad¨ªstica sufre los efectos. "Cuando digo que tengo cuatro hijos me preguntan que si soy del Opus De?", se?ala Isabel, una universitaria de 36 a?os que logra hacer compatible el trabajo y la familia numerosa, aunque tenga que hacer n¨²meros para el fin de mes.
No es s¨®lo Madrid. El descenso de la natalidad es generalizado en toda Espa?a. "La poblaci¨®n envejece muy r¨¢pidamente y eso es un problema indudable a medio plazo", afirma Leguina. A pesar de todo, la Comunidad, con una media de natalidad similar a la nacional (1,3), ocupa un lugar discreto en la comparaci¨®n regional: el farolillo rojo es para el Pa¨ªs Vasco, donde las mujeres tocan a 0,9 ni?os. El primer lugar es para Murcia (1,7) y Andaluc¨ªa (1,6).
Son m¨¢s altos, pero m¨¢s escasos. Los ni?os madrile?os han ganado en estatura (miden cuatro cent¨ªmetros m¨¢s que en 1985), pero no en presencia. Por eso cada a?o el Ministerio de Educaci¨®n cierra aulas. (115 menos para el pr¨®ximo curso), aunque tiene que abrir otras nuevas en la periferia, que gana habitantes -sobre todo j¨®venes- a costa de la capital.
A Madrid le han llegado las vacas flacas despu¨¦s de muchas gordas: en este siglo, su poblaci¨®n se ha multiplicado por m¨¢s de seis, mientras la espa?ola s¨®lo se duplic¨®. El mayor auge lleg¨® de la mano del desarrollo econ¨®mico, entre 1950 y 1975. La Comunidad sigue creciendo moderadamente (cinco millones de habitantes) y Madrid capital bordea los tres millones (200.000 menos que en 1985).
El descenso de la fecundidad obedece tanto a la disminuci¨®n de la cifra de matrimonios como al menor n¨²mero de hijos que tienen las parejas. Adem¨¢s, s¨¦ retrasa la edad en la que las mujeres contraen. matrimonio: se incrementan los desposorios por encima de los 25 a?os.
Por otra parte, ha aumentado notablemente el n¨²mero de ni?os nacidos fuera de una pareja con el v¨ªnculo legalizado. En 1981 eran el 5,2%, y diez a?os despu¨¦s, el 11 %.
Las familias van cambiando. Aumentan los hogares unipersonales y aquellos con una sola cabeza, as¨ª como las familias reconstituidas, formadas por miembros de una- o dos familias rotas por divorcio.
Subsidios, no
La situaci¨®n de la natalidad es preocupante, seg¨²n Fern¨¢ndez Cord¨®n. Por eso es un "ac¨¦rrimo defensor" de que los poderes p¨²blicos incentiven la natalidad con medidas como exenciones fiscales a los progenitores. Cree que as¨ª se evitar¨ªa el riesgo del crecimiento cero, a¨²n lejano gracias al baby boom de los a?os sesenta.
En cambio, Leguina no es partidario de poner en marcha medidas natalistas, tal como le lleg¨® a pedir el Partido Popular. Adem¨¢s de no tener dinero para ellas, cree que nadie tiene un hijo porque le den un subsidio.
En el Gobierno regional tambi¨¦n hay quien recuerda que esas medidas son competencia del Estado. "La inmigraci¨®n, si se integra, puede ser una soluci¨®n para reequilibrar la demograf¨ªa", apunta el presidente de la Comunidad.
Fern¨¢ndez Cord¨®n encuentra la panacea en los hombres. "Si ellos se hacen m¨¢s corresponsables, habr¨¢ m¨¢s ni?os". "La baja natalidad es un s¨ªntoma de que algo no funciona en la sociedad: no hemos hecho el ajuste necesario de la incorporaci¨®n de la mujer a la vida social y laboral", sostiene.
Sobran pupitres, sobre todo en el centro de Madrid, pero faltan residencias de ancianos. "Tenemos un atasco importante", reconoce la consejera de Integraci¨®n Social, Elena V¨¢zquez. En 1971, ocho de cada 100 madrile?os ten¨ªan m¨¢s de 65 a?os. ' Veinte a?os despu¨¦s, el porcentaje era del 11,9. Y para el a?o 2006 se espera que 840.000 madrile?os hayan superado esa edad.
V¨¢zquez pretende lograr, con la ayuda de la iniciativa privada, la construcci¨®n de tres residencias cada a?o (3.600 plazas) hasta el 2001. Ahora hay 15.000 plazas, de las que un poco m¨¢s de la mitad (8.000) son privadas.
Nacen menos madrile?os, pero viven m¨¢s. La esperanza de vida al nacer creci¨® en m¨¢s de un a?o durante la d¨¦cada pasada: ahora es de 73,9 a?os para los varones y de 81,4 para las mujeres. De Madrid al cielo, tardando un poco m¨¢s... y con la pensi¨®n en vilo.
Ciudad: viejos y ricos
"La demograf¨ªa se mueve al ritmo del ciclo econ¨®mico, y nosotros lo notamos en la demanda de pr¨¦stamos para viviendas", afirma el presidente del Banco Hipotecario, Julio Rodr¨ªguez. "Sin empleo no se forma un hogar ni se tienen hijos", a?ade. Y tampoco se paga un piso. Los expertos coinciden en se?alar que el mercado inmobiliario es uno de los reguladores de los movimientos de poblaci¨®n.Desde su atalaya, Rodr¨ªguez observa que una casa de 75 metros cuadrados en la regi¨®n cuesta en torno a los 15 millones de pesetas, cuatro m¨¢s que la media espa?ola.
La carest¨ªa hace que las familias con un solo ingreso tengan que dedicar entre el 55% y el 60% del sueldo a pagar el piso, mientras que en el resto de Espa?a los ciudadanos destinan la mitad de su salario.
Los precios en la capital son un 50% superiores a los de la media de las capitales de provincia. "No descarto que tuviera raz¨®n Juan Barranco cuando afirm¨® que la ciudad se convierte en un lugar para viejos y para ricos", dice Rodr¨ªguez. Los pisos son cada vez m¨¢s caros... y m¨¢s peque?os. "Esto tambi¨¦n juega en contra de la demograf¨ªa".
Los altos costes tambi¨¦n provocan movimientos de poblaci¨®n hacia la periferia. Desde finales de los a?os setenta, Madrid, que ya ha bajado el list¨®n de los tres millones de almas, cede habitantes a los municipios pr¨®ximos. El cintur¨®n ha multiplicado por m¨¢s de 10 su poblaci¨®n. En esa d¨¦cada, las zonas sur y este son las que ganaron m¨¢s habitantes, en general de bajo nivel econ¨®mico. En los' a?os ochenta, el auge fue para el norte y el oeste, zonas residenciales.
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