Grave cogida de Jorge Manrique
Las sombras y las luces de la fiesta se manifestaron en la corrida vente?a de ayer, donde el quinto bicorne envi¨® al hule a Jorge Manrique con una cornada grave y Frascuelo albore¨® sus cl¨¢sicos efluvios de torero antiguo, como escapado de una postal sepia del Coss¨ªo, esa joya b¨ªblica de la tauromaquia. Al inter¨¦s de la tarde contribuy¨® la encastada, y, por tanto, problem¨¢tica corrida de Hern¨¢ndez Pla, puro santacoloma, que volv¨ªa a Madrid despu¨¦s de dos a?os.Los juguetones hados del destino echaron sus tarots torcidos para Manrique, quien sustituy¨® a ¨²ltima hora al anunciado Celso Ortega, tras lesionarse ¨¦ste en un tentadero. Y cuando el sustituto ensayaba el ojediano y jesuliniano toreo de par¨®n y muleta retrasada, mejor¨¢ndolo con desmayado sentimiento, lleg¨® la cogida. El coletudo, que no se acopl¨® con su primer enemigo, debi¨® pensar que estaba en esas ferias donde prodiga su numerito el de Ubrique con el minitoro desmodhad¨ªsimo. Lo pag¨® con sangre.
Hern¨¢ndez / Frascuelo, Manrique, Mart¨ªn
Cinco toros de Hern¨¢ndez Pla (uno fue rechazado en el reconocimiento), bien presentados excepto 2?, chico, encastados, nobles y de juego desigual. 5? de Couto de Fornhilos, justo de trap¨ªo, manejable.Frascuelo: pinchazo, estocada haciendo guardia y descabello (ovaci¨®n); estocada pescuecera al encuentro (palmas); dos pinchazos y estocada perpendicular (silencio). Jorge Manrique: estocada (palinas); cogido por el quinto. Pepe Luis Mart¨ªn: dos pinchazos sin soltar y bajonazo (silencio); pinchazo sin soltar y media desprendida (ovaci¨®n). Enfermer¨ªa: Jorge Manrique fue asistido de una cornada en la pierna derecha de pron¨®stico grave. Plaza de Las Ventas, 10 de julio. Un cuarto de entrada.
Hambre de triunfo
Frascuelo reaparec¨ªa tras su grave percance en San Isidro y actu¨® con su rodilla derecha vendada e infiltrada. Peque?as minucias cuando se est¨¢ adornado de bizarra entrega y hambre novilleril de triunfo. As¨ª dio nuevamente jarana a sus partidarios, que en Madrid son legi¨®n, sobre la base del toreo de verdad, el que quebranta por su sometimiento a la embestida encastada, caso de su primero, o al zambombo paradote, catadura del cuarto. La distancia, temple, ligaz¨®n, teor¨ªa completa de bellos ayudados y arte a raudales las engorrin¨® al precipitarse con los aceros debido a esas ansias de triunfo.Antes ya hab¨ªa ribeteado bellos, aleteos con el percal, sobre todo con sus prodigiosas, barrocas y belmontinas medias, y veterana sabidur¨ªa como director de lidia, destacando un quite en el sexto al picador Jos¨¦ Gardel.
El que no se par¨® nada fue Mart¨ªn, dubitativo y bailongo con el tercero, que le desbord¨®. En el sexto aplic¨® toreo posmoderno: entre muchas carreritas apunt¨® algunos arabescos sueltos de est¨¦tica factura. En ¨¦ste se desmonter¨® su subalterno Rafael Herrero, magn¨ªfico en banderillas, y Antonio Gonz¨¢lez, atento y colocad¨ªsimo en arriesgados quites al anterior.
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