"Prefiero la guerra civil"
"Prefiero la guerra civil", asegura un vecino de Jijel en la terraza de un bar de esta ciudad, sometida desde hace casi 30 a?os a una ley seca impuesta por el gobernador de la provincia en la ¨¦poca del presidente Ahmed Ben Bella, quien dio atribuciones a los entes locales para decidir sobre la venta de alcohol en su territorio. Sin embargo, la cerveza y el vino se venden clandestinamente en cualquier lugar.El discurso de este hombre, ratificado por la mayor¨ªa de sus compa?eros, apunta a que la provincia de Jijel vot¨® masivamente al Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n en las pasadas elecciones legislativas por ignorancia y, sobre todo, como castigo al aparato del Frente de Liberaci¨®n Nacional, el antiguo partido ¨²nico, pero que ahora, que se sienten amenazados por el miedo y los actos de violencia, "se muerden los pu?os".
"Nos da la sensaci¨®n de que no existe una firme voluntad para acabar con el terrorismo, por eso preferimos una guerra civil. Pedimos el exterminio total y la lucha abierta, como la que sucedi¨® en Espa?a, gracias a Franco, que permiti¨® salvar la naci¨®n y reactivar su econom¨ªa. Poco importan los muertos si con esto salvamos Argelia", afirman con rotundidad y con fanatismo estos vecinos de la antigua plaza fenicia, en su mayor¨ªa comerciantes de profesi¨®n, que se sienten inquietos por lo que pueda suceder en los suburbios de Village Musa o El Akabi, situados al norte, de la ciudad.
Pero lo m¨¢s preocupante para ellos es lo que sucede en las afueras de Jijel, convertido claramente en una zona de refugio, donde acuden los integristas armados de todo el pa¨ªs para descansar y tomarse una tregua. Los rumores son constantes y en los ¨²ltimos d¨ªas se asegura que un cuartel, de la regi¨®n ha sido atacado con lanzacohetes por las fuerzas integristas.
El presunto resultado de esa acci¨®n armada son las 120 bajas producidas entre los soldados del acuartelamiento. Nadie puede confirmar tal rumor. Es, sin duda, un episodio m¨¢s de una guerra de propaganda que favorece a las dos partes ya que alimenta a la vez el miedo, la desesperanza y la represi¨®n.
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