M¨ªsticos
Para triunfar en los negocios primero hay que poner la mente en blanco. El budismo ha sido in corporado a la tecnolog¨ªa punta y los capitanes de empresa m¨¢s din¨¢micos que marc¨¢n los cambios de ¨¦poca tienen hoy en su agenda un espacio reservado cada d¨ªa para la meditaci¨®n trascendental. No se trata de una secuela de aquella moda californiana que nos oblig¨® a viajar al T¨ªbet en los a?os setenta para atrapar la espiritualidad por el rabo ni de una nueva forma de alcanzar el ¨¦xito a trav¨¦s del zumo de zanahoria. Se. trata de utilizar la parte m¨¢s pura del alma como un factor de producci¨®n. ?ste es el ¨²ltimo descubr¨ªmiento de la econom¨ªa: nada grande se puede hacer en arte sin una intensa vida interior, y lo mismo un gran negocio cuando es una verdadera creaci¨®n resulta imposible si no se apoya en el punto zen de la mente para desarrollarse. As¨ª son los nuevos empresarios m¨ªsticos. En su mesa de despacho no hay un solo papel ni un tel¨¦fono ni un ordenador. Nada. A su alrededor s¨®lo existe el vac¨ªo, y dentro de ese espacio espiritual ellos se dedican a imaginar la econom¨ªa, pero despu¨¦s de una profunda meditaci¨®n acostumbran a dar zarpazos de tigre. La moda empresarial ya no la dictan esos ejecutivos y financieros superactivos, hijos de Harvard, incapaces de estarse quietos, siempre excitados por el mundo exterior, donde bracean como en una ci¨¦naga, y que al salir de la oficina, para que la soledad de las paredes de casa no les devore, se llenan de alcohol, ponen un v¨ªdeo porno, realizan 20 llamadas, leen m¨¢s informes, hacen bicicleta est¨¢tica, matan marranos los fines de semana, sufren la terrible sed de poseer aparatos nuevos y la sacian en los grandes almacenes. En cambio, los nuevos empresarios zen suenan que en el futuro la econom¨ªa ser¨¢ una de las bellas artes y ahora ya est¨¢n inmersos en una especie de m¨ªstica, y ¨¦sta en ellos no se distingue de su pasi¨®n por los negocios redondos. A estos empresarios occidentales s¨®lo les falta vestir la bata de color azafr¨¢n. Por dentro ya son budistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.