Una carrera en la que hay que cuidarse
Los corredores perdieron ayer unos siete litros de agua por el sudor, a litro por hora de carrera, m¨¢s o menos. Es una barbaridad si no se recuperan, pero para eso est¨¢n los m¨¦dicos, que todos los equipos los tienen. El ciclista no bebe s¨®lo agua, rara vez lo hace, pues los bidones esconden unos preparados con todos los minerales que se pierden con el esfuerzo. ?Entonces, por qu¨¦ el agotamiento que ha conducido a tantos abandonos? Todo indica que son debidos a la imprudencia y a la ambici¨®n.El Tour es una carrera de fondo, en la que se pagan los derroches. Boardman fue un cohete en las primeras etapas y ya no est¨¢, Chiappucci disputaba hasta los puertos de cuarta categor¨ªa y acab¨® vomitando en una cuneta, Rominger hizo m¨¢s r¨¢pidos que Indur¨¢in los ¨²ltimos 10 kil¨®metros de la contrarreloj y a partir de ah¨ª comenzaron sus problemas, Durand gan¨® una etapa escapado y d¨ªas despu¨¦s se retiraba. La epidemia que diezma el Tour es de fatiga.
"Se est¨¢n pagando los excesos", comenta Eusebio Unzue, director del Banesto. "Los corredores han sido generosos en la entrega, sobre una prueba que est¨¢ resultando dur¨ªsima, con etapas casi siempre por encima de los 200 kil¨®metros. Encima est¨¢ haciendo mucho calor, m¨¢s que otros a?os". Hay, sin embargo, dos equipos, precisamente los que se est¨¢n empleando con mayor entrega (Banesto y Festina) a tenor de la clasificaci¨®n, que no sufren las consecuencias del esfuerzo.
La ingesti¨®n de bebidas fr¨ªas y gaseosas est¨¢n contraindicadas para los ciclistas, seg¨²n acaban la etapa.
Tambi¨¦n el aire acondicionado es un tradicional enemigo para el corredor, al que ¨¦ste, a veces, desprecia. Los m¨¦dicos de los equipos ya tienen la precauci¨®n de pedir habitaciones sin aire acondicionado, pero hay corredores que se las ingenian para dormir frescos. Zamana, el polaco del Kelme, el pasado s¨¢bado, cuando en Albi se registr¨® la m¨ªnima nocturna, 31 grados, m¨¢s alta del siglo, puso el colch¨®n en el suelo, frente al minibar, vaci¨® la nevera de bebidas y meti¨® los pies dentro. As¨ª pudo dormir cuatro horas.
Indur¨¢in no tiene tales descuidos, es m¨¢s, procura abrigarse bien despu¨¦s de cada etapa, cuando su sudoraci¨®n le empapa hasta los pies. Rominger, por supuesto que tambi¨¦n cuidaba estos detalles. El suyo fue otro problema que ahora ha trascendido. Sus pulsaciones iban cuando rodaba en el pelot¨®n a 170 por minuto, en lugar de 140/150. Adem¨¢s, en la etapa de Luz Ardiden estuvo pedaleando durante dos horas por encima de su umbral anaer¨®bico, cuando en todo el Tour del a?o pasado no lo hizo m¨¢s que durante 30 minutos.
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