Las enfermedades mentales son una de las causas principales de las bajas de los docentes
La desatenci¨®n oficial y los conflictos con los alunmos, factores desencadenantes
Los m¨¦dicos de otorrinolaringolog¨ªa y psiquiatr¨ªa tienen a los profesores de la ense?anza p¨²blica entre sus principales pacientes. Las dolencias de la faringe constituyen una enfermedad docente por excelencia. Pero si se suman las afecciones de neurolog¨ªa y psiquiatr¨ªa, el fallo de la salud mental es una de las mayores causas del absentismo laboral de los profesores, y la principal si se tiene en cuenta su duraci¨®n. Nada menos que 212.958 jornadas se perdieron por bajas en el curso 1992-1993 en los centros de la ense?anza p¨²blica no universitaria de la Comunidad de Madrid.
Una vez descontados los embarazos, por ser un proceso biol¨®gico natural, las enfermedades psiqui¨¢tricas de los docentes ocupan el primer lugar en cuanto a los d¨ªas de absentismo que producen, en relaci¨®n con el total de ausencias y el total de los profesores censados", aunque s¨®lo el quinto lugar en cuanto al n¨²mero de bajas, seg¨²n un estudio del inspector m¨¦dico del Ministerio de Educaci¨®n, en Palencia, Manuel Garc¨ªa Calleja, sobre las bajas por enfermedad en el territorio del Ministerio, de Educaci¨®n (MEC) durante 1989-90. "Los ¨²ltimos datos referidos a 1993 no han variado apenas", afirm¨® ayer Garc¨ªa Calleja. Utilizando datos del Centro de Proceso de Datos del MEC y de las Unidades de Asesora miento e Inspecci¨®n M¨¦dica de cada direcci¨®n provincial, Garc¨ªa Calleja ha llegado tambi¨¦n a la conclusi¨®n de que despu¨¦s de la gripe el segundo proceso m¨¢s numeroso ha sido la depresi¨®n. En su opini¨®n, "los docentes, generalmente, no saben desconectar y evadirse de los conflictos laborales en su vida de ocio y en su relaci¨®n con amigos y familiares".
Medidas preventivas
Convencido, como los sindica tos docentes, de la gravedad de los problemas de la salud laboral del profesorado, y especial mente en su dimensi¨®n neuropsiqui¨¢trica, el experto Jos¨¦ Manuel Esteve Zaragoza, catedr¨¢tico de la Universidad de M¨¢laga, ha insistido constantemente en la necesidad de establecer fuertes medidas preventivas para atajar el problema. De hecho, ¨¦l mismo ha desarrollado en su universidad un Programa de inoculaci¨®n de estr¨¦s, con el que se prepara a los futuros do centes Para hacer frente a las situaciones conflictivas que habr¨¢ de encontrarse a lo largo de su vida profesional y que son potenciales detonantes de enfermedades mentales.
Medidas preventivas que no se cansan de reclamar los profesores y sus sindicatos, como han vuelto a reflejar en las conclusiones de las Segundas Jornadas sobre Salud Laboral celebradas recientemente en Madrid. Junto a la ausencia de esas medidas preventivas, "pese al alto coste del absentismo", se quejan de las medidas paliativas, "que se limitan a terapias de tipo medicamentoso", as¨ª como las de formaci¨®n inicial y permanente, "limitadas estas ¨²ltimas", seg¨²n apuntan, "a cursos aislados de foniatr¨ªa". Miguel Recio, coordinador de las jornadas, considera que, pese a las constantes reivindicaciones sindicales al respecto, "pr¨¢cticamente no existe una pol¨ªtica de salud laboral en el ¨¢mbito del profesorado".
Sin embargo, hay que advertir que las cifras sobre el absentismo laboral de los docentes, aunque importantes, no son ni mucho menos altas si se comparan con las de otras actividades productivas, pese a que existe una percepci¨®n muy generalizada de que los profesores tienden a faltar al trabajo con extrema facilidad. Recio cree que esa idea se debe a un prejuicio derivado de la baja consideraci¨®n social de la profesi¨®n docente y a que el impacto de la ausencia de un profesor, aunque sea durante una ¨²nica jornada, es muy elevado. Cuando en un instituto de, bachillerato, por ejemplo, falta el profesor de una asignatura determinada, que generalmente da clase a cuatro grupos de unos 30 a 35 alumnos, aunque cada grupo s¨®lo pierda una hora de clase, ser¨¢n 140 estudiantes los que ese d¨ªa estar¨¢n comunicando simult¨¢nemante la ausencia de su profesor a sus respectivas familias. Tal efecto multiplicador raramente se da en otros ¨¢mbitos de los servicios o de la industria.
Y, aunque los sindicatos aluden a los efectos perversos de las ausencias sobre los alumnos, hartos de plantear infructuosamente la conveniencia de una mayor atenci¨®n a este grave problema, subrayan de manera especial sus consecuencias econ¨®micas, convencidos de que ¨¦se es el lenguaje que mejor entienden la Administraci¨®n y la propia sociedad. Ciertamente, no es desde?able el coste de esa cantidad de jornadas perdidas, que, por lo que respecta a las del curso 1992-93 en Madrid, se cifran en m¨¢s de 1.000 millones de pesetas. El c¨¢lculo de las bajas por enfermedad del territorio MEC en el curso 1989-90 -20.769 bajas, de m¨¢s de cuatro d¨ªas de duraci¨®n y justificadas con parte m¨¦dico; un 18,15% de la plantilla de dicho territorio-, sin incluir el coste del sustituto, arrojar¨ªa un total de m¨¢s de 5.123 millones de pesetas.
M¨¢s que estresados, 'quemados'
"Cierta dosis de estr¨¦s no es mala; incluso puede ser un factor estimulante de la actividad profesional", opina la profesora Coral Oliver, psic¨®loga del Centro de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, que intervino en las II Jornadas sobre Salud Laboral del Profesorado. Peor que el estr¨¦s, es el llamado "s¨ªndrome Burnout" (estar quemado), que en cierto modo podr¨ªa considerarse como un estadio avanzado del estr¨¦s patol¨®gico. Oliver ha estudiado exhaustivamente dicho s¨ªndrome sobre una muestra de 549 profesores de institutos de secundaria de Madrid. Tal fue el objeto de su tesis doctoral. El 'burnout' como s¨ªndrome espec¨ªfico. Ella estudi¨® el proceso evolutivo de dicho s¨ªndrome con arreglo a la secuencia "cansancio emocional-despersonalizaci¨®n-descenso de la realizaci¨®n personal", descrita por otros autores."De una forma m¨¢s expl¨ªcita para el docente", afirma Oliver, "se puede sugerir que los problemas diarios con los alumnos, unidos a una falta de apoyo de sus compa?eros, por las condiciones de aislamiento en que trabajan, produce un fuerte desarrollo del cansancio emocional, que puede desembocar en aut¨¦ntico agotamiento y p¨¦rdida de recursos para enfrentarse a la situaci¨®n problem¨¢tica de nuevo".
La segunda fase de la secuencia, la despersonalizaci¨®n se deriva del "tedioso e insistente contacto diario con la fuente del conflicto, unido al esfuerzo desarrollado para vencerlo, sin recibir recompensa alguna. Todo esto desarrolla un sentimiento de distanciamiento o despersonalizaci¨®n con respecto a los alumnos por el que poco les importa ya que aprendan o no, que est¨¦n interesados o no".
La tercera fase es descrita as¨ª: "Dado que ante tal situaci¨®n se esperar¨ªa encontrar el apoyo y no el conflicto por parte del sistema adminstrativo, y este apoyo o refuerzo nunca llega, acaban viendo minusvalorada su figura de profesor, su realizaci¨®n personal en el trabajo, o incluso deseando el abandono de la profesi¨®n, entrando de lleno en el s¨ªndrome Burnout ".
Oliver destaca como la principal problem¨¢tica, en funci¨®n de las muestras evaluadas del profesorado de secundaria de Madrid, la relacionada con la Administraci¨®n (un 60% de los docentes estudiados), seguida de los problemas con el alumnado (el 25%). El s¨ªndrome est¨¢ presente en 20% del colectivo, destacando el descenso de la realizaci¨®n personal (en el 25%), seguido por el cansancio emocional (20%) y por la despersonalizaci¨®n (14%).
Oliver, no olvida el dram¨¢tico hecho de que mientras estuvo analizando los datos de la encuesta, supo del suicidio de tres profesores, un hombre y dos mujeres.
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