Alarma
La alarma social se ha convertido en uno de los centros de la raz¨®n judicial. Carlos Sotos y Paulino Barrab¨¦s est¨¢n en la c¨¢rcel m¨¢s que por lo que hayan hecho (cosa a¨²n sin juzgar), por la alarma social que se ha creado en torno al esc¨¢ndalo de PSV. Rubio y De la Concha, ¨ªdem de las parecidas.Ahora, Berlusconi, primer ministro italiano, nos hace llegar una alarma social desde fuera: por decreto ha eliminado la prisi¨®n preventiva para los golfos encausados en la Operaci¨®n Manos Limpias. Tanta alarma ha creado, que se ha producido una insurrecci¨®n ideol¨®gica entre quienes le jalearon, porque se ve venir para Espa?a una posibilidad semejante. O sea, que provoca p¨¢nico que la alarma social deje de permitir a un juez encarcelar a quien ¨¦l quiera.
A m¨ª, por una vez y sin que sirva de precedente, la decisi¨®n de Berlusconi me ha tranquilizado, porque tanta c¨¢rcel sin fianza me provoca alarma individual. Las alarmas sociales, no es nuevo, alarman a los individuos. Hasta el punto de que mi parte individual pens¨® en marcharse del pa¨ªs si mi parte social se hubiera alarmado porque Nicol¨¢s Redondo estuviera en libertad.
En pa¨ªses como Italia y Espa?a, en los que hay leyes abundantes y se presume de que los derechos humanos se respetan, se ha puesto de moda que los jueces se alarmen socialmente y enchironen a discreci¨®n a los presuntos. Para nuestra desgracia, ha tenido que ser Berlusconi quien nos recuerde que existen las garant¨ªas individuales. No s¨®lo frente a la polic¨ªa y el Ministerio del Interior, sino tambi¨¦n frente a los jueces y su sumisi¨®n a las alarmas sociales.
?El que los jueces sean independientes garantiza que vayan a aplicar la ley de una manera equilibrada? ?No nos da a todos un poco de alarma individual tan generosa discrecionalidad? Juicios r¨¢pidos, fianzas y retiradas de pasaportes. Un poco menos de entusiasmo carcelario.
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