El 'retoque Major'

EL PRIMER ministro brit¨¢nico, John Major, viene jugando a la defensiva desde hace alg¨²n tiempo. En las elecciones europeas de junio pasado, su Partido Conservador sufri¨® una derrota de vastas proporciones, aunque no fue suficiente como para poner en marcha la operaci¨®n que se atisbaba para el relevo del l¨ªder. Pero no deja de reaccionar con aplicaci¨®n, tratando de hallar una l¨ªnea media entre europe¨ªsmo y antieurope¨ªsmo, monetarismo duro y la compasi¨®n social propia de los tories progresistas, para afianzar un mandato que lleva meses en la cuerda floja.Su ¨²ltima maniobra ha sido la de tratar de mitigar con un modesto reajuste de su Gabinete el eco popular que se espera provoque hoy el seguro nombramiento de Tony Blair, un pol¨ªtico din¨¢mico, de 41 a?os, al frente de los laboristas brit¨¢nicos. Las ¨²ltimas encuestas dan a ¨¦stos entre 15 y 20 puntos de ventaja sobre los conservadores en el favor electoral. Major se ve, por tanto, obligado a actuar para al menos dar cierta sensaci¨®n de movimiento.

El ¨²ltimo retoque gubernamental, aun siendo una operaci¨®n muy medida, no altera nada de lo fundamental. Los euroesc¨¦pticos, enemigos feroces de una Europa pol¨ªticamente significativa, reciben una breve palmadita en la espalda con la promoci¨®n de Michael Portillo -un joven de 40 a?os, de origen espa?ol-, que pasa de viceministro del Tesoro a ministro de Trabajo. Portillo, adem¨¢s de antieuropeo, es un aut¨¦ntico defensor del darwinismo social, tan en boga en los c¨ªrculos m¨¢s conservadores. Los nuevos titulares del Gabinete, que cambian de cartera o se incorporan, son los de Agricultura, Educaci¨®n, Transportes, Patrimonio Nacional, Tesoro y la jefatura de la C¨¢mara de los Lores. A ello hay que a?adir el nombramiento de nuevo presidente del Partido Conservador, puesto en el que Jeremy Hanley, procedente de un cargo menor en Defensa, sustituye a Norman Fowler.

Los tres ministerios capitales se mantienen sin variaci¨®n. En Exteriores, Douglas Hurd, impenetrable en sus declaraciones sobre la Uni¨®n Europea, tan pronto alentadoras como crispantes; Michael Howard en Interior, generalmente percibido como poco decisivo; y Kenneth Clarke en Econom¨ªa, efusivo y brillante, vastamente pronosticado como eventual sucesor del primer ministro si llegaran las cosas a plantearse en t¨¦rminos de mayor deterioro de Major.

?ste parece vivir al d¨ªa. Retoca su Gobierno para que todo siga igual, pero no carece de habilidad para desarticular las acechanzas principales contra su continuidad en el 10 de Downing Street. Y sus expectativas no so n hoy tan malas como hace algunas semanas. Eso no puede ocultar que el nuevo reajuste no es m¨¢s que una maniobra exclusivamente t¨¢ctica y perfectamente transparente. No hay una nueva visi¨®n, ni de las relaciones con la UE, ni de la pol¨ªtica exterior en general, despu¨¦s del mazazo que ha supuesto el anuncio oficial por parte de Clinton de que ha concluido la especial relaci¨®n de Washington con Londres en beneficio de Alemania. Tampoco se perciben cambios en la pol¨ªtica interior.

John Major dura para durar, se prorroga a s¨ª mismo, confiando en que los hechos, si no le dan la raz¨®n, al menos no lo arrastren. Capitalizar para s¨ª el avance en la recuperaci¨®n econ¨®mica es su gran esperanza para mantener el apoyo, en el partido y el mucho m¨¢s cuestionado entre la poblaci¨®n.