El precio del agua
Las Comunidades aut¨®nomas de Castilla-La Mancha por un lado, y de Murcia y Valencia por otro est¨¢n a la gre?a por el agua. La Comunidad por la que discurre el Tajo no quiere dejar ni una gota para Levante. Las Comunidades del sediento cauce del Segura piden agua para que no se agosten las cosechas e incluso se pierdan los ¨¢rboles. El Gobierno decide mano mayor realizar el trasvase. ?Qui¨¦n tiene raz¨®n? La disciplina que ense?o y practico viene explicando, desde hace tiempo, c¨®mo nace este tipo de querellas. Todo se debe, dir¨¢ un economista bien disciplinado, a que el agua en Espa?a no tiene precio.
A ver si nos entendemos. No digo que el agua sea preciosa, porque es necesaria para la vida, indispensable para la higiene, b¨¢sica para el medio ambiente, necesaria para la agricultura y la industria. Ni digo que sea preciosa porque abunda en unas partes de nuestra geograf¨ªa y falta en otras, o porque son numerosos los a?os de sequ¨ªa. Se?alo literalmente que no tiene precio en Espa?a, porque es gratuita para quienes la abstraen directamente de sus fuentes.
Esto parecer¨¢ una broma de mal gusto a quienes pagamos muy caro el suministro del Canal de Isabel II, o de Aguas de Barcelona, o de cualquiera de las compa?¨ªas de aguas de Sevilla, Bilbao y el resto de la Pen¨ªnsula. Los usuarios finales s¨ª soportamos una tasa por el consumo que mide nuestro contador. Me refiero a quienes obtienen el agua directamente de la fuente p¨²blica: las comunidades de regantes, las compa?¨ªas hidroel¨¦ctricas, los propios municipios. La abstracci¨®n de agua en s¨ª misma no tiene cargo.
La Ley de Aguas de 1985 nacionaliz¨® toda el agua de Espa?a peninsular, precisamente por ser un recurso tan precioso. Seg¨²n este texto, quienes abstraen agua del dominio p¨²blico pagan, es verdad, un "canon de regulaci¨®n" para cubrir el coste de las obras realizadas por la Confederaci¨®n hidrogr¨¢fica para poner el agua en el punto de abstracci¨®n, o un "canon de ocupaci¨®n" si se instalan en terrenos p¨²blicos, o un "canon de vertido" si devuelven aguas contaminadas al cauce. Pero nada pagan por el agua en s¨ª. Es decir, la sociedad espa?ola, que es la propietaria de las aguas, las regala a quienes la toman en origen.
Si un empresario obtiene una concesi¨®n para sacar arena de un cauce p¨²blico, tiene que pagar un canon. Si un regante abstrae agua directamente de un cauce p¨²blico, no paga nada por ello. Pero sabemos por vieja experiencia, y porque nos lo ense?a la disciplina de la econom¨ªa, que es infinita la demanda de un bien necesario que se puede tomar gratuitamente. Siempre habr¨¢ despilfarro si un bien necesario, escaso o limitado, puede obtenerse sin precio.
Los conflictos nacidos entre las distintas Comunidades por el trasvase de aguas del Tajo al Segura no fluyen de que los socialistas se lleven mal, que se llevan fatal, especialmente despu¨¦s de su derrota electoral; ni de que falte solidaridad nacional, que sobra mucha, especialmente bajo un gobierno socialista de tinte andaluz y dedicado a viajar en el AVE. La causa de esos choques se encuentra en que los castellanos-manchegos no reciben un precio por el agua que ceden a trav¨¦s del canal de trasvase; y que los murcianos y valencianos no reducen su demanda de agua a t¨¦rminos m¨¢s razonables porque les cueste un precio.
El reparto pol¨ªtico del agua es mucho peor que su asignaci¨®n por el mecanismo de precios: ?ha llevado al se?or Bono la amenazar con "acciones sorpresa"! H¨¦tenos aqu¨ª al. dulc¨ªsimo se?or Bono convertido en un partidario de la acci¨®n directa.
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