Cabrera Infante achaca el ostracismo de la novela rosa a la envidia de los escritores
El autor cubano dirige en El Escorial un curso sobre este g¨¦nero literario
ROC?O GARC¨ªAEl Escorial se ti?¨® ayer de rosa. Su art¨ªfice el escritor cubano Gu¨ªllermo Cabrera Infante con la direcci¨®n del curso La novela rosa, ese g¨¦nero de amores turbulentos y desenlaces felices tan denostado hace unos a?os por la clase intelectual. "Ha sido la envidia de los escritores, que no tienen la audiencia de las novelas rosas, la que ha condenado al ostracismo a este g¨¦nero de la l¨ªteratura", se?al¨® Cabrera Infante. El gaditano Eduardo Mendicutti centr¨® su intervenci¨®n en lo que llam¨® la otra novela rosa, la de tem¨¢tica homosexual. Vicente Molina Foix trat¨® del encuentro en el cine y en la literatura del rosa gay y de la novela rosa, en un terreno "tan poco propicio para el encuentro" como es el sida.
Una inocente porn¨®graf¨ªa fue el t¨ªtulo del ensayo publicado en Par¨ªs en 1967 por Cabrera Infante sobre Cor¨ªn Tellado la autora rosa por excelencia en Espa?a. "Yo hab¨ªa tenido un contacto muy ¨ªntimo con la literatura de Cor¨ªn Tellado por que fui durante muchos a?os corrector de pruebas de sus no velitas en la revista Vanidades. Fui a conocerla a Gij¨®n y me encontr¨¦ con la sorpresa de tener delante de mi a una escritora y no a una fabricante de no velitas", record¨® ayer Cabrera Infante. Pero cuando al autor cubano le empez¨® a interesar de verdad el personaje fue cuando le preguntaron a Cor¨ªn Tellado sobre quien le gustaba m¨¢s, si Mario Vargas Llosa -a quien conoci¨® tras una entrevista para la televisi¨®n peruana- o Cabrera Infante, y ella contest¨® que Vargas Llosa era m¨¢s guapo. "Fue la respuesta de un autor poco com¨²n, de alguien para quien la belleza es todopoderosa", explic¨® Cabrera Infante.Para el autor de Mea Cuba, la novela rosa ha tenido que luchar contra un poderoso frente intelectual que hasta hace a?os la consideraban un g¨¦nero menor. "El hombre est¨¢ de lleno de prejuicios, no solo raciales, y no hay mejor manera de enaltecerse que rebajar al pr¨®jimo", opina, Cabrera, que no tiene dudas sobre la culpabilidad de la envidia de los escritores ante el ¨¦xito de ventas de los autores de novelas rosas, para condenar a este tipo de literatura al ostracismo.
La novela rosa no tiene misterios literarios. Es un g¨¦nero m¨¢s, como el de la novela negra. "No es ni mejor ni peor que los otros g¨¦neros. Se corre el mismo riesgo de encasillamiento que en la novela negra, que est¨¢ en el polo opuesto de la rosa, igual que, sus colores. La novela negra es, al contrario que la rosa, muy dura, violenta, llena de alcohol", opina Cabrera Infante. Y al igual que la popularizaci¨®n de la novela negra y sus autores lleg¨® de la mano del cine, son las telenovelas las que han proporcionado la actualidad a la novela rosa.
Un color y un calificativo con el que no est¨¢ de acuerdo la escritora venezolana y guionista de la exitosa Cristal para las telenovelas, Delia Fiallo, presente tambi¨¦n el curso de El Escorial. "El t¨¦rmino rosa no es adecuado para las telenovelas. La tem¨¢tica de la novela rosa es el amor, pero las telenovelas enfocan otros problemas sociales del mundo actual que son mucho m¨¢s importantes que la mera b¨²squeda del amor rom¨¢ntico, como el alcohol, las drogas y el sida. No est¨¢ el mundo para novelas rosas, ya que est¨¢ te?ido de muchas pintas rojas, y por ello hay que encuadrar las telenovelas en un cuadro socioecon¨®mico y enviar mensajes para la soluci¨®n de los problemas", dice Fiallo.
Fantasmas sentimentales
. "La novela rosa es indecorosa empalagosa e inveros¨ªmil, pero as¨ª es la fantas¨ªa sentimental de cualquier mortal... En el fondo no importa como sea la novela; todo depende de que la mirada. sea rosa, de que uno tenga de pronto el d¨ªa rosa, o de lo que a uno le ponga rosa". Esta es la conclusi¨®n a la que ha llegado el escritor gaditano Eduardo Mendicutti, cuya intervenci¨®n en El Escorial vers¨® sobre La otra novela rosa, la de tem¨¢tica homosexual. Para Mendicutti, en la novela rosa, lo ¨²nico que da sentido a la vida es el amor, "pero no un amor apacible y sencillo, sino un amor dificultoso, proceloso, un amor forzado a luchar contra un c¨²mulo de adversidades, pero, eso s¨ª, predestinado al triunfo final". Un final feliz que desaparece, en opini¨®n del autor de El palomo cojo y Los novios b¨²lgaros, en las otras novelas rosas. "Una de las primeras cosas que hacemos quienes escribimos novela de tem¨¢tica homosexual m¨¢s o menos expl¨ªcitas es condenar a nuestras historias a un final infeliz". ?Por qu¨¦? Para Mendicutti, est¨¢ claro: "Mientras en la novela rosa la felicidad es un axioma, en la otra novela rosa, la felicidad es un enigma.
Vicente Molina Foix no escogi¨® precisamente un enigma para su conferencia en El Escorial. La guerra de los rosas. el sida y la epidemia del sentimentalismo art¨ªstico fue el t¨ªtulo de su intervenci¨®n, en la que trat¨® del encuentro en el cine y la literatura del rosa gay y la novela rosa en un terreno como la enfermedad del sida. "El sida como motivo de inspiraci¨®n en el arte ha ido creciendo tan r¨¢pidamente como la enfermedad", dijo Molina Foix, un estudioso de los reflejos art¨ªsticos del sida desde su reconocimiento como enfermedad en 1982.
Molina Foix puso tres ejemplos, dos filmes y una novela que ilustran esa guerra de los rosas contra el sida. La novela La gloria del paria del franc¨¦s Dominique Fern¨¢ndez, premio Goncourt, "un libro con todos los elementos de la tradicional novela rosa, incluidos el di¨¢logo moralizante y edificante y un desenlace en el que el suicidio amoroso queda en el aire"; el filme Compa?eros inseparables, de una productora independiente americana, un documental veraz y terrible sobre los efectos devastadores del sida en la comunidad gay y cuyo final es una llamada a la esperanza y la vida; y Philadelphia, la ¨²ltima pel¨ªcula de Jonathan Demme, con Tom Hanks y Denzel Washington en los papeles estelares. "Aunque art¨ªsticamente es un filme deleznable, ha cumplido la rev¨¢lida de la gran industria de Hollywood en torno al sida".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.