Manos algo sucias
A RA?Z de la orden de detenci¨®n cautelar de la magistratura de Mil¨¢n contra su hermano Paolo, el jefe del Gobierno italiano ha acusado a los jueces de la Operaci¨®n Manos Limpias de intentar usurpar el poder pol¨ªtico en Italia. Si quieren ustedes gobernar el pa¨ªs -les dice-, som¨¦tanse al voto ciudadano. Berlusconi repite ahora las mismas acusaciones que en su d¨ªa les hicieron dirigentes de la vieja pol¨ªtica italiana hoy a encausados por corrupci¨®n y marginados en las elecciones por una opini¨®n p¨²blica a la cual los jueces hab¨ªan abierto los ojos y que se dej¨® guiar por la aspiraci¨®n a una Italia limpia. ?C¨®mo se explica que un Berlusconi, habiendo llegado al poder gracias a esa corriente popular, se coloque ahora en el lugar de los corruptos de ayer?La causa es obvia: sus empresas est¨¢n hoy directamente acusadas. Y el cerco se estrecha. Los jueces persiguen a las empresas que han pagado a los guardias de finanzas para escapar a la inspecci¨®n de sus pagos a Hacienda. Han dictado ¨®rdenes de detenci¨®n, adem¨¢s de contra Paolo Berlusconi -que se enuentra en paradero desconocido-, contra Salvaore Sciascia, responsable de los servicios fiscales del grupo de Berlusconi (Fininvest). ?ste ha reconocido ante el juez, Di Pietro que pag¨® sobornos a los inspectores. Paolo Berlusconi, presidente de Videotime, una de las empresas culpables de estas pr¨¢cticas, es se?alado por Sciascia como la persona que autorizaba a realizar esos pagos. Por mucho que el jefe del Gobierno hable de incursi¨®n de los jueces en pol¨ªtica, lo que est¨¢ sobre el tapete son acusaciones concretas sobre casos de corrupci¨®n perfectamente claros.
En esta situaci¨®n, la prensa italiana ha desvelado un hecho que muy pronto se ha colocado en el centro del debate pol¨ªtico. En la tarde del 24 de mayo, en su finca de Arcore, cerca de Mil¨¢n, Berlusconi se reuni¨® con tres personas: Cesare Previti, abogado de Fininvest y ahora ministro de Defensa; Gianni Letta, ex vicepresidente de Fininvest y hoy secretario de Estado de la Presidencia; y la persona que Berlusconi puso de presidente de Fininvest al ocupar ¨¦l la jefatura del Gobierno, Fedele Gonfalonieri. Esta reuni¨®n pone de manifiesto el desprecio de Berlusconi por lo que hab¨ªa prometido de manera solemne al ocupar la presidencia del Consejo de Ministros: que ni siquiera por tel¨¦fono se pondr¨ªa en contacto con la direcci¨®n de Fininvest y, que se mantendr¨ªa totalmente al margen de la gesti¨®n. Ocurre todo lo contrario: Berlusconi dise?a la estrategia de sus empresas en estos momentos especialmente complejos.
?Cu¨¢nto tiempo puede durar esta situaci¨®n? El Gobierno de coalici¨®n muestra graves fisuras desde el enfrentamiento en su seno a causa del decreto que intentaba impedir la prisi¨®n preventiva para casos de corrupci¨®n. Es inevitable preguntarse qui¨¦n pronunci¨® el discurso del pasado domingo atacando a los jueces: ?el jefe del Gobierno asumiendo por encima de todo los intereses del Estado, o el gran empresario amenazado ya por las grav¨ªsimas acusaciones que ha formulado la justicia de su pa¨ªs contra sus m¨¢s estrechos colaboradores? El enfrentamiento entre la magistratura y Berlusconi dura ya desde hace varias semanas, pero ahora adquiere una especial gravedad. Un hermano suyo y las empresas de su grupo son las que est¨¢n hoy al pie de los caballos. Y ante el creciente conflicto, no puede olvidar su mayor debilidad en el carg¨® tras verse obligado a retirar el decreto: fueron una parte de su Gobierno, la Liga en concreto, y los magistrados de Manos Limpias los que le obligaron a dar marcha atr¨¢s, a abandonar el decreto y a preparar una ley distinta que deber¨¢ ser aprobada por el Parlamento.
El Gobierno qued¨® malparado. Sus aliados de la Liga y de Alianza Nacional -y sectores incluso de su partido- se alejaron p¨²blicamente de Il Cavaliere. Ahora la situaci¨®n es mucho m¨¢s grave. Ministros de su mayor¨ªa consideran que el Gobierno zozobra de forma peligros¨ªsima. Dice el principal l¨ªder de la oposici¨®n que Berlusconi es a¨²n peor de lo que se tem¨ªa. Es dificil discrepar. Pero tambi¨¦n es posible que la carrera pol¨ªtica de Berlusconi se revele como much¨ªsimo m¨¢s breve de lo que se pod¨ªa esperar o temer.
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