"Hemos movido muy poco el banquillo"

Virgilio Zapatero se va tras haber sido diputado desde la primera legislatura democr¨¢tica y ocupar los cargos de secretario general del Grupo Socialista en la oposici¨®n y secretario de Esta do, adem¨¢s de su etapa como ministro. Afectivamente al lado de Alfonso Guerra, leal siempre a Felipe Gonz¨¢lez, ha sufrido en silencio el desgarro producido en el PSOE y cree que ha llegado el momento de volver a su puesto en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, como profesor titular de Filosof¨ªa del Derecho. Cree que desde fuera de las instituciones podr¨¢ servir a su partido y a las ideas en las que cree, las mis mas que hace veintid¨®s a?os le hicieron afiliarse a la UGT y al PSOE inflamado de ideales impregnados del esp¨ªritu de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Al marchar, reivindica la militancia y la dignidad y el reconocimiento para los pol¨ªticos y los partidos, y est¨¢ seguro de que "la alternativa no est¨¢ en los Berlusconi". Pregunta. Parece que est¨¢ usted recibiendo multitud de llamadas de compa?eros y militantes de base mostrando su pesar ante el abandono de la presidencia de la Comisi¨®n Constitucional del Congreso y del esca?o. ?C¨®mo les explica su decisi¨®n?
Respuesta. He tenido la suerte de representar a los ciudadanos durante 17 a?os y en unos momentos decisivos para la historia de nuestro pa¨ªs. Me es dif¨ªcil imaginar un honor mayor y una satisfacci¨®n m¨¢s grande. Les digo que tengo que retomar mi dedicaci¨®n universitaria que interrump¨ª en 1977 "por unos meses". Toda elecci¨®n supone una renuncia, y no puedo ocultar que siento cierta tristeza, porque lo que dejo es muy importante.
P. No s¨¦ qu¨¦ le dir¨¢n a usted, pero las reacciones m¨¢s sinceras dentro de su partido muestran cierto abatimiento al considerar que las cosas deben estar muy mal cuando un hist¨®rico c¨®mo usted deja en estos momentos la pol¨ªtica cuando el barco va a la deriva.
R. Ni el barco va a la deriva ni yo dejo la pol¨ªtica. Mi partido tiene toda una legislatura por delante para enderezar la situaci¨®n, y yo, modestamente, ayudar¨¦. No dejo la pol¨ªtica, porque no es reducible a la labor de los diputados, aunque lo que se hace en el Parlamento supone una parte muy importante. En todo caso, creo que con 17 a?os de diputado he cumplido sobradamente con mi cuota de dedicaci¨®n profesional a la pol¨ªtica. Ahora les toca a otros aportar su tiempo y sus ideas.
P. Es usted de los que piensan que la izquierda se renueva en la oposici¨®n.
R. Si no lo hace en el Gobierno, as¨ª ser¨¢ forzosamente. Me parece que hemos movido muy poco el banquillo pese a contar con una cantera espl¨¦ndida. Cuando nosotros est¨¢bamos en la oposici¨®n, el entonces ministro de UCD P¨ªo Cabanillas me dijo: "Virgilio, un d¨ªa ser¨¢s ministro, y no debes estar m¨¢s de cuatro a?os en el mismo puesto, porque lo que no hagas en ese tiempo no lo har¨¢s nunca''. Acert¨® en la predicci¨®n, pero yo olvid¨¦ su consejo, y era un buen consejo. Si un partido no cambia, los ciudadanos terminan cambiando de partido.
P. Seg¨²n su reflexi¨®n, la actual direcci¨®n de su partido, los miembros del Gobierno y casi todo el grupo parlamentario deber¨ªan marcharse.
R. Cada uno de nosotros tiene que saber cu¨¢ndo se es y cu¨¢ndo no se es necesario. En mi partido hay gente que todav¨ªa es muy necesaria y debe continuar. Otros como yo podemos ser m¨¢s ¨²tiles en otros menesteres. Tengo la sensaci¨®n de que todav¨ªa puedo hacer otras cosas interesantes v dar vaso a otra gente que ojal¨¢, aporte a la pol¨ªtica nuevas ideas.
P. Sus tesis parecen avalar a quienes consideran perniciosa la profesionalizaci¨®n de la pol¨ªtica.
R. En absoluto. Los grandes pol¨ªticos que ha habido en la historia han sido eso que se puede llamar profesionales. La decisi¨®n de dedicarse profesionalmente a la pol¨ªtica me parece de una gran dignidad. Estas personas merecen todo nuestro reconocimiento y agradecimiento, porque optan por una actividad tan dura como necesaria. Hay que reivindicar muy alto la dignidad de la pol¨ªtica, de los partidos y de la militancia pol¨ªtica. Desde luego, la alternativa no est¨¢ en los Berlusconi.
P. Esa profesionalidad que usted reivindica, ?considera que ha tenido perjuicios para su partido ante el aluvi¨®n de personas que se acercaron a ustedes para prestar sus servicios cuando ganaron las elecciones de 1982?
R. S¨ª los ha tenido. Ahora me doy cuenta del significado de una an¨¦cdota que me ocurri¨® al tomar posesi¨®n en 1982 como secretario de Estado. Fui saludando a todos los funcionarios, y, al llegar a uno en concreto y preguntarle su nombre, dio un taconazo, inclin¨® la cabeza al tiempo que extend¨ªa su mano diciendo: "Iglesias, como nuestro fundador". Luego supe que no era militante del PSOE y creo que ni simpatizante. Con tanto poder como ten¨ªamos necesit¨¢bamos abrirnos y tener un gran partido. El riesgo est¨¢ en que se difuminen nuestras se?as de identidad.
P. Los te¨®ricos del socialismo democr¨¢tico se esfuerzan en estos tiempos por reelaborar las se?as de identidad. ?A cu¨¢les se refiere usted?
R. No estoy muy seguro de poder definir qu¨¦ representa hoy el socialismo democr¨¢tico. En todo caso, en su esencia est¨¢ el recordatorio permanente a las mayor¨ªas de los derechos de las minor¨ªas. La esencia moral del socialismo est¨¢ en conseguir mayor¨ªas generosas.
P. Por su mesa han pasado durante 12 a?os todas las reformas hechas por su partido y su Gobierno. ?Se atreve a se?alar alg¨²n error que requerir¨ªa una marcha atr¨¢s?
R. Tengo que decir muy alto que la generaci¨®n que hoy lidera el pa¨ªs ha contribuido de manera decisiva a su modernizaci¨®n, su plena europeizaci¨®n, el afianzamiento del Estado del bienestar. Han sido a?os que han merecido la pena. Creo que me falta perspectiva personal y temporal, pero el juicio hist¨®rico que se har¨¢ de este periodo ser¨¢ brillante. En el plano negativo creo que debemos ser m¨¢s exigentes en lo que se refiere a. derechos y libertades y un mayor equilibrio entre eficacia entenimiento de controles y garant¨ªas.
P. Precisamente esa falta de controles, adem¨¢s del problema, de financiaci¨®n de los partidos, tiene mucho que ver con los casos m¨¢s escandalosos de corrupci¨®n.
R. La red m¨¢s tupida de controles no puede cerrar todos los resquicios. Siempre puede haber desaprensivos que encuentran la rendija para colarse. Con estos episodios recuerdo a don Francisco Giner cuando dec¨ªa que los decretos y las leyes no eran lo determinante, sino la elecci¨®n de los hombres y las mujeres que los administraran.
P. Van a notar sus alumnos de la Universidad Auton¨®ma de Madrid que es usted militante del PSOE.
R. Lo que quiero hacer en la Universidad es transmitir mi experiencia a los j¨®venes. He estado 17 a?os haciendo leyes, ahora me gustar¨ªa ayudar en la formaci¨®n de muchos que tendr¨¢n que aplicarlas. No notar¨¢n la militancia, pero, fuera del aula, voy a seguir defendiendo las ideas en las que creo y que representa el PSOE.
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