"No quiero ser una presa que escribe, sino una escritora que fue presa"
"La c¨¢rcel sirve para apartar a la gente que molesta. Pero tambi¨¦n es una escuela de escritores". Nora Viviana Mar¨ªn sabe de qu¨¦ habla; sabe de rejas y de literatura. Y de c¨®mo se entremezclan hasta que la musa manda establecer barreras. Esta mujer argentina de 45 a?os tiene a¨²n que cumplir siete meses de prisi¨®n abierta pero est¨¢ contenta4 en septiembre se estrenar¨¢ como monitora de literatura (oficio antes de un malhadado correo con un kilo de coca¨ªna estaba desempleada). La ha contratado el Ayuntamiento de Fuenlabrada, el mismo que la premi¨® en un concurso de cartas de amor.
Pregunta. ?Es igual escribir en la c¨¢rcel que fuera?
Respuesta. En prisi¨®n no te queda otra cosa que volcarte en ti misma para salir entera. Parad¨®jicamente, no se hace una literatura m¨¢s intimista, sino que se conoce mejor la relaci¨®n con el mundo.
P. ?Y cambia mucho?
R. Cambian los valores. Una aguja vale un mundo, y a lo mejor tu amiga est¨¢ en la celda porque mat¨® al marido, pero es tu amiga. As¨ª que ya no juzgo a la gente.
P. ?Imponen las rejas?
R. ?Y qui¨¦n vive sin ellas? Hay mucha gente fuera que vive con rejas y ni siquiera se da cuenta. Yo nunca se las puse a mi cabeza.
P. Usted ha escrito en prisi¨®n medio centenar de cuentos y m¨¢s de 100 poemas ?Han sido un refugio?
R. Se escribe desde el dolor. Por eso, hacerlo no es un cobijo, ni una v¨ªa de escape.
P. ?Es una ayuda?
R. S¨ª, ayuda a mantener bien la cabeza. En la c¨¢rcel, hay un momento de lucidez extrema en el que te planteas si cruzas o no la l¨ªnea de la locura, de la ausencia. Lo tr¨¢gico es que mucha gente la traspasa. De hecho, en la prisi¨®n he tomado conciencia de que soy escritora.
P. Escritora y premiada.
R. S¨ª, tengo algunos galardones, aunque he publicado poco. Los premios son un est¨ªmulo, pero la verdad es que en la c¨¢rcel de Carabanchel me ayudaron mucho. Llegue all¨ª procedente de Barajas donde me detuvieron en diciembre de 1991, y pas¨¦, un a?o. Dirig¨ª la revista de la prisi¨®n.
P. Ahora, en r¨¦gimen abierto en la vieja Yeser¨ªas, dirige otra revista.
R. S¨ª, es un trabajo bonito. Adem¨¢s, tengo que permanecer all¨ª hasta febrero. Cuando salga, me gustar¨ªa que no me expulsaran de Espa?a.
P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s echa de menos?
R. Cuando estaba en prisiones cerradas a?oraba los ¨¢rboles: no hab¨ªa ninguno. Ahora sobre todo tengo nostalgia de mis cuatro hijos.
P. ?Y la soledad?
R. Los presos somos el olvido. Construimos lo s muros en los que morimos cada d¨ªa.
P. Eso es un verso.
R. S¨ª.
P. ?A estas alturas cree en la reinserci¨®n social?
R. No. Hay personas que quieren reinsertarse y el medio social no se lo permite. Hay gente que es delincuente y gente que no.
P. ?Y usted?
R. Yo no me siento delincuente, sino alguien que hizo la macana [desatino] de su vida.
P. La pesadilla acabar¨¢.
R. S¨ª, pero ya no lo veo como eso, sino como un sue?o que termina bien.
P. ?Le molestar¨ªa el estigma de ser una presa que escribe?
R. No quiero ser una presa que escribe, sino una escritora que estuvo presa.
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