La reforma sanitaria de Clinton alcanza la recta final con grave riesgo de fracaso
Hoy llega a Washington el 'autob¨²s de la salud' capitaneado por Hillary Rodham
Olv¨ªdense de todo lo dem¨¢s que leen en los peri¨®dicos sobre Estados Unidos. El trabajo de esta Administraci¨®n norteamericana se resume en dos palabras: reforma sanitaria. A veces, da la impresi¨®n de que Bill Clinton puede equivocarse en todas sus otras decisiones; si tiene ¨¦xito en la reforma, su paso por la Casa Blanca estar¨¢ justificado, y su reelecci¨®n en el bolsillo. El problema para Clinton es que esta batalla est¨¢ a¨²n muy lejos de ser ganada. Hoy precisamente llega a Washington el autob¨²s de la salud con Hillary Rodham al frente, en campa?a de promoci¨®n de la reforma.
La consecuci¨®n de la reforma sanitaria est¨¢ m¨¢s lejos de lo que cab¨ªa prever, y hasta es posible que demasiado lejos como para que el presidente pueda sacarle la rentabilidad pol¨ªtica que desea. De hecho, es muy probable que el plan de reforma de Clinton, tal y como ¨¦l lo concibi¨® y lo present¨® en un principio, haya quedado ya en el recuerdo.Otras alternativas, dem¨®cratas y republicanas, han aparecido en estos ¨²ltimos meses. El jefe de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado, George Mitchell, present¨® ayer su plan, que cubrir¨ªa las necesidades sanitarias del 95% de la poblaci¨®n.
Cobertura social
El presidente y su principal colaboradora en esta tarea, su esposa Hillary Rodham, sostienen que lo importante no es el nombre del plan sino su contenido y que, una vez aprobado, d¨¦ cobertura al 100% de los norteamericanos.Bill Clinton insisti¨® en este ¨²ltimo prop¨®sito despu¨¦s de haber declarado en una reuni¨®n con gobernadores, que se sentir¨ªa satisfecho si el plan de salud cubriera al 95% de la poblaci¨®n. El presidente dijo que sus palabras se malinterpretaron y que sigue firme en su objetivo inicial. Actualmente, m¨¢s de 20% de norteamericanos carecen de cualquier cobertura sanitaria.
Desde que el presidente present¨® su plan de reforma sanitaria, en septiembre de 1993, ¨¦ste ha tenido que atravesar por una mara?a de negociaciones parlamentarias -distintas comisiones de la C¨¢mara de Representantes y del Senado han estudiado el asunto en los ¨²ltimos meses y rechazado en votaci¨®n diferentes puntos del plan- que han creado un estado de gran confusi¨®n sobre qu¨¦ es lo que puede aprobarse y cu¨¢ndo. Es dif¨ªcil anticipar respuestas a estas dudas, pero lo que s¨ª se puede adelantar es que lo que se apruebe finalmente tendr¨¢ que ser fruto de un acuerdo en el que el presidente se ver¨¢ obligado a renunciar a muchos de sus prop¨®sitos iniciales.
Por ahora, en cuanto al calendario legislativo, la Administraci¨®n quiere que alguna forma de disposici¨®n consensuada est¨¦ en el pleno del Congreso antes de que este empiece su periodo de descanso veraniego, el 15 de agosto. Para ello, la Casa Blanca ha acelerado en los ¨²ltimos d¨ªas su campa?a publicitaria. Un autob¨²s de la salud recorre las ciudades del pa¨ªs desde hace varios d¨ªas transportando a funcionarios que explican los objetivos del presidente, capitaneado por la primera dama Hillary Rodham. Hoy llegar¨¢ a Washington y por la noche Clinton celebrar¨¢ una conferencia de prensa en la Casa Blanca para hablar del actual estado de la reforma sanitaria.
Si la legislaci¨®n no es introducida antes del 15 de agosto, las posibilidades de que el plan sea aprobado antes de final de este a?o, como pretend¨ªa Clinton, se reducen considerablemente.
Respecto a la opini¨®n p¨²blica, las encuestas han ido paulatinamente registrando mucho menos entusiasmo con la reforma sanitaria de Clinton del que mostraban hace un a?o. Todav¨ªa un 61% de los preguntados en un reciente sondeo de la revista Time cree que el Estado debe proveer asistencia sanitaria a todos, los norteamericanos. Pero un 49% se opone ahora al plan de Clinton (10 puntos m¨¢s que hace cinco meses), mientras que un 37% est¨¢ a favor (11 puntos menos que en abril). Un 31 % de los estadounidenses creen que estar¨ªan peor si el plan de Clinton fuera aprobado (10 puntos m¨¢s que en septiembre), y s¨®lo un 15% piensan que estar¨ªan mejor.
Si se mira el transfondo pol¨ªtico, se advierte que, aprovechando estas encuestas, la oposici¨®n republicana va a convertir su rechazo a la reforma sanitaria en su principal caballo de batalla de cara a las importantes elecciones legislativas del pr¨®ximo noviembre.
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