El largo adi¨®s
Gillette abandona su planta sevillana el domingo pese a los intentos de sus empleados por evitarlo
"Ya se ve¨ªa venir algo. Hac¨ªa tiempo que no se invert¨ªa mientras sab¨ªamos que en Inglaterra y Alemania se renovaba la maquinaria. La propia actitud pasiva de la direcci¨®n hac¨ªa pensar, pero nunca imaginamos que se har¨ªa como se ha hecho". Antonio Jim¨¦nez, de 47 a?os, y empleado de Gillette desde hace 19, ha sido uno de los 245 testigos directos del abandono de la multinacional de la planta de Sevilla en la que sus traba adores aseguran que han conocido la "felicidad". Pese al acuerdo sobre las indemnizaciones y el proyecto de futuro, todos los empleados mantienen una reivindicaci¨®n imposible: su puesto en Gillette.Depresiones, un infarto, enfrentamientos y un sentimiento generalizado de vac¨ªo es lo que ha quedado tras cuatro meses de lucha. Antonio Jim¨¦nez, con cuatro hijos de entre 7 y 17 a?os, casado con una ex empleada de Gillette, ha vivido cada momento del final de este emblema de sue?o americano afincado en Sevilla.
"El 18 de marzo, el comit¨¦ iba a discutir el convenio para este a?o. Nunca hab¨ªa habido muchos problemas y las negociaciones eran tranquilas. Antes de empezar, comunicaron el cierre irrevocable. Ofrecimos congelaciones salariales, renuncias a derechos adquiridos. Pero yo sab¨ªa que si hab¨ªan decidido irse, se ir¨ªan", recuerda este empleado de mantenimiento.
Tres d¨ªas tard¨® el reci¨¦n relevado consejero de Trabajo, Francisco Oliva, en anunciar p¨²blicamente que Gillette no pod¨ªa abandonar una planta en la que se hab¨ªan registrado 400 millones de beneficio el pasado a?o. Lleg¨® a amenazar con la utilizaci¨®n de todas las armas legales a su alcance. Sin embargo, tras la misma reuni¨®n, al igual que en todos los encuentros posteriores con la Junta de Andaluc¨ªa y los trabajadores, la empresa fue clara y concisa: "El cierre es irrevocable".
Desde entonces, las movilizaciones fueron continuas. En solitario o acompa?ados de los trabajadores de Santana Motor, de otras industrias en crisis e incluso de jornaleros. En Sevilla, Madrid o en el comedor de la factor¨ªa, donde recibieron al director, Alberto Morales, con sonidos de cubiertos que ellos bautizaron como "cucharada". Manifestaciones, pintadas y hasta ba?os en el Guadalquivir. Pese a todo, a finales de abril, el jefe de personal de Gillette, Juan Jos¨¦ Torres, ratificaba que los problemas de la multinacional eran de superproducci¨®n y que hab¨ªan decidido concentrar el proceso de fabricaci¨®n en las plantas del Reino Unido y Alemania.
Gillette hab¨ªa mantenido una gesti¨®n paternalista sobre sus empleados. La empresa conced¨ªa cr¨¦ditos sin inter¨¦s, subvencionaba gastos de oftalmolog¨ªa, ten¨ªa un club de vacaciones, seguros gratuitos de vida, ayudas a la escolarizaci¨®n y para disminuidos, instalaciones deportivas y hasta regalos gratuitos en Reyes para los ni?os. Los sueldos superaban la media, y seg¨²n recuerda Antonio Jim¨¦nez: "hemos sido felices".
La proximidad de las elecciones andaluzas, convocadas para el 12 de junio, y el rechazo producido en la sociedad por el cierre de una empresa con beneficios -que llev¨® a instituciones y colectivos a pedir el boicoteo de los productos de Gillette y denunciar su actuaci¨®n en el Parlamento Europeo-, reanim¨® la actividad de la Junta que, a tres d¨ªas de los comicios y pese a los desaires de los directivos de la entidad en Boston, envi¨® al director general de Industria andaluz, Julio Alba, a Londres. All¨ª se encontr¨® con el m¨¢ximo responsable de la multinacional, Alfred M. Zein. El resultado fue nulo.
Simult¨¢neamente, el Gobierno andaluz sac¨® su ¨²ltimo as de la. manga. Un industrial vasco, Pedro Mar¨ªa P¨¦rez Bo¨ªllos, en nombre de la entidad, Saico, dec¨ªa estar dispuesto a utilizar la planta de Gillette para una nueva industria que costar¨ªa unos 2.000 millones y absorber¨ªa a la mitad de la plantilla afectada.
El 19 de junio, tras las elecciones y ante la falta de noticias sobre este plan industrial, el comit¨¦ de empresa y los partidos pol¨ªticos se echaron encima de la Junta exigiendo responsabilidades por lo que consideraban un proyecto fantasma utilizado electoralmente.
De nuevo, la presi¨®n oblig¨® a la Junta a anunciar la presencia de un grupo catal¨¢n, conocido con ¨¦l nombre de Index, que estaba dispuesto a ser el inversor del proyecto. Todav¨ªa preside la entrada de la empresa una pintada que reza "inversor no", prueba de la desconfianza que suscitaron los empresarios catalanes.
"Lo del grupo inversor era un timo", asegura Antonio Jim¨¦nez, pendiente de recibir el lunes el finiquito para ir con su familia a descansar. "La mayor", dice hablando, de sus hijas, "es la que m¨¢s ha sufrido; es la que m¨¢s cuenta se ha dado de todo". Las familias han seguido los acontecimientos con m¨¢s frustaciones que ilusi¨®n, debido a los peri¨®dicos anuncios de soluciones parciales.
Finalmente la plantilla desech¨® al inversor y ha convencido al grupo Saico y el director del proyecto, Juan Jos¨¦ Guill¨¦n, para que sigan adelante con el plan para fabricar conducciones de fluidos especiales con los trabajadores como respaldo. Gillette ha comprado su libertad con 3.800 millones para indemnizaciones y la cesi¨®n temporal de su planta.
Atr¨¢s quedan d¨ªas de lucha que los empleados de Gillette nunca hubieran imaginado. Pese al respaldo de la mayor¨ªa al acuerdo adoptado el mi¨¦rcoles, hay diferencias que se mantendr¨¢n siempre. Uno de los ¨²ltimos gilletteros, que llama shiitas a los m¨¢s beligerantes contra la empresa, aseguraba el mismo d¨ªa que se sellaba el, abandono, que sus propios compa?eros les hab¨ªan traicionado y que si la multinacional se iba era porque no se hab¨ªa respondido a sus expectativas. Desde el anonimato, este trabajador asegura que los beneficios fueron un 30% menor de lo esperado y que la empresa dedicaba 200 millones anuales a cubrir el elevado absentismo y los gastos del comit¨¦ de empresa.
Ilusi¨®n obligatoria
"Mi obligaci¨®n es ver el proyecto con ilusi¨®n", asegura Antonio Jim¨¦nez, Los trabajadores, perdida cualquier esperanza de que todo haya s ido un sue?o, como explicaba ayer este empleado, intentan sacar fuerzas para embarcar al colectivo en el nuevo plan de reindustrializaci¨®n.Despu¨¦s de las vacaciones obligatorias, el pr¨®ximo 11 de septiembre se celebrar¨¢ un primer encuentro en la planta, que ya estar¨¢ desmantelada, para elaborar un plan de acci¨®n.
La inversi¨®n med¨ªa oscilar¨¢ en torno a los 1.500 millones de pesetas, de los que los trabajadores tienen previsto aportar s¨®lo 100 para la adquisici¨®n de la nave de Gillette, si prospera el proyecto, Para el resto, quieren contar con el mismo grupo Salco que ide¨® el plan y con ayudas oficiales. "Si hace falta poner m¨¢s, lo ponemos", afirma Antonio.
Sin embargo, como reconocen los propios trabajadores, el riesgo es que con el paso del tiempo y los 14 millones de pesetas que ha recibido cada trabajador de media en el bolsillo, se vayan generalizando las bajas de un proyecto por el que, aunque desconocen c¨®mo se va a desarrollar, por ahora apuestan en su mayor¨ªa.
Ya en la ¨²ltima asamblea apareci¨® un representante de un banco alem¨¢n ofreciendo los servicios de su entidad en Sevilla para depositar los fondos. Un dinero al que los trabajadores, pese a todo, renunciar¨ªan por invertir la marcha del reloj y situar el calendario antes de la fat¨ªdica fecha del 18 de marzo.
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