China sue?a con ser Taiwan
La reforma econ¨®mica arranca de la miseria al pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo
ENVIADO ESPECIALSe ven en los alrededores de algunos grandes hoteles y, a veces, en el vest¨ªbulo. Algunas tienen todav¨ªa el aspecto jerg¨®n que denota sus or¨ªgenes campesinos, pero la mayor¨ªa son lo bastante elegantes como para ser confundidas con secretarias de cualquier empresa mixta asentada en China y manejan el ingl¨¦s con la suficiente fluidez como para negociar el precio con sus clientes.
Son las prostitutas chinas que, despu¨¦s de recorrer las aceras de las grandes ciudades meridionales como Shanghai y Cant¨®n, acaban de hacer irrupci¨®n en la capital donde hasta ahora, s¨®lo emigrantes rusas ejerc¨ªan el oficio m¨¢s viejo del mundo. Por 200 o 300 yuanes (1 yuan vale 15 pesetas) compiten con ellas y se arriesgan, si las detiene la polic¨ªa, a ser reeducadas en campos de trabajo, aunque apenas se sancionan ya estos delitos.
Constituyen el ¨²ltimo fen¨®meno de las bulliciosas noches veraniegas de Pek¨ªn, en las que se forman los fines de semana atascos de limusinas en las nuevas autov¨ªas urbanas. Algunos restaurantes permanecen abiertos hasta primeras horas de la madrugada y sus comensales acaban la vetada en atiborradas discotecas animadas por orquestas en vivo, aunque el reci¨¦n inaugurado Hard Rock Caf¨¦ se est¨¢ convirtiendo en el lugar de peregrinaci¨®n preferido por los noct¨¢mbulos.
La noche prolonga el d¨ªa en una ciudad que ha dejado de vivir a la cadencia placentera de los ciclistas, para empezar a agitarse al ritmo de los yuppies provistos de tel¨¦fonos inal¨¢mbricos Las calzadas pequinesas est¨¢n a¨²n repletas de bicicletas, pero comienzan a ser apartadas del carril central, ocupado por autom¨®viles particulares y 50.000 taxis amarillos, para ser relegadas a pasillos laterales.
El crecimiento econ¨®mico cambia modos de transporte y aspecto de las calles. Los carteles publicitarios, en los que hasta hace poco se exhib¨ªan tractores y m¨¢quinas herramientas, presentan ahora champ¨²es, hornos microondas y aparatos de aire acondicionado -que ya poseen en la capital el 8% de los hogares-, productos que tambi¨¦n se anuncian en la televisi¨®n. El calor del verano ha disparado el, consumo el¨¦ctrico de los particulares hasta el punto de incrementar la duraci¨®n de los cortes de luz, en varios. barrios de la capital.
En las puertas de algunos c¨¦ntricos comercios, con escaparates tan bien presentados como en Hong Kong o en Nueva York, figuran ya los logotipos de las tarjetas de cr¨¦dito aceptadas por el establecimiento y los primeros cajeros autom¨¢ticos est¨¢n siendo instalados en c¨¦ntricas arterias ante el asombro de los provincianos al comprobar que Ias paredes dan dinero".
La mayor¨ªa de las grandes ciudades chinas est¨¢n patas arriba, surgen obras por todas partes ilustrando la pujanza de una econom¨ªa que en 1993 creci¨® al 13%, el r¨¦cord mundial, aunque varias regiones costeras y meridionales superaron el 20% gracias a una inversi¨®n extranjera que atrajo, cerca de 26.000 millones de d¨®lares para, en buena medida, crear empresas mixtas. China es ya, por su producto interior bruto, la tercera potencia econ¨®mica mundial, por delante de Alemania, y si consigue mantener este ritmo ser¨¢ la primera en el 2010.
La reforma econ¨®mica y la apertura exterior iniciadas hace 15 a?os por el viejo l¨ªder Deng Xiaoping, que cumple 90 a?os este mes, llevan camino de lograr sacar de la pobreza a 1.200 millones de habitantes, la quinta parte de la humanidad. La renta per c¨¢pita se eleva todav¨ªa a tan s¨®lo 370 d¨®lares anuales (unas 50.000 pesetas), pero el Banco Mundial estima que el poder de compra paritario asciende, en realidad, a 800 d¨®lares. En el a?o 2020 China lograr¨¢ un nivel de bienestar similar al de Taiwan hoy. "Los chinos", afirma un diplom¨¢tico residente en Pek¨ªn, "sue?an todos con ser taiwaneses. Es la mayor transformaci¨®n econ¨®mica mundial desde la revoluci¨®n industrial".
Preocupado por el recalentamiento de la econom¨ªa, el Gobierno chino se esfuerza, sin embargo, desde hace un a?o en enfriarla tomando medidas monetarias restrictivas (endurecimiento de la pol¨ªtica crediticia, subida de los tipos de inter¨¦s) y fiscales (incremento de la recaudaci¨®n, lucha contra el d¨¦ficit presupuestario) con, las que ha conseguido tan s¨®lo rebajar la tasa de crecimiento al 11,6% anual en el primer semestre de este a?o en lugar del 9% previsto inicialmente revisado ahora al 11,5%.
Si Pek¨ªn no ha conseguido dar un frenazo a la expansi¨®n econ¨®mica, su fracaso en la contenci¨®n de la inflaci¨®n es a¨²n m¨¢s manifiesto. El ¨ªndice de precios al consumo en las 35 principales ciudades del pa¨ªs aument¨®, en t¨¦rminos anuales, durante el primer semestre en un 22,7%.
El control de la inflaci¨®n se ha convertido en la prioridad pol¨ªtica del Gobierno chino. Si se dispara puede originar cierta inestabilidad, provocada por el descontento de aquellos que ni siquiera reciben las migajas del crecimiento. No en balde acaban de restablecerse, medidas administrativas ca¨ªdas en desuso. Se han vuelto a fijar techos para los precios de los productos m¨¢s sensibles para el consumidor, como el arroz y otros cereales, al tiempo que los gobiernos locales han sido instados a impedir subidas desmesuradas de otros 22 bienes y servicios b¨¢sicos.
La lucha contra la inflaci¨®n, mediante la adopci¨®n de pol¨ªticas monetarias y fiscales restrictivas, constituye, ante todo, un intento del Gobierno central de recuperar las riendas del poder econ¨®mico que los ejecutivos provinciales le estaban arrebatando. La Ley del Presupuesto, aprobada en marzo por la Asamblea Popular Nacional, ilustra este esfuerzo de Pek¨ªn. Otorga exclusivamente al Gobierno central el derecho a incurrir en d¨¦ficit presupuestarios y se lo proh¨ªbe a los gobiernos regionales.
En las delegaciones de Hacienda de 13 provincias se acaba adem¨¢s de introducir en julio un sistema dual de recaudaci¨®n (gubernamental y regional), con el prop¨®sito, explica la agencia de prensa oficial Xinhua, de "incrementar los ingresos del Gobierno central y animar a las autoridades locales a mejorar la percepci¨®n de impuestos". Hasta ahora, prosigue, la parte recaudada por las autoridades centrales era peque?a, lo que fortalec¨ªa el poder financiero de las regiones y mermaba el presupuesto del Estado", incapaz de redistribuir la riqueza de la costa en el interior menos desarrollado.
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