La esposa del C¨¦sar
LA SE?ORA Fujimori ha vuelto a casa. Todo regresa al orden: pero ?qui¨¦n conoce los tigres escondidos en la alcoba? Su marido, el presidente de Per¨², llevaba ya una semana sin ella, y, por fin, decidi¨® llamarla por tel¨¦fono. El tel¨¦fono, naturalmente, era m¨®vil: lo llevaba en el bolso cuando hac¨ªa una obra de caridad, rodeada de un enjambre de periodistas que asistieron, as¨ª, a la escena hist¨®rica de la reconciliaci¨®n. La esposa del presidente de Per¨² hab¨ªa abandonado el hogar porque su marido no tiene "sensibilidad social", y hab¨ªa decidido presentarse ella a la elecci¨®n presidencial contra su esposo para cubrir ese importante frente en un pa¨ªs subdesarrollado.La ley peruana impide esa candidatura: ning¨²n familiar del presidente puede presentarse a las elecciones. Parece una violaci¨®n de la. democracia, puesto que cada ciudadano es elector y es elegible; pero se trata, al contrario, de evitar las dinast¨ªas dominantes: los Trujillo, los Somoza, los Kim de Corea.
Lo habitual en las damas es esperar a quedarse viudas o hu¨¦rfanas para ejercer el poder a la luz del d¨ªa: Aquino, Isabelita Per¨®n. Pero Zulema Yoma, en la Argentina de las bellas y dominantes viudas, que rr¨ªa serlo sin esperar a la muerte de Menem, como Susana Higuchi quiere optar en Per¨². Triunfar des pu¨¦s de muerto el esposo tiene menos valor que triunfar en vida de ¨¦l: que lo vea, que se entere. Como hizo Eva Duarte de Per¨®n. Los pleitos matrimoniales son muy complejos en las familias dominantes. Ya exist¨ªan en los griegos, con sus Yocastas y Medeas.
La soluci¨®n que pod¨ªa plantearse para este caso es la del divorcio. Pero en un pa¨ªs mayoritariamente cat¨®lico el divorcio no ser¨ªa suficiente sin la, no siempre f¨¢cil, disoluci¨®n del matrimonio por el Tribunal de la Rota. Al final, Susana Higuchi de Fujimori se ha dado cuenta de que no estaba en las mejores condiciones para llevar una lucha feminista por su cuenta. Y ha vuelto, ha proclamado que en ning¨²n momento recurrir¨¢ al divorcio y ha suspendido las "desavenencias ideol¨®gicas" y quiz¨¢ su ideal de aventura.
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