De Teresa y Cerezo consumaron la gesta
Los dos corredores espa?oles estar¨¢n en la final de 800 metros
Hab¨ªa que estar entre los cuatro primeros y Tom¨¢s de Teresa lo estuvo en su carrera y Jos¨¦ Cerezo, en la suya. Habr¨¢, pues, dos espa?oles en la final de 800 metros (domingo, 14.15 horas), tantos como italianos, que son los mejores, y m¨¢s que los ingleses. Uno, De Teresa, se entrena junto a Cacho y Ant¨®n, o sea, que comparte entrenamientos con atletas de pedigr¨ª, que no es mala cosa; otro, Cerezo, es un talento que est¨¢ causando asombro.De Teresa es buen¨ªsimo. Lo era con 19 a?os cuando fue campe¨®n europeo j¨²nior y lo quiere volver a ser con 25. No lo ha sido en el intermedio, porque se ha pasado el tiempo dando espantadas. Menos en 1991, que fue octavo en el Mundial. "A ver si repito aquello y no hago m¨¢s como Curro Romero", dice. De momento est¨¢ dando la cara de verdad. En una semifinal donde lo ¨²nico que se pone en juego es el fracaso, plante¨® la carrera con valent¨ªa, para ganarla. Daba igual ser primero que cuarto, pero no se fi¨®. Al final pas¨¦ sus problemas; quiso volver a cambiar de ritmo y no pudo. Pero los dem¨¢s, tampoco. No es lo mismo correr a un ritmo de 1.47 minutos, como en las series, que a 1.45, como en la semifinal.
El desgaste es para todos, incluso para el superfavorito, el italiano D'Urso, subcampe¨®n mundial y que corre en 1.43. A De Teresa no le gust¨®: "Un atleta de su categor¨ªa no. puede correr con apuros, y los ha tenido igual que yo". Ello no le hace su pervalorarse: "Mi rival soy yo mismo. Si la final va r¨¢pida hay gente que se va a quedar; si va lenta, nos vamos a liar a tortas al final y cualquiera sabe lo que pueda ocurrir. Yo tengo que creer en m¨ª para que me salgan fuerzas cuando no las tenga, colocarme bien en el grupo y tirar a falta de 200 metros, si es que me aguantan las piernas. S¨®lo deseo una buena clasificaci¨®n para agradecerle a Enrique Pascual su trabajo conmigo".
La clasificaci¨®n de Cerezo permite situar un poco m¨¢s lejos los l¨ªmites que est¨¢ alcanzando el atletismo espa?ol de carreras en estos campeonatos, porque jam¨¢s hab¨ªa tenido dos finalistas. Volvi¨® a demostrar que es un portento.
Inteligencia para colocarse, decisi¨®n para atacar, resistencia para aguantar el ritmo y velocidad para cambiarlo hacen falta en un corredor de 800 metros. Las cuatro cualidades se van adquiriendo con el tiempo. Cerezo parece haber nacido con ellas. Dice que Rafael Morales, su entrenador, le ense?¨® a correr as¨ª. Lo hace tan f¨¢cil, que recuerda a Steve Cram, a quien le une incluso un padecido f¨ªsico.
Cerezo se coloc¨® mejor que en las series, vigilando para no que darse encerrado, cambi¨® de ritmo a falta de 250 metros, lo mantuvo y al final, cuando comprob¨® con seguridad que entraba entre los cuatro primeros, se relaj¨®. No tuvo que responder a ning¨²n ataque, por lo que tampoco pas¨® por las dificultades que le aguardan en la final. No est¨¢ en los campeonatos para ganar medallas, sino para, irse formando, pero el ritmo al que aprende es vertiginoso. Verse en la final es, para ¨¦l, una sorpresa a medias: "Yo no me iba a ir de Helsinki sin luchar. Por tanto pod¨ªa tener mis posibilidades de ir pasando eliminatorias si me respond¨ªan las fuerzas". Ahora figura entre los ocho mejores del continente. Tres de ellos subir¨¢n al podio. Cerezo dice: "Mi premio ya lo he recibido estando en la final, pero una vez en ella, todos somos ambiciosos, porque ?qu¨¦ corredor de 800 no conf¨ªa en su final".
Su visi¨®n sobre una de las distancias m¨¢s dificiles de controlar, dado que hay que dosificar un m¨¢ximo esfuerzo durante m¨¢s de minuto y, medio, es la siguiente: "Gana no s¨®lo el que llega mejor colocado, sino tambi¨¦n el m¨¢s resistente. Una vez en el sprint, ya es dif¨ªcil cambiar de ritmo, por lo que no hay m¨¢s solucion que aguantar. Los rivales que adelantas no los dejas atr¨¢s porque vayas m¨¢s r¨¢pido, sino porque se van hundiendo, o sea, que hay que resistir".
La mujer espa?ola tambi¨¦n estar¨¢ en una final de mediofondo. Maite Z¨²?iga es un valor fijo porque ya estuvo en las ol¨ªmpicas de Se¨²l-88 y Barcelona-92, adem¨¢s de en la del Mundial-93. Ocurre que, una vez en ellas, nunca tiene a su alcance la lucha por las medallas. Cuando se desencadena el ataque, no tiene capacidad de respuesta.
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