De Teresa se sube al carro de ¨¦xitos
Bronce en 800 metros para el tercer atleta que entrena Pascual en Soria
Fue una medalla ganada a sangre. Tom¨¢s de Teresa no iba a ser el ¨²nico del grupo en regresar a Soria sin triunfar. Ya estaba cansado de que todas las palmadas se las llevase, primero Cacho, y luego Ant¨®n. ?l, adem¨¢s de no ser de la ciudad, como no ganaba nada, tampoco era famoso. Desde luego que le esperaba un buen invierno como volviera de vac¨ªo; todas las ma?anas corriendo con ellos en el bosque, por las tardes en la pista o en el parque, y luego para nada. "?Y ¨¦ste para qu¨¦ corre?", pensaba que dir¨ªa la gente. As¨ª que sali¨® dispuesto a no dejarse ceder un cent¨ªmetro de pista en su avance.?l no persegu¨ªa la medalla de oro. La de plata ya estar¨ªa bien; la de bronce, tambi¨¦n. Admit¨ªa la superioridad de Benvenutti, no la del resto, aunque entre ellos estuviera el mism¨ªsimo subcampe¨®n ol¨ªmpico. Esta vez se encontraba bien, capaz al menos de dar la cara en los ¨²ltimos 200 metros, no como otras veces que se hund¨ªa. De tanto entrenarse con Cacho y Ant¨®n hab¨ªa hecho muchos m¨¢s kil¨®metros de trabajo de resistencia, por lo cual tendr¨ªa que soportar mejor el ritmo hasta ese punto fat¨ªdico; de que conservase la velocidad era competencia de Enrique Pascual, un mago, seg¨²n los resultados que hab¨ªa obtenido con los otros dos atletas.
Lo malo para De Teresa fue que se despist¨® de salida y corri¨® atr¨¢s sin ninguna autoridad. "No sab¨ªa por d¨®nde iba, me encontraba bien, pero estaba desbordado", admiti¨®. Luego recuper¨® la conciencia. Quedaba una vuelta y ahora o nunca. Se lanz¨® hacia delante, busc¨® sitio por donde no lo hab¨ªa y conect¨® con la cabeza justo a tiempo cuando las medallas se iban a disputar a velocidad de v¨¦rtigo. Cerezo entr¨® por el hueco que abri¨® De Teresa, pero no pudo seguirle; demasiadas carreras (tres entre series, semifinal y final) para su primer contacto con la alta competici¨®n.
De Teresa comprob¨® c¨®mo sus piernas respond¨ªan al est¨ªmulo. Por primera vez tuvo seguridad en s¨ª mismo. Quedaban 100 metros, que son todo un mundo en la carrera de 800. Necesitaba meter la quinta velocidad para alcanzar el podio. No mir¨® delante a Benvenutti, que iba a mil por hora, sino a Rodal (Noruega) y, sobre todo, a D'Urso (Italia) y Motchebon (Alemania). Ten¨ªa que meterse entre ellos si quer¨ªa volver con la cabeza bien alta a Soria. O la medalla o la marginaci¨®n. Un cuarto no tiene sitio entre los campeones.
Con la excitaci¨®n de estar motivado al 200% y el saberse fuerte como nunca, se lanz¨® por la medalla. Cu¨¢l era la de menos. Lo que no pod¨ªa era quedarse sin subir al podio. Los metros se alargaron ante el poder¨ªo que derramaba su rabia y lleg¨® a tiempo para hacer posible su sue?o. "Lo he pensado tantas veces, que ahora me parece vivir una situaci¨®n ya conocida", manifest¨® tras recoger la medalla. "No pod¨ªa fallar. Despu¨¦s del ¨¦xito de los maratonianos la adrenalina nos subi¨® y todos quer¨ªamos ser como ellos".
El m¨¦rito de De Teresa fue superar en los metros finales a dos hombres de calidad como el noruego inmigrante Douglas y al tambi¨¦n negro alem¨¢n Motchebon. Ambos son atletas de una planta impresionante para el 800 y con mayor zancada que el espa?ol. ?ste, sin embargo, puso la raza de ganador para sufrir en los instantes que separan entre una medalla y el quinto puesto. Esta plaza pudo perfectamente ser la suya y con ella la decepci¨®n. Pero el atleta ya puede volver con la cabeza alta a Soria, como dijo antes de la final. Despu¨¦s de las medallas de Ferm¨ªn Cacho y Abel Ant¨®n -¨¦ste a¨²n no hab¨ªa conseguido la segunda, con lo que le pon¨ªa un poco m¨¢s dura la comparaci¨®n- el pabell¨®n soriano casi le obligaba a subir al podio.
Cerezo, decepcionado
Cerezo, pese a ser s¨¦ptimo en la final europea, qued¨® decepcionado: "La sensaci¨®n ha sido frustrante, porque las piernas no me respondieron. Ten¨ªa que haber estado m¨¢s adelante y no pude. Se que mi clasificaci¨®n pod¨ªa ser mejor y por eso me voy decepcionado". El sab¨ªa que pod¨ªa ganar a De Teresa. Tiene una calidad natural que le permite fijarse ambiciosos objetivos. Y viendo lo que hab¨ªa conseguido De Teresa, no pudo perdonarse haber fallado. De lo contrario, a estas alturas ser¨ªa la revelaci¨®n de los campeonatos.
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