M¨²sica de C¨¢mara

Fernando C¨¢mara reverdeci¨® ayer en Toledo viejos laureles y obsequi¨® al escaso respetable con una de sus ya casi olvidadas sinfon¨ªas. La m¨²sica del jienense-malague?o cal¨® en todos por igual y estremeci¨® las fibras sensibles de entendidos y no entendidos. El rel¨¢mpago del arte, en las escasas ocasiones en que se produce, restalla como latigazos de luz y da respuesta exacta a los toros cuando son bravos, como el quinto, en el que C¨¢mara son¨® a gloria. Es obligado se?alar que el bravo ejemplar de Mart¨ªnez Benavides se com¨ªa los enga?os humillad¨ªsimo como el m¨¢s arrepentido pecador.El coletudo, pel¨ªn ap¨¢tico y bastante desconfiado en su anterior enemigo, ya avis¨® de sus intenciones al presentarle al quinto con el capote su tarjeta de visita. Alete¨® el percal con elegancia y suavidad en ver¨®nicas y en un esplendoroso quite por chicuelinas. El anticipo contin¨²o con la fl¨¢mula, con la que alumbr¨® naturales de cante jondo, aunque el m¨¢ximo clamor llegara con las espaldinas finales.

Tambi¨¦n Miguel Rodr¨ªguez triunf¨® con armas similares a las de su compa?ero. El primero, de derrotona cabeza astifin¨ªsima, necesitaba porf¨ªa valerosa ante el lucimiento y Rodr¨ªguez se las concedi¨®. El encastado ¨²ltimo lo que ped¨ªa era quietud, pases muy rematados y ligaz¨®n, y el matador tambi¨¦n le concedi¨® la adecuada respuesta.

Jos¨¦ Antonio Campuzano fue el convidado de piedra. No obstante, es igualmente cierto que el sevillano, vulgarote y como de vuelta ya de su larga carrera tampoco puso un excesivo empe?o.