Muere El¨ªas Canetti, la conciencia de Centroeuropa
El premio Nobel falleci¨® a los 89 a?os el pasado fin de semana en Z¨²rich, cuando escrib¨ªa sobre la inmortalidad
Muy pocos lo vieron antes de morir, porque Canetti s¨®lo quer¨ªa escribir el cuarto volumen de sus memorias y evitaba las molestias mundanas contra las que luch¨® toda su vida con distintos m¨¦todos. En las ¨²ltimas semanas, cuando periodistas llamaban a su tel¨¦fono se hac¨ªa pasar por su mayordomo contestando: "Aqu¨ª la casa de El¨ªas Canetti, el se?or Canetti no est¨¢". Su forma de enfrentar el terror obsesivo a la mortalidad era escribiendo: "He vivido en una resistencia infinita hasta la muerte".Que. el fin de su vida lo sorprendiera durante el sue?o, sin enfermedades y dolores, fue la ¨²ltima victoria de Canetti sobre la muerte, a la que, trataba como a una enemiga: "Todos los seres humanos mueren demasiado temprano", dec¨ªa. Contaba s¨®lo siete a?os cuando su padre falleci¨® repentinamente en Rutschuk, la ciudad b¨²lgara donde naci¨® en 1903 como el primero de tres hijos. Su. madre guard¨® luto sentada durante semanas y sin moverse del sill¨®n de la biblioteca familiar. El primog¨¦nito tem¨ªa lo peor y no se movi¨® de su lado hasta que un d¨ªa ella se levant¨® y se dirigi¨® a la ventana. El ni?o la cogi¨® por la cintura con todas sus fuerzas impidiendo que saltara: fue la primera victoria de El¨ªas Canetti sobre la muerte. Esa victoria se transform¨® en una simbiosis entre la madre y el hijo, que le influy¨® de por vida.
"Hijo m¨ªo, t¨² juegas y tu padre est¨¢ muerto", le dijo ella y se inici¨® as¨ª una nueva etapa en la familia Canetti que pon¨ªa fin a la, infancia y al ladino, el idioma de sus primeros a?os. Comenzaba el peregrinaje europeo t¨ªpico de una familia jud¨ªa y de una madre cuya ¨²nica meta era la perfecci¨®n en la educaci¨®n de su hijo mayor. "Con dolor" tuvo que aprender el alem¨¢n, la lengua secreta de sus progenitores. Su madre le le¨ªa durante horas obras de teatro, que ¨¦l apenas entend¨ªa pero que convirtieron a este idioma en "la ¨²nica patria" que el escritor conoci¨®.
Canetti estaba orgulloso de su no tan lejano origen sefard¨ª y muchos a?os despu¨¦s, cuando ya hab¨ªa recibido el premio Nobel, escribi¨® al alcalde de Ca?ete, un pueblo de la provincia de Cuenca, relat¨¢ndole c¨®mo un bisabuelo suyo en el siglo pasado, vivia cercano en la colonia italiana de Adrian¨®polis, cambi¨® Ca?ete por Canetti. La familia se traslad¨® despu¨¦s a Bulgaria, y all¨ª fue donde naci¨®, pero el ladino estaba firmemente en su sangre y en su verbo. El alcalde de Ca?ete respondi¨® haci¨¦ndole hijo adoptivo.
Tras la muerte del padre emigrar se transform¨® en una rutina familiar provocada por la matriarca para exponer a su hijo superdotado a diferentes culturas logrando as¨ª que dominara perfectamente cinco idiomas. Vivi¨® en Manchester y obtuvo el pasaporte brit¨¢nico que conserv¨® hasta el fin; vivi¨® en Francf¨®rt y Z¨²rich y pas¨® los a?os m¨¢s importantes de su formaci¨®n en Viena. Pero Rutschuk apel¨® siempre a su nostalgia y la consideraba "una ciudad maravillosa para un ni?o... All¨ª viv¨ªan gentes de distintos or¨ªgenes y todos hablaban seis o siete idiomas".
Cuando inici¨® la trilog¨ªa autobiogr¨¢fica hurg¨®. sin compasi¨®n en su propia memoria reconstruyendo las rutas de su infancia y entonces dijo que "cobarde, verdaderamente cobarde es s¨®lo quien teme a sus recuerdos,". En Viena, la capital centroeuropea, escenario de varias de sus obras y de los dos primeros tomos autobiogr¨¢ficos, fue la ciudad donde conoci¨® a las personas que m¨¢s influyeron en su vida. Fue en 1930 cuando vio por primera vez en la misma sala y a la misma hora al sat¨ªrico del idioma alem¨¢n Karl.Kraus y a la escritora Venetia Toubner-Calder¨¢n Veza, con quien se cas¨® en 1934. La obra de Veza Canetti, que muri¨® en 1960 jam¨¢s fue publicada por su marido, y fue descubierta recientemente cuando un editor austriaco reuni¨® sus textos publicados en la d¨¦cada de los treinta en un peri¨®dico vien¨¦s.
Canetti era el escritor que como, ninguno representaba la continuidad de la cultura centro europea y cuando recibi¨® el Premio Nobel en 1981 agradeci¨® en el discurso a sus antecesores: "A cuatro hombres les agradezco que hoy yo pueda estar frente a ustedes dijo. "Uno es Karl Kraus, el gran sat¨ªrico de la len gua alemana, que me ense?¨® a escuchar, una. cualidad exquisita en la bulliciosa Viena. Pero m¨¢s importante a¨²n que escuchar es que ¨¦l me vacun¨® contra la guerra. Despu¨¦s de Hiroshima todos saben lo que es la guerra y que todos lo sepan es nuestra ¨²nica esperanza".
De Franz Kafka aprendi¨® a "transformarse en un ser peque?o, desprendi¨¦ndose del poder". Finalmente se refiri¨® a Hermann Broch y Robert Musil a quienes conoci¨® en los caf¨¦s literios de Viena. Seg¨²n Canetti, Musil le traspas¨® "el m¨¢s dificil" de los conocimientos. "Que escribir es una empresa de d¨¦cadas, que uno no sabe si podr¨¢ terminar y que requiere primordialmente paciencia y tenacidad inhumana".
Claudio Magris, el escritor italiano que desde su Trieste natal mejor ha analizado el mundo centroeuropeo, y que conoc¨ªa personalmente a Canetti, con quien matuvo una larga correspondencia, explicaba ayer que cuando supo la noticia de su muerte le vino enseguida al recuerdo una carta suya en la que le anunciaba su segunda boda. "Hac¨ªa a?os que estaba viudo de su primera mujer , y al mismo tiempo intentaba justificar una sensaci¨®n de infidelidad para con su primera esposa. Eso me impact¨®, era una lucha contra la muerte, no aceptaba la muerte", dijo Magris.
"Creo que Auto de fe es su gran obra, su pieza maestra, un gran libro que golpea como un pu?o" asegura Magris, y cita un ensayo de Canetti sobre Hermann Broch, donde sacaba una conclusi¨®n tremenda: "El poeta debe ser el perro de su tiempo".
"Desconf¨ªo de la fama p¨®stuma"
El Frankfurter Allgemeine Zeitung publicaba ayer las ¨²ltimas anotaciones in¨¦ditas de Elias Canetti; observaciones sobre el poder, la muerte y la inmortalidad en las que el escritor trabaj¨® hasta poco antes de su muerte.A los vivos a los que se conoce bien siempre hay algo que reprocharles. A los muertos, sin embargo, uno les agradece que no le proh¨ªban el recuerdo.
Para alguna gente, esforzarse por la verdad se convierte en algo as¨ª como coleccionar escarabajos. Sus escarabajos parecen id¨¦nticos, grises y sospechosos.
Quien conoce la verdad de un hombre le destruye a no ser que calle. Es dificil callar frente a hombres a los que se ve frecuentemente. Es preciso decirles cosas que les ayuden, sin poder transformarles. Se les ayuda hasta que tienen una imagen falsa de s¨ª mismos y uno es responsable de esa imagen.
Estoy. contento con mi nuevo hermano, con Pavese. Pero esto no deber¨ªa ocurrir con frecuencia. S¨®lo se aprende de los que son completamente distintos a uno mismo. Uno se tranquiliza con los afines.
Es importante repetir todos los grandes pensamientos sin saber que ya han sido dichos.
Tu temprana y compleja relaci¨®n con Dios no era nada m¨¢s que un intento de arremeter contra el poder.
Las historias verdaderas que uno relata son falsas; las falsas tienen al menos la oportunidad de que podr¨ªan convertirse en verdaderas.
Decir. lo m¨¢s terrible de forma que deje de ser terrible, que, haya esperanza porque ha sido dicho.
Todas las ideas olvidadas emergen en el otro conf¨ªn del mundo.
?Por qu¨¦ quieres explicar siempre? ?Por qu¨¦ siempre quieres llegar a lo que hay detr¨¢s? ?Y luego detr¨¢s, y siempre detr¨¢s? ?C¨®mo ser¨ªa una vida en la superficie? ?Feliz? ?Y habr¨ªa que despreciarla s¨®lo por eso? Quiz¨¢ haya mucho m¨¢s en la superficie... quiz¨¢ sea falso todo lo que no es superficie, quiz¨¢ vives as¨ª en espejismos incesantemente cambiantes, no tan bellos como los dioses, pero vac¨ªos como los de los fil¨®sofos.
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