El hombre y el divo
Mauro Silva es ensalzado en La Coru?a mientras su compatriota Bebeto acapara el reproche popular
La afici¨®n coru?esa empieza a estar hasta las narices de su antiguo ¨ªdolo. Durante dos a?os, el deportivismo se esforz¨® por mostrarse comprensivo con los caprichos de uno de los futbolistas de m¨¢s talento que se haya visto nunca trotando por Riazor. Pero a Bebeto se le ha acabado la bula. La gente se fue cansando de sus man¨ªas de divo y cuando regrese a La Coru?a -si es que finalmente regresa- va a encontrarse con un ambiente envenenado. En los altares deportivistas, su lugar lo ocupa. ahora el otro brasile?o del equipo, Mauro Silva, quien tambi¨¦n jug¨® la Copa del Mundo pero no ha alegado ex cusas filantr¨®picas para pro longar sin permiso las vacaciones. Las diferencias entre ambos jugadores han quedado so bradam¨¦nte delimitadas."Ya est¨¢ bien de perdonar", exclam¨® el presidente deportivista, Augusto C¨¦sar Lendoiro, tras anunciar la sanci¨®n que el club ha impuesto a Bebeto por no presentarse en La Coru?a el pasado d¨ªa 10, como le hab¨ªan exigido los dirigentes de la entidad blanquiazul. Emulando a Romario, su compa?ero en el ataque brasile?o durante el pasado Mundial, Bebeto decidi¨® tomarse ¨¦l mismo unos d¨ªas m¨¢s de vacaciones. En anteriores conflictos por otros viajes del futbolista a su pa¨ªs sin permiso oficial, el club hab¨ªa preferido arreglar las cosas por las buenas. Pero la paciencia de Lendoiro se ha agotado y la sanci¨®n pretende ser ejemplar: 25.000 d¨®lares (unos tres millones de pesetas) por cada d¨ªa que retrase su incorporaci¨®n. Ya van 11.
Caprichos y arrogancia
En esta ocasi¨®n nadie ha alzado la voz para defender al goleador brasile?o. Aunque arrebaten sus florituras en el ¨¢rea, algo que ser¨¢ siempre un bonito recuerdo para la afici¨®n y el deleite por el buen f¨²tbol, el deportivismo est¨¢ descubriendo que detr¨¢s de su aire humilde e inocente se esconden algunos de Vos mismos deslices de tantos astros del f¨²tbol proclives al capricho y a. la arrogancia.Bebeto se deja querer y aparece en p¨²blico como un hombre de buenos sentimientos, poco dado a las declaraciones estridentes. Pero a la gente le irritan su indisciplina y sus dobleces, esa costumbre de decir en La Coru?a que la ciudad gallega es para ¨¦l "como un peque?o R¨ªo de Janeiro" y al d¨ªa siguiente anunciar en Brasil que est¨¢ deseando regresar a un equipo de su pa¨ªs.
Como se ha encargado de resaltar convenientemente el propio Lendoiro, el ejemplo de su compa?ero de club y selecci¨®n, Mauro Silva, pone todav¨ªa m¨¢s en evidencia la actitud de Bebeto. Pocos futbolistas como Silva habr¨¢n corrido tanto en la pasada Copa del Mundo. Y, en su caso no ha habido excusas: el d¨ªa 10 de agosto, como un reloj, estaba de vuelta en La Coru?a. El recibimiento tambi¨¦n contrast¨® con los amargos reproches a Bebeto. Primero fue ovacionado por decenas de hinchas en el aeropuerto y despu¨¦s por sus propios compa?eros en el estadio, donde el entrenador, Arsenio Iglesias, le salud¨® con un emocionado abrazo. Tanto Arsenio como Lendoiro han confirmado una vieja apreciaci¨®n: "Es el marido que todas las madres quisieran para sus hijas".
Al final, sin tanto artificio como Bebeto, ni dentro ni fuera del c¨¦sped, Mauro Silva se ha convertido en el hombre m¨¢s amado de una ciudad que vive pendiente del menor movimiento de sus futbolistas. Aunque las relaciones entre ambos son excelentes, los caracteres de los dos brasile?os del Deportivo parecen casi opuestos. Silva es respetado en su pa¨ªs, pero nunca se ha se?alado como el sucesor de Zico, ni le han incluido en los santorales m¨¢s excelsos.
Vino a La Coru?a desde un equipo modesto, el Bragantino, y tampoco era un chico de la calle, como Romario, por ejemplo. El f¨²tbol no le impidi¨® acudir a la universidad para estudiar inform¨¢tica. Nunca ha exteriorizado una gran pasi¨®n por la opulencia, confiesa que su fervor religioso es m¨¢s bien moderado y detestaba acudir a las multitudinarias celebraciones organizadas en Brasil como acci¨®n de gracias por el tetracampeonato. En realidad, da la impresi¨®n de que aborrece muchas de las cosas que entusiasman a Bebeto.
Ning¨²n periodista, como ninguno de los cientos de aficionados que le abordan a diario podr¨¢ decir que le haya o¨ªdo alguna vez una palabra hosca o le haya visto un gesto altivo. Tan angelical es su comportamiento que hasta ha tratado de disculpar a Bebeto por incumplir las obligaciones que ¨¦l mismo ha acatado sin rechistar. Para acabar de ganarse todo el aprecio del club y la afici¨®n, ha proclamado que estar¨ªa dispuesto a renunciar a la selecci¨®n brasile?a con tal de evitar m¨¢s perjuicios al Deportivo. Y eso que Mauro Silva, como Romario y Bebeto, tambi¨¦n acaba de conseguir la Copa del Mundo. Aunque no lo parezca.
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