Protestas y dolor en Little Havana
La comunidad cubana de Miami se debate entre el coraz¨®n y la cabeza por la p¨¦rdida de privilegios de los suyos
La comunidad cubana de Miami, todav¨ªa sin haberse repuesto del choque emocional provocado por el giro en la pol¨ªtica norteamericana hacia los refugiados del r¨¦gimen castrista, se debate entre el enfado y la desilusi¨®n por la aparente p¨¦rdida de privilegios y el escepticismo ante la eficacia de las medidas anunciadas. En las calles de Little Havana, en el centro, de Miami, se protesta en voz alta y se da rienda suelta a las emociones porque duele extraordinariamente que se hable de refugiados ilegales, despu¨¦s de 28 a?os de recibir con honores a los que abandonaban la isla.,Por encima de la confusi¨®n y de las contradicciones entre el coraz¨®n y la cabeza hay unanimidad al pronosticar que las amenazas de detenciones y el env¨ªo a Guant¨¢namo no van a servir para disuadir a nadie, y aquellos que no se dejan llevar por la pasi¨®n reconocen que las cosas no han cambiado tanto.
Los veteranos, los exiliados que llegaron a Miami a principios de los a?os sesenta con un visado de turista, son los que mejor aceptan las decisiones del presidente Bill Clinton, porque entienden que hay que cortar de ra¨ªz el juego de Fidel Castro de dejar salir a los que le incomodan y crear al mismo tiempo un grave problema a Estados Unidos.
"No. deber¨ªa entrar ni un cubano m¨¢s en este pa¨ªs, ni aun que fuera familiar m¨ªo", dice un jubilado que comparte mesa y mantel con varios abuelos y que todav¨ªa recuerda la avalancha humana del Mariel, en 1980.
Pero los corrillos enmudecen y las manos se crispan a la vista' de las im¨¢genes de la televisi¨®n: una balsa con objetos y ropas pero sin gente a bordo, encontrada por los guardacostas; un ni?o herido, con quemaduras, ¨²nico superviviente del incendio que se desat¨¦ en la peque?a embarcaci¨®n en la que se hizo a la mar con sus padres en Cojimar, en la costa de Cuba.
Los que han llegado en los ¨²ltimos a?os o en las ¨²ltimas semanas y tienen todav¨ªa fresca la aventura, reaccionan con rabia y frustraci¨®n. "?Es incre¨ªble!, tratar as¨ª a los, que arriesgan la vida, decir que son emigrantes ilegales", se escandaliza hasta las l¨¢grimas Mart¨¢ Castillo cerca del Centro Manuel Artime, en Little'Havana, donde un peque?o grupo de cubanos acaba de manifestarse con pancartas en las que se acusa a Clinton de traidor y se pide a Washington que adopte posturas m¨¢s en¨¦rgicas contra el Gobierno de Castro. "El presidente tiene raz¨®n -discrepa un veterano que no se suma a la protesta- porque ¨¦sta es la ¨²nica manera de no dejar hacer a Fidel lo que quiere hacer y Clinton tiene que ser m¨¢s duro a¨²n y bloquear la isla de verdad".
Nuevas vueltas de tuerca
Los dirigentes de la comunidad. cubana tienen una postura m¨¢s realista. Los que m¨¢s poder tienen, como Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundaci¨®n Cubano Americana, aprovecharon la irritaci¨®n para negociar con Clinton nuevas vueltas de tuerca contra La Habana.
Los m¨¢s aperturistas, como Jos¨¦ Antonio Lanuza, presidente del Centro de la Democracia Cubana, creen que los cambios no son tan grandes como parece: "la Ley de Ajuste Cubano de 1966 que privilegia a los exiliados", dice, "sigue en vigor y lo que se modifica es el car¨¢cter autom¨¢tico con el que hasta ahora se aceptaba a los refugiados".
Las medidas n -0 van a servir para detener la marea, insiste Lanuza, que despu¨¦s de haber hablado con sus contactos en La Habana asegura que los balseros se van a echar al agua con m¨¢s tranquilidad que antes, porque saben que va a ser mayor el n¨²mero de guardacostas y patrulleros que les rescatar¨¢n y porque conf¨ªan en que antes o despu¨¦s la potente comunidad cubana en EE UU les sacar¨¢ de Guant¨¢namo o del campo de refugiados al que se les lleve.
Las cifras de rescatados del pasado viernes confirman ese punto de vista: 745 personas, un nuevo r¨¦cord. Y en Cuba, aseguran los que viven all¨ª, hay un potencial de exilio que puede llegar al mill¨®n de personas.
El terremoto provocado por las decisiones de Clinton ha contribuido a radicalizar las posturas de los cubanos que creen que EE UU no aprieta a Castro lo que deber¨ªa. "Est¨¢n castigando a los balseros y lo que tendr¨ªan que hacer es castigar a Fidel", asegura C¨¦sar Odio, administrador del. Ayuntamiento de Miami, que cree que hay que ir al bloqueo total.
Otro responsable municipal de la ciudad, Javier Souto, se siente especialmente dolido cuando imagina a los refugia dos cubanos en la base de Guant¨¢namo, compartiendo tiendas de campa?a con los haitianos.
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