La sociedad mexicana pide a gritos el cambio democr¨¢tico
Carlos Salinas de Gortari, un presidente que fue cuestionado en 1988 por la forma en que lleg¨® al poder, ha sido, sin embargo, el art¨ªfice de las reformas electorales que permitir¨¢n que las elecciones de ayer puedan pasar a la historia como las m¨¢s limpias y vigiladas de la historia de M¨¦xico. De que sean las m¨¢s re?idas se ha encargado la propia sociedad mexicana, cansada ya del partido de Estado, que es el mayor obst¨¢culo para el avance democr¨¢tico que a voces pide el pa¨ªs.
Estas elecciones las puede ganar cualquiera de los tres candidatos que van en cabeza, incluido el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que colocar¨ªa como presidente hasta el a?o 2.000 al joven economista Ernesto Zedillo, un hombre que creci¨® pol¨ªticamente en el equipo de Salinas, conoce profundamente el manejo econ¨®mico del pa¨ªs y cuyo pensamiento pol¨ªtico estar¨ªa hoy cercano a la socialdemocracia. Al menos es el favorito seg¨²n las encuestas.No en vano, los tecn¨®cratas salinistas son gente que han estudiado a fondo el fen¨®meno pol¨ªtico espa?ol y sienten muchas simpat¨ªas no s¨®lo hacia Felipe Gonz¨¢lez sino tambi¨¦n hacia el que fue su inicial equipo econ¨®mico, primero con Miguel Boyer y despu¨¦s con Carlos Solchaga. Enrique Tierno Galv¨¢n, por su parte, fue maestro de muchos de estos j¨®venes pol¨ªticos cuando empezaban, y te¨®ricos socialistas como Ludolfo Paramio han impartido doctrina en M¨¦xico durante a?os.
Pero los salinistas son s¨®lo un sector minoritario dentro del PRI, que ha conseguido poder en este sexenio por estar precisamente en el Gobierno. Ya Salinas, cuando accedi¨® a la presidencia de la Rep¨²blica, tuvo que pactar con las familias pri¨ªstas y hacer un peque?o pero muy nutritivo reparto de poder. Salinas se qued¨® con el equipo econ¨®mico, pero la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n se la tuvo que dar a un personaje siniestro llamado Fernando Guti¨¦rrez Barrios, que dur¨® cuatro a?os.
Pas¨® lo mismo con el campo, cuyo control pas¨® a manos del secretario de Agricultura, Carlos Hank, o de la Secretar¨ªa de Educaci¨®n, que en los primeros tres a?os del sexenio tuvo como responsable a Manuel Barlett, el titular de Gobernaci¨®n al que se le cay¨® el sistema en 1988. El malogrado Luis Donaldo Colosio, el hombre que Salinas fue preparando durante todo el sexenio para ser el futuro presidente mexicano, dirigi¨® el PRI casi cuatro a?os. No consigui¨® democratizarlo ni separarlo del Estado, pero s¨ª reducir el poder de las familias y jubilar a personajes que imped¨ªan el cambio. Todav¨ªa hay gente que asocia su muerte violenta con la limpieza que hizo en el PRI.
El asesinato de Colosio destruy¨® lo ya logrado, porque sobre el PRI se lanzaron como zopilotes las diversas familias para evitar su hecatombe, precisamente a cinco meses de las elecciones. Salinas, debido a su poder presidenc¨ªal, consigui¨® introducir a Zedillo como candidato, pero la maquinaria pri¨ªsta pas¨® a manos de algunos grupos de inter¨¦s, que es como se conoce en M¨¦xico a quienes utilizan la pol¨ªtica en beneficio de sus bolsillos o de otras cosas.
Zedillo, no obstante, consigui¨® mantener o rodearse de j¨®venes y experimentados tecn¨®cratas, lo que ya de por s¨ª le favorece como filtro. Es gente como Li¨¦vano Sa¨¦nz, ?ngel Gurr¨ªa, Luis T¨¦llez o Jos¨¦ Francisco Ruis Massicu, entre otros, que de ganar Zedillo se integrar¨ªan con casi toda seguridad en su gabinete. No obstante, lo preocupante son los dem¨¢s y hasta qu¨¦ punto se encuentra comprometido este joven candidato con las familias pri¨ªstas, como ha ocurrido en los ¨²ltimos sexenios con casi todos los presidentes.
Esta vez, si gana el PRI, las cosas van a cambiar, se asegura en medios pol¨ªticos. Todos los indicios apuntan a que la presi¨®n popular termine haci¨¦ndole ver a Zedillo que, en caso de que gane, el partido de Estado ha llegado a su fin en M¨¦xico y que ya no se va a poder gobernar repartiendo el poder internamente.
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