La idea de C¨¦sar
Dos a?os despu¨¦s de la muerte de Manrique, su fundaci¨®n prosigue su obra en Lanzarote
C¨¦sar Manrique hubiera cumplido 75 a?os el ¨²ltimo mes de abril, y es eso lo que ha conmemorado este a?o en Lanzarote la fundaci¨®n que ¨¦l cre¨® poco antes de morir en accidente de autom¨®vil, el 25 de septiembre de 1992. Para los que trabajaron con ¨¦l, y para la isla, es como si C¨¦sar hubiera emprendido un largo viaje. Por eso siguen su idea como si este Leonardo volc¨¢nico no hubiera desaparecido ya de la tierra que ¨¦l contribuy¨® a popularizar en el mundo como un ejemplo de respeto humano por la obra de la naturaleza.La fundaci¨®n fue creada por C¨¦sar Manrique en marzo de 1992, en la que hab¨ªa sido su m¨ªtica casa de Tahiche, construida bajo la lava volc¨¢nica que hizo de su isla un erial sobre el que ¨¦l, y otros que trabajaron a su lado, construy¨® lo que es la Lanzarote de hoy.
Los lanzarote?os hablan de ¨¦l como si no se hubiera muerto. Jos¨¦ Juan Ram¨ªrez, abogado, hijo del presidente del Cabildo, que con C¨¦sar Manrique ide¨® en los sesenta lo que es la Lanzarote de hoy, es el presidente de la fundaci¨®n y el encargado de dar continuidad a lo que ¨¦l mismo llama "la idea de C¨¦sar". Este a?o la fundaci¨®n ha inaugurado una ampliaci¨®n de su sede, dise?ada antes de morir por el propio Manrique, y se apresta a estudiar la extensi¨®n de la fundaci¨®n sobre los terrenos volc¨¢nicos en los que C¨¦sar construy¨® la vivienda m¨¢s atrevida que ha habido en la isla. Por esa vivienda, hecha ahora sede permanente de la exposici¨®n de su obra y de los fondos que ¨¦l atesor¨®-Guerrero, Z¨®bel, Sempere, Chirino, Equipo Cr¨®nica, Picasso, Mir¨®, T¨¢pies, Chillida-, pasaron en 1993 180.000 personas, y hasta julio de este a?o la hab¨ªan visitado 120.000, lo que la convierte en el n¨²mero 12 de los museos m¨¢s visitados de Espa?a, en una isla que tiene 60.000 habitantes.
Su departamento pedag¨®gico ha ense?ado all¨ª a 5.199 alumnos el a?o pasado y a m¨¢s de 4.000 en lo que va de 1994. En su sala de conferencias, han hablado, entre otros, Sim¨®n March¨¢n, Rafael Argullol, Victoria Camps, Joaqu¨ªn Araujo, Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, Antonio Gamoneda, Luis Landero, Luis Sep¨²lveda y Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n. En el curso pr¨®ximo esperan la presencia de Aurora Garc¨ªa, Tom¨¢s Llorens, Francisco Calvo Serraller, Salvador P¨¢niker, Francisco D¨ªaz Pineda, Emilio Lled¨® y Jos¨¦ Luis Aranguren. Y esperan tambi¨¦n a John Berger, a Carlos Fuentes y a Juan Goytisolo.
Su casa, y posteriormente su fundaci¨®n, fue desde los a?os setenta foro de esa preocupaci¨®n de Manrique por abrir la isla al mundo; y a finales de los ochenta su obsesi¨®n era limitar en lo posible la avalancha de turistas que ha convertido a Lanzarote, en gran parte como consecuencia de su propia labor como artista del paisaje insular, en uno de los principales destinos tur¨ªsticos de Europa.
Esas mismas amenazas las denuncia ahora no s¨®lo la fundaci¨®n que cre¨® para seguirle, sino tambi¨¦n uno de los m¨¢s recientes directivos de esta instituci¨®n, el escritor portugu¨¦s Jos¨¦ Saramago, que desde hace dos a?os habita en la isla con su esposa, y que se ha convertido, como lo fue Miguel de Unamuno de Fuerteventura, en un apasionado defensor del paisaje de Lanzarote como met¨¢fora de la posibilidad que tiene el hombre por dejar que la naturaleza mantenga su identidad como obra de arte en un mundo en el que la especulaci¨®n pasa por encima de la belleza con su inmutable equipaje de porquer¨ªa.
La actividad de la fundaci¨®n y la propia superviviencia de Lanzarote como idea de juntar al hombre y la naturaleza es la que ha conducido a la Unesco a interesarse por sus objetivos. C¨¦sar Manrique dec¨ªa que el hombre era el animal que peor se hab¨ªa adaptado a la naturaleza, y estaba empe?ado en convertir a Lanzarote y a sus habitantes, en un espect¨¢culo excepcional, en el que el hombre no da?ara lo que le precedi¨® aqu¨ª, que fue la tierra. En vida lo tuvo dif¨ªcil, pero consigui¨® inculcar ese ¨¢nimo a sus coterr¨¢neos, que a¨²n hoy cuidan su entorno como si ¨¦l fuera a aparecer armado de las dotes de persuasi¨®n que us¨® para convertir la isla en su mejor obra de arte.
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