Segundo ¨¦xodo
LAS TROPAS francesas enviadas, en principio, para evitar los horrores que han sufrido las poblaciones de Ruanda acaban de abandonar ese desgraciado pa¨ªs. En la zona de protecci¨®n que hab¨ªan creado -y en la que se concentraron unos 2,5 millones de ruandeses- hay ahora una situaci¨®n ca¨®tica. Masas de ciudadanos de la etnia hutu intentan internarse en Zaire, por miedo a las represalias del Gobierno controlado por el Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR), de la etnia tutsi. Pero esa ola de miedo no es un fen¨®meno espont¨¢neo: el antiguo Gobierno hutu, cuyos restos est¨¢n refugiados en Zaire, despliega una intensa propaganda para hacer creer a los ruandeses que van a ser masacrados por el actual Gobierno, y que la ¨²nica salvaci¨®n est¨¢ en la huida. Son estos grupos, responsables del comienzo de la matanza, los que est¨¢n difundiendo el p¨¢nico por medio del rumor y sus emisoras de radio, a¨²n incomprensiblemente activas.Esta campa?a es criminal: tiende a repetir lo que ocurri¨® hace unas semanas cuando la acumulaci¨®n de refugiados en Goma provoc¨® una epidemia de c¨®lera, que junto al hambre, la sed, la disenter¨ªa y otros males caus¨® unos 50.000 muertos. En el campo de Magunga, cerca de Goma, los agentes de ese Gobierno amenazaron a los que deseaban volver a Ruanda con tratarles como traidores; o sea, condenarlos a muerte.
Si bien la presencia francesa ha sido positiva durante un periodo, al establecer la zona protegida en la que los ruandeses se sent¨ªan seguros, no se entiende c¨®mo su salida se hace sin apenas coordinaci¨®n, con los cascos azules et¨ªopes que deben sustituirlos. No se entiende como el mando franc¨¦s, aprovechando su gran influencia de siempre con los hutus, no haya tomado medidas para cortar la propaganda que ¨¦stos desarrollan para provocar un segundo ¨¦xodo. En su d¨ªa, la intervenci¨®n francesa suscit¨® la sospecha de que trataba de apoyar al Gobierno hutu, si bien el r¨¢pido triunfo del opositor FPR hizo cambiar el sentido de la misma.
Otro factor deplorable es la imposibilidad en que se encuentra la ONU para desplegar una fuerza militar, con transportes adecuados, para sustituir a los franceses. Un ej¨¦rcito moderno ha sido reemplazado por cascos azules en lamentables condiciones de inferioridad: en n¨²mero, sin el material indispensable para un despliegue eficaz en la zona y con una falta total de autoridad para imponerse a los elementos que mueven a las masas hutus y las, empujan aun ¨¦xodo suicida. Pero cargar la responsabilidad. sobre -la ONU es una forma de eludir la que corresponde a todos los pa¨ªses miembros. El secretario general, Butros Gali, ha reiterado sus llamamientos para disponer de las tropas, material y dinero indispensables para cumplir la misi¨®n votada por el Consejo de Seguridad. Las respuestas han sido escas¨ªsimas. Es una situaci¨®n absurda. Si no hay posibilidades de llevar a la pr¨¢ctica las. resoluciones, no deben aprobarse. Con chapuzas como las de Somalia y Ruanda se da la sensaci¨®n de que la ONU, cuando se trata de ?frica, es incapaz de operaciones serias para proteger la paz.
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