Injusticia sumergida
Soy uno; mejor dicho, una, de los cuatro millones de parados de este pa¨ªs, que sobreviven gracias a la llamada "econom¨ªa sumergida".Hace algo m¨¢s de dos meses, comenc¨¦ a trabajar como camarera en una terraza de verano. El horario era de 18.30 a 3.00 o 3.30, por 5.000 pesetas. Y los viernes y los s¨¢bados, que termin¨¢bamos a las 6.00, nos pagaban 6.000 pesetas.
Como enseguida comprobaron que ya ten¨ªa experiencia y era eficiente, sol¨ªan llamarme para los d¨ªas con m¨¢s trabajo y, obviamente, para los fines de semana.
Como tambi¨¦n soy bastante gilipollas, ped¨ª m¨¢s dinero. Me dijeron que eran lentejas...
Yo sab¨ªa, sab¨ªamos todos, que casi siempre faltaba dinero de la caja. Cuando decidieron poner cada d¨ªa a una persona distinta como encargada de la caja, enseguida pens¨¦ -"maldita intuici¨®n"- que el encargado (joven, guapo y con carrera) y su segundo de a bordo estaban buscando un chivo espiatorio.
Cuando me lo propusieron, al cabo de dos d¨ªas me negu¨¦, pero al final no me qued¨® m¨¢s remedio que aceptarlo porque las dem¨¢s compa?eras ten¨ªan poca pr¨¢ctica en la complicada tarea de llevar y controlar las cuentas de un garito tan concurrido.
El lunes me saludaron con una cita privada para pedirme explicaciones. (Al parecer, les faltaba el dinero de 20 comandas). Las comandas en cuesti¨®n (el papelillo en el que se recoge la petici¨®n del cliente) no ten¨ªan ni la fecha, ni la numeraci¨®n correlativa en nada; pero ya hab¨ªa un culpable.
Mal est¨¢ tener que trabajar jornada completa hasta la madrugada por 5.000 o 6.000 pesetas. Peor a¨²n es ser probablemente el ¨²nico que no completa sus ingresos echando mano de la picard¨ªa. Pero ?incluye necesariamente nuestra condici¨®n de "sumergidos veraniegos" la obligaci¨®n de soportar semejantes humillaciones?
Os advierto que, cualquier parecido con la realidad es la pura verdad, y, de alg¨²n modo, la cara oscura de las deliciosas noches del verano madrile?o.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.