La lastimera vuelta a la normalidad
Miles de inmigrantes argelinos salvan a duras penas por Alicante la guerra de fronteras entre Rabat y Argel
El ferry Tipasa atrac¨® en el puerto de Alicante a la 1.15 de la madrugada de ayer, con cinco horas de retraso sobre el horario previsto. Viajaban a bordo 1.100 pasajeros, y 250 veh¨ªculos llenaban sus bodegas. El conflicto desatado por la guerra de la frontera entre los gobiernos de Rabat y Argel ha dejado atrapados en Argelia a miles de inmigrantes que deben regresar a sus puestos de trabajo en Europa tras las vacaciones de verano.Cuando Rabat impuso unilateralmente a los ciudadanos argelinos la obligaci¨®n de tramitar un visado para pisar suelo marroqu¨ª, miles de inmigrantes se vieron obligados a modificar su ruta de regreso a Europa. Ante la imposibilidad de llegar a Melilla para embarcar rumbo a M¨¢laga 0 Almer¨ªa, como hab¨ªan hecho hasta ahora, la alternativa se reduce a conseguir una plaza en alguno de los barcos que enlazan Or¨¢n con Alicante y Marsella.
La primera de estas l¨ªneas, m¨¢s econ¨®mica, ha visto desbordadas - todas sus previsiones. La naviera argelina Entreprise Nationale de Transport Maritime de Voyageurs (ENTMV) ha decidido fletar un barco diario hasta el d¨ªa 7. Se calcula que hasta entonces desembarcar¨¢n en el puerto de Alicante m¨¢s de 7.000 personas y 1.500 veh¨ªculos. En el hangar, la naviera informa de los precios del trayecto (17.200 pesetas el viaje de ida para los adultos, 10.200 por cada ni?o y a partir de 31.700 por un hueco para el veh¨ªculo), y a?ade un mensaje desconcertante: "Tarifa sujeta a variaci¨®n sin previo aviso".
Los que llegaron en el primer barco especial se consideraban " afortunados" por haber conseguido embarcar. Algunos llevaban cuatro d¨ªas de insufrible espera en el puerto de Or¨¢n. Los retrasos se justificaban en el puerto de destino: "Hay problemas graves porque todos tienen prisa por volver, pero el ferry tiene una capacidad limitada".
Antonio Mu?oz, delegado de la consignataria de ENTMV en Alicante, la empresa Romeu & Compa?¨ªa, hab¨ªa anunciado que el Tipasa llegar¨ªa sobre las ocho de la tarde. A esa hora, el muelle estaba vac¨ªo. El responsable de la cafeter¨ªa (abierta las 24 horas para dar servicio a la esperada avalancha de magreb¨ªes) se lamentaba de no haber servido ni un caf¨¦.
La aglomeraci¨®n en el puerto de Or¨¢n impidi¨® que el barco zarpara a la hora prevista: las once de la ma?ana. Pasadas las dos de la tarde, las autoridades portuarias de Alicante recib¨ªan un fax: el Tipasa permanec¨ªa todav¨ªa anclado en el puerto. No solt¨® amarras-hasta pasadas las cuatro de la tarde, y ten¨ªa por delante un crucero de nueve horas.
"C'est normal"
Omar Zeri fue uno de los primeros en desembarcar en Alicante. Regresaba a Francia despu¨¦s de pasar un mes en su localidad natal, Tamesguidat, en la meseta de Taderna?t. Tuvo suerte, aunque reconoci¨® que le cost¨® lo suyo embarcar el d¨ªa 31, apenas 24 horas despu¨¦s de llegar a Or¨¢n con su veh¨ªculo. Le acompa?aban su mujer y dos de sus tres hijos."Ya estar¨ªa en Francia", se lamentaba mientras explicaba la odisea que para ¨¦l y los suyos ha supuesto el cierre fronterizo. Conforme avanzaba la conversaci¨®n, sin embargo, Omar sufri¨® una transformaci¨®n e intent¨® hacer ver que "no es para tanto". "C'est normal" ("es normal"), repet¨ªa una y otra vez, mientras aseguraba que su vida no se ha visto especialmente alterada por este obligado cambio de planes en su operaci¨®n retorno.
El conformismo ha calado entre los inmigrantes. "C'est normal", repet¨ªa Omar. A las cuatro de la madrugada finalizaban los tr¨¢mites en el puesto fronterizo de Alicante.
Quienes no tuvieron inconveniente en dejar bien clara su protesta fueron Kaer y Sager Saquera. El matrimonio (35 a?os ¨¦l y 31 ella) regresaba de Argel, su ciudad natal, con sus cuatro hijos. La familia reside en Fraga (Huesca), y lleg¨® al puerto de Or¨¢n el d¨ªa 28. Cuatro d¨ªas le cost¨® a Kaer conseguir billete de regreso.
"Ha sido tortuoso". Sager hablaba deprisa para dejar bien patente su indignaci¨®n. "Nunca hab¨ªamos tenido tantos problemas, y estoy dispuesta a no volver jam¨¢s a Argelia en estas condiciones". En el interior de su coche, con matr¨ªcula de L¨¦rida, los ni?os dorm¨ªan. El mayor tiene 10 a?os y viajaba en el asiento del copiloto. La ni?a de seis a?os despertar¨ªa al llegar a Fraga, y las peque?as gemelas de tres a?os lloraban porque se encontraban enfermas.
"Es incre¨ªble", agregaba la madre. "Cuatro d¨ªas retenidos en un puerto. sin ning¨²n tipo de servicios m¨¦dicos, ni aseos adecuados ni alimentaci¨®n para las minas". Kaer es camionero de profesi¨®n, y se deb¨ªa incorporar al trabajo ayer. "Son las dos de la madrugada y a¨²n estamos en Alicante. No podemos descansar porque tenemos que ir directamente a Huesca".
En los a?os anteriores, los Saquera cubrieron su ruta anual hasta Argel por la l¨ªnea mar¨ªtima M¨¢laga-Melilla."En Espa?a nunca tuvimos problemas, pero' cuando lleg¨¢bamos a Marruecos era una verg¨¹enza, con la polic¨ªa pidiendo dinero por todo, hasta por estampar el visado o ponerte en la cola para embarcar".
Previsora, esta familia sali¨® de Fraga el d¨ªa 2 -".as¨ª evitamos aglomeraciones de la operaci¨®n salida"-, embarc¨® en M¨¢laga el 3 y-lleg¨® a Argel el 5 de agosto. El regreso estaba tambi¨¦n calculado: salida de -Argel el d¨ªa 28, y llegada a Huesca el 30. No contaban con la guerra de las fronteras. "Mi marido no podr¨¢ descansar antes de empezar a trabajar, y a m¨ª me espera el pediatra para que vea a las ni?as".
A estas alturas, Omar segu¨ªa repitiendo su cantinela: "C'est normal".
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