Primer curso aut¨®nomo en Cisjordania
La transferencia de poderes a los palestinos pasa por una de sus primeras pruebas con la apertura del a?o escolar
A pesar de los pron¨®sticos l¨²gubres, los palestinos de Cisjordania han obteniendo finalmente resultados tangibles de su pacto de paz con Israel. No colman plenamente todas sus aspiraciones, lo admiten los palestinos, pero marcan una nueva etapa en el proceso de autonom¨ªa que los palestinos ven como el camino irreversible hacia un Estado independiente.En la escuela secundaria de Ramala, un grupo de maestros y alumnos batallaban el otro d¨ªa para reparar una fotocopiadora atascada. Los impulsaba un visible sentido de urgencia. "Tiene que estar lista para el s¨¢bado", comentaba un joven profesor de f¨ªsica algo disgustado por su impotencia frente a un aparato electr¨®nico. "Tenemos que imprimir el himno nacional palestino y repartirlo a todos para la ceremonia inaugural del a?o escolar". Al final consiguieron hacerla funcionar, y, mientras el aparato produc¨ªa hojas impresas, los j¨®venes comenzaron a cantar Biladi (Patria).
Por primera vez en la historia de los palestinos, el himno fue entonado libremente el s¨¢bado en los patios y las aulas de las 1.540 escuelas de Cisjordania, que iniciaban curso bajo control palestino. La bandera palestina ondea en todos los m¨¢stiles de los colegios. Ahora hay que reemplazar los obsoletos textos escolares, organizar un curr¨ªculum uniforme para Gaza y Cisjordania, desterrando los sistemas educativos heredados de Egipto y Jordania, respectivamente, y anulando las restricciones israel¨ªes que prohib¨ªan la ense?anza de la historia y la geograf¨ªa palestina.
Tenemos que aprobar
"Lo que tenemos por delante es un examen para todo el pueblo palestino. Debemos aprobarlo", declar¨® Yasir Amer, el ministro de Educaci¨®n de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) al inaugurar el a?o escolar en la tensa ciudad de Hebr¨®n.
Las banderas, el himno, la proyectada introducci¨®n de textos nuevos (en los antiguos se pueden hallar absurdos como aqu¨¦l que describe a Libia como "protectorado de Italia", y otro que fija la poblaci¨®n del mundo ¨¢rabe en 132 millones, en lugar de la cifra correcta de 218) son las m¨¢s significativas se?ales de cambio en Palestina tras la firma del acuerdo de transferencia gradual de poderes administrativos en las ¨¢reas de Educaci¨®n, impuestos, salud p¨²blica, Seguridad Social y Turismo.
"No m¨¢s huelgas, no m¨¢s problemas", coreaban alegremente los alumnos en Hebr¨®n en aulas destartaladas que han estado vacantes en innumerables ocasiones a ra¨ªz de disturbios durante siete a?os de rebeli¨®n contra la ocupaci¨®n israel¨ª. "Ha llegado el momento de construir un futuro para una generaci¨®n a merced de la violencia", dec¨ªa un maestro de qu¨ªmica. "Hoy comienza un nuevo d¨ªa".
Arafat ha presentado ¨¦sta y otras transformaciones como un triunfo de su pol¨ªtica de paz con Israel y la prueba m¨¢s clara de que la autonom¨ªa, contrariamente al coro de cr¨ªticas de los integristas y la izquierda palestina, no se limita exclusivamente a Gaza y Jeric¨®. El ¨²ltimo acuerdo excluye, por supuesto, a Jerusal¨¦n oriental -considerado por los palestinos como parte de la Cisjordania ocupada-, y no hace ninguna concesi¨®n territorial ni pol¨ªtica de envergadura.
"Los cambios no ser¨¢n espectaculares. El mayor cambio ser¨¢ que ahora las banderas palestinas y los retratos de Arafat adornar¨¢n las escuelas", apuntaba el otro d¨ªa el diario conservador The Jerusalem Post.
Pero incluso los esc¨¦pticos admiten que hay una notable variaci¨®n en el terreno y que, casi un a?o despu¨¦s del apret¨®n de manos entre el primer ministro israel¨ª, Isaac Rabin, y el presidente de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), Yasir Arafat, en Washington, cualquier cambio es bienvenido.
"Estamos viendo una gradual aceptaci¨®n del principio de dos Estados capaces de convivir lado a lado y el sentimiento generalizado es de esperanza en el futuro", apunta Zuheir A. Jalaf, profesor de ingenier¨ªa de la Universidad cisjordana de BirZeit. "Hay un considerable cambio psicol¨®gico. Se nota en las conversaciones de cada d¨ªa. Ya no se habla de violencia o de luto. Todos est¨¢n haciendo planes para un futuro mejor".
El resultado final est¨¢ por verse. Israel mantiene su presencia f¨ªsica y su jurisdicci¨®n general sobre la mayor parte de los asuntos administrativos. La "Autoridad Civil" israel¨ª seguir¨¢ pagando los sueldos de los empleados de los 10 hospitales de Cisjordania y seguir¨¢ abasteci¨¦ndolos de equipo y medicinas. Al mismo tiempo seguir¨¢ supervisando el cobro de impuestos, y como todav¨ªa no existen instrumentos jur¨ªdicos palestinos, los evasores de impuestos ser¨¢n juzgados en tribunales israel¨ªes.
Las escuelas recibir¨¢n fondos israel¨ªes durante el primer mes. Luego, la ANP tendr¨¢ que arregl¨¢rselas. Es ah¨ª donde radica uno de los mayores problemas.
Arafat lo ha dicho hasta el cansancio. Sin la ayuda prometida por la comunidad internacional, el proyecto de autonom¨ªa, e incluso el proceso de paz, est¨¢n condenados al fracaso. La lentitud en el desembolso de fondos se ha convertido en una pesadilla para la OLP, que todav¨ªa no tiene autoridada para recaudar impuestos.
Para Arafat, el panorama puede complicarse a¨²n m¨¢s: el primer ministro israel¨ª, Isaac Rabin, ya ha advertido que la transferencia gradual de poderes limitados puede sufrir retrasos si la ANP no act¨²a en¨¦rgicamente para desactivar los grupos de integristas que contin¨²an atacando a israel¨ªes. Para el Gobierno de Rabin, Arafat debe demostrar que controla plenamente a su poblaci¨®n y que va a cumplir con su promesa de mantener el orden en los territorios aut¨®nomos.
La fecha definitiva ser¨¢ probablemente anunciada a mediados de mes. Entonces deber¨¢ decidirse adem¨¢s el calendario para las elecciones en los territorios as¨ª como los planes para el repliegue de las tropas israel¨ªes de los grandes centros urbanos de Cisjordania. Naturalmente, Israel est¨¢ a la espera de que Arafat demuestre que es capaz de contener la violencia de los grupos extremistas musulmanes que siguen matando dentro de las fronteras de Israel.
El obst¨¢culo del Parlamento
Encerrado en su despacho en la costa de Gaza, a Yasir Arafat no se le ve muy contento estos d¨ªas. En su m¨¢s reciente aparici¨®n en la televisi¨®n, israel¨ªes y palestinos vieron a un hombre demacrado, su rostro surcado por arrugas de fatiga y preocupaci¨®n. "Mucho trabajo", explicaba sin mayor convicci¨®n uno de sus ayudantes. "Abu Ammar no para".Al exceso de trabajo hay que a?adir el peso de los dilemas que atenazan al l¨ªder palestino. Arafat halla dificultades para cumplir con el paso que esperan los israel¨ªes: la convocatoria del Consejo Nacional Palestino (CNP, el "Parlamento en el exilio") para una sesi¨®n extraordinaria en Gaza con el fin de anular de la Carta Palestina de 1968 toda referencia hostil al Estado jud¨ªo.
Los palestinos ya han reconocido el derecho de Israel a existir como Estado. Consta en el documento Final aprobado en Argel en noviembre de 1988, pero Israel insiste en una declaraci¨®n espec¨ªfica de renuncia ¨¢ la pol¨ªtica de que clamaba por la destrucci¨®n del Estado jud¨ªo.
Inicialmente se habl¨® de una reuni¨®n del CNP en Gaza, pero el cuerpo de 500 miembros est¨¢ dividido. Llevan las de ganar los palestinos que se oponen a una reuni¨®n bajo la supervisi¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª. "Si Arafat intenta acatar las condiciones de Israel, se arriesga a colocar el ¨²ltimo clavo en el ata¨²d de su liderazgo pol¨ªtico", apuntaba hace poco Lamis Andoni, analista de la carta informativa The middle east international.
La condici¨®n israel¨ª es indispensable para poner plenamente en marcha la extensi¨®n de los poderes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania. Los palestinos exigen a su vez que Israel reconozca la existencia del proto-Estado palestino, algo que equivale a que el Gobierno del primer ministro Isaac Rabin sea quien le ponga el ¨²ltimo clavo a su propio ata¨²d pol¨ªtico.
Faruk Kadumi, el veterano "ministro de Exteriores" de la OLP y otrora brazo derecho de Arafat, se ha convertido en cabecilla del movimiento que se opone a cualquier reforma de la carta de la organizaci¨®n. Una reforma, dicen Kadumi y sus nuevos aliados de la izquierda palestina con base en Siria, s¨®lo podr¨ªa ser considerada una vez que se halla una f¨®rmula global de soluci¨®n al viejo conflicto de Oriente Pr¨®ximo, es decir, un arreglo que incluya las demandas de sirios y libaneses. La convocatoria del CNP queda, por tanto, en suspenso.
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