La Habana asiste perpleja al espect¨¢culo de los balseros
La Habana sigue siendo un astillero pese a las negociaciones sobre temas migratorios entre Estados Unidos y Cuba y al incierto destino que espera a los balseros en la base naval de Guant¨¢namo o en Panam¨¢. Nada parece detener la fiebre de las balsas. Ni las noticias del primer mot¨ªn en Guant¨¢namo, ni la escasez de neum¨¢ticos, br¨²julas, corcho y tablones; nada ha acabado con la construcci¨®n de botes y balsas caseras en las costas de Cojimar, Guanabo, Santa F¨¦, y tambi¨¦n en zonas urbanas como 10 de Octubre, Luyano y Buenavista.Desde que comenz¨® septiembre, la capital cubana se sumi¨® en las tinieblas debido a los cada vez mayores cortes del servicio el¨¦ctrico, que han llegado a ser de 12 horas diarias en algunos barrios. Sin embargo, esto no ha impedido que la gente siga construyendo balsas a media luz en el comedor de sus casas, ni que los vecinos de los barrios m¨¢s cercanos al mar acompa?en a los balseros a la costa para despedirles.
Es un espect¨¢culo chocante para los que recuerdan el ¨¦xodo de Mariel. Si en 1980 el solo hecho de solicitar la salida del pa¨ªs bastaba para que una multitud se congregase frente a tu casa y te tirara huevos, ahora es todo lo contrario. Los actos de repudio son ahora espont¨¢neas manifestaciones de apoyo y solidaridad.
H¨¦roes o locos
"!Suerte, suerte!", "?Qu¨¦ la Caridad del Cobre os acompa?e!", "?Vais a llegarl", son los gritos usuales en el malec¨®n o en las costas de roca del litoral norte de La Habana cuando un grupo de personas echa una balsa al mar. Como no hay casi centros de diversi¨®n en CentroHabana y La Habana Vieja ya es una costumbre bajar hasta el malec¨®n al caer el sol para despedir a los balseros, que son vistos como una mezcla de locos y h¨¦roes.En 10 de Octubre, Luyano y otros barrios de la capital, las despedidas a veces derivan en protestas contra el Gobierno cuando una familia termina una balsa, la saca de su casa y espera que llegue el cami¨®n para transportarla a la costa. As¨ª, la semana pasada, la partida de un grupo de amigos congreg¨® a cerca de quinientas personas, que de repente comenzaron a gritar consignas contra el socialismo y el. Gobierno, pero sin pasar a males mayores, ya que la protesta dur¨® s¨®lo unos minutos y la polic¨ªa ni apareci¨®.
Mientras, en algunas iglesias cat¨®licas de La Habana se forman colas diariamente para revisar las listas de los balseros que han llegado a Guant¨¢namo el d¨ªa anterior. Las listas son colocadas en la puerta, y se ven escenas de madres desesperadas al no encontrar el nombre de su hijo o se escuchan gritos de j¨²bilo cuando sucede lo contrario. Las autoridades a¨²n no han dado una cifra oficial de cad¨¢veres recogidos, pese a que han aparecido algunos ahogados en las costas del este de La Habana.
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