Adi¨®s de Mitterrand
LA CAMPA?A electoral para las presidenciales francesas ha comenzado ya. Hasta mayo de 1995 no debe elegirse al sucesor del presidente Mitterrand. Algunos candidatos clave tardar¨¢n a¨²n meses en proclamar su opci¨®n. Pero ciertos, factores hacen que cualquier movimiento de los presuntos sea visto como un virtual pistoletazo de salida y que el juego de posiciones de unos y otros divida profundamente no ya al cuadro pol¨ªtico general, sino al propio equipo de gobierno actual.El primer factor que ha contribuido a acelerar las cosas es el estado de salud del presidente. Operado en dos ocasiones, los rumores sobre su posible estado terminal se han disparado. El temor de que Mitterrand no pueda concluir su mandato -como ya le ocurri¨® a Pompidou, en 1974- ha obligado al propio presidente a "expresar su confianza" de que terminar¨¢ vivo su septenato. Sus declaraciones son testimonio de un gran hombre con todas las contradicciones y tragedias ¨ªntimas de un europeo del siglo XX. ?l mismo ha marcado el comienzo de la carrera por su relevo.
El alcalde de Par¨ªs y l¨ªder del gaullismo, Jacques Chirac, ha sido el primero en proclamarse candidato en un movimiento que aspira -a dificultar la apertura de campana a Balladur, jefe del Gobierno y subordinado suyo, al menos en las estructuras del partido gaullista. ?ste permanece impasible y no se espera que se pronuncie sobre su candidatura hasta enero. Es l¨®gico que no se haya declarado entusiasta de. la candidatura de Chirac.
El ministro d¨¦ Exteriores, el tambi¨¦n gaullista Jupp¨¦, s¨ª ha respaldado al alcalde de Par¨ªs, y se ha lanzado en busca de apoyos en el partido y el Gobierno. El ministro del Interior, Pasqua, es uno de los m¨¢s cortejados. No falta quien sospecha que ¨¦l mismo tiene ambiciones de la m¨¢s alta distinci¨®n. Y en el centro, el ex presidente Giscard d'Estaing, l¨ªder de la UDF, no oculta que se sigue considerando el mejor candidato contra los socia listas, aunque su entrada en liza, con Chirac y Balladur ya en el campo, a?adir¨ªa un alto grado de incertidumbre a la primera vuelta, poblada por tres pesos pesados del bloque conservador.
Posiblemente por ah¨ª avizoran los socialistas alguna posibilidad para se candidato, in p¨¦ctore, Jacques Delors, hasta fin de a?o presidente de la Comisi¨®n Europea, y que tambi¨¦n hace como que deshoja la margarita, cuando nadie ignora que desea ser candidato. Delors ha hablado ya con la convicci¨®n de quien quiere hallar motivos para presentarse y al menos no ser masacrado en las urnas en momentos en que el PS franc¨¦s es un garabato en la arena m¨¢s que un partido Pol¨ªtico.
La candidatura del presidente de la Comisi¨®n tendr¨ªa sentido, aventuran los deloristas, si la divisi¨®n del centro-derecha facilitara el pase a la segunda vuelta de un gran candidato de la izquierda. Y en esa segunda vuelta se especula con que el cat¨®lico Delors, para muchos m¨¢s democristiano que socialista, podr¨ªa morder votos al centro. Otros aseguran; en cambio, europe¨ªsta le enajenar¨ªa una buena imagen parte del voto cat¨®lico, donde hay poco amor por Maastricht.
Sobre el papel, el centro-derecha, si es capaz de no fragmentar sus opciones, deberla proveer sin apuros a la sucesi¨®n de mayo, en la estela de su aplastante victoria en las pasadas legislativas y el desmigajamiento del socialismo. Pero la batalla en todos los frentes, dentro y fuera de las coaliciones, electorales promete ser en Francia extraordinariamente compleja.
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