M¨¢s all¨¢ de lo humanitario
En un mundo normalmente caracterizado por el ego¨ªsmo y la insolidaridad, la inquietud y generosidad mostradas por miles de personas que se han movilizado por Ruanda y el impresionante despliegue de medios log¨ªsticos llevado a cabo por las organizaciones humanitarias para paliar en lo posible el sufrimiento de millones de habitantes de este peque?o pa¨ªs constituyen una clara se?al de que nuestra sociedad del bienestar a¨²n es capaz de sentir y de actuar.En los conflictos, la actividad humanitaria es necesaria y urgente, y constituye sin duda la ¨²nica garant¨ªa de supervivencia para miles de personas. En el futuro, incluso, habr¨¢ que mejorar y agilizar esa actividad, particularmente en los ¨¢mbitos esenciales de la salud y la alimentaci¨®n de las v¨ªctimas. M¨¢s all¨¢ de lo humanitario, no obstante, hay otra actividad igualmente necesaria y urgente, la pol¨ªtica, que es la que verdaderamente puede influir en el transcurso de los acontecimientos y, por tanto, en la din¨¢mica del conflicto.
Lo humanitario es una respuesta de socorro a las v¨ªctimas de un conflicto, pero no altera sustancialmente su din¨¢mica. Para ser efectiva, en s¨ªntesis, la actividad humanitaria ha de ir acompa?ada de una actividad pol¨ªtica. Ruanda es un buen (y dram¨¢tico) ejemplo de lo que ocurre cuando ambas actividades no siguen el mismo ritmo, esto es, cuando lo pol¨ªtico (por escaso o improcedente) no es un aliado de lo humanitario. Veamos algunos ejemplos.
La creaci¨®n de una zona temporal de protecci¨®n francesa en el suroeste del pa¨ªs fue, ciertamente, una decisi¨®n de tipo pol¨ªtico, destinada antes que nada a frenar el avance de las fuerzas del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR) y a formar un santuario para una parte del Gobierno ruand¨¦s y sus milicias. El intento ha sido en vano, pues a partir de la marcha francesa, el FPR ocupar¨¢ con rapidez el territorio que les resta, poniendo punto final a la existencia de una zona totalmente artificial, cuya creaci¨®n ha retrasado o impedido la adopci¨®n de otras medidas pol¨ªticas de car¨¢cter general sobre Ruanda.
Una de esas medidas es la de detener a las personas responsables de las matanzas, sean miembros del anterior Gobierno", del Ej¨¦rcito, de las milicias o, por supuesto, del FPR. Pero ?qui¨¦n, o qu¨¦ instancia, est¨¢ capacitado para llevar a cabo esta tarea? ?Qui¨¦n exigir¨¢ responsabilidades al FPR, vencedor de la fase militar del conflicto y por tanto, el grupo que domina la situaci¨®n del pa¨ªs? ?Por qu¨¦ los franceses no han detenido a los culpables refugiados en su zona de seguridad? ?Qui¨¦n persigue desde Zaire a los criminales del genocidio? ?Qui¨¦n impide la vergonzosa rapi?a de los soldados zaire?os y qui¨¦n presiona al Gobierno de Mobutu para que act¨²e al menos con disimulo? ?Qui¨¦n detiene a los milicianos que roban y causan terror en los mismos campos de refugiados? ?Por qu¨¦ estamos todos esperando la guerra de Burundi?
El aspecto afectivo y efectivo de lo humanitario ha protagonizado la informaci¨®n sobre el drama ruand¨¦s, relegando el an¨¢lisis y la actuaci¨®n pol¨ªtica a un segundo plano, cuando no al olvido. Para los medios de comunicaci¨®n, ense?ar a las v¨ªctimas es mucho m¨¢s rentable que se?alar a los culpables, y para los organismos internacionales, atender a los refugiados es prioritario, a la denuncia de los responsables de esos desplazamientos forzados. Se ha dado la paradoja de que algunos de los que han planificado esos desplazamientos masivos se han alojado en el mismo hotel donde pernoctan responsables de organizaciones humanitarias. Unos deciden, y otros van a remolque.
El FPR no es, adem¨¢s, un grupo guerrillero mitificable. Ha causado aut¨¦ntico terror en los ¨²ltimos cuatro a?os, y es responsable de miles de ejecuciones, especialmente de gente culta y preparada para la cr¨ªtica. Su inter¨¦s en eliminar a religiosos no es gratuito. El miedo de la mayor¨ªa de los ruandeses hacia el FPR no es s¨®lo el resultado de la manipulaci¨®n de las radios ¨¦tnicas y de los intereses del anterior Gobierno ruand¨¦s; es tambi¨¦n el resultado, la cosecha, de m¨²ltiples desapariciones, violaciones y asesinatos perpetrados por una guerrilla formada por muchos ni?os adoctrinados al estilo camboyano. En este sentido, el futuro de Ruanda es francamente incierto, y es previsible una larga ¨¦poca de oscuridad, delaciones y desapariciones nocturnas. Y como el nuevo Gobierno necesitar¨¢ durante mucho tiempo de la ayuda internacional para reconstruir el pa¨ªs, seria conveniente condicionar esa ayuda a un claro respeto de los derechos humanos.
Una actuaci¨®n preventiva ante ese futuro que se avecina ser¨ªa la de enviar numerosos observadores internacionales, tanto a Ruanda como a Burundi, para la vigilancia de los derechos humanos. Pero no disponemos ni de voluntarios suficientes ni. del mandato, los medios y la autoridad para llevar a cabo esa labor con eficacia, determinaci¨®n y seguridad. Es m¨¢s, uno de los riesgos que se corren en estos, momentos es que la presencia en Ruanda de un peque?o e insuficiente dispositivo de cascos azules constituya una cobertura pol¨ªtica para el nuevo Gobierno ruand¨¦s, cuando en realidad estos cascos azules no tienen la capacidad de controlar pr¨¢cticamente nada.
En cat¨¢strofes de naturaleza pol¨ªtica no basta con lo humanitario. Es m¨¢s, si s¨®lo act¨²a el componente humanitario, el conflicto puede crecer y perdurar, porque no hay ning¨²n tratamiento a las coordenadas que influyen en el mismo. Que sea necesario no quiere decir que sea suficiente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Cascos azules
- Guerras hutus y tutsis
- Limpieza ¨¦tnica
- FPR
- MSF
- Estado excepci¨®n
- Misi¨®n paz
- Opini¨®n
- Misiones internacionales
- Mediaci¨®n internacional
- Contactos oficiales
- Administraci¨®n militar
- Ruanda
- Delitos contra Humanidad
- ONG
- Proceso paz
- Solidaridad
- Programas ONU
- ONU
- ?frica
- Pol¨ªtica exterior
- Conflictos pol¨ªticos
- Partidos pol¨ªticos
- Guerra
- Defensa